El trauma de víctima del pederasta de Ciudad Lineal: «No me gusta que me miren por lo que pasó»

EFE

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El móvil del acusado no permite saber con exactitud los recorridos que hizo

25 nov 2016 . Actualizado a las 16:35 h.

Dos psicólogas que trataron a una de las víctimas del presunto pederasta de Ciudad Lineal han declarado este viernes en el juicio que la niña sufrió muchas secuelas y que no le gustaba que su entorno la reconociese a raíz de las informaciones de los medios de comunicación: «No me gusta que me miren por lo que pasó».

Lo han dicho en la primera sesión de la fase pericial del juicio que se celebra en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid, encargada de juzgar a Antonio Ángel Ortiz, de 44 años, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas en el madrileño barrio de Ciudad Lineal.

Se trata de una niña de 9 años que fue presuntamente agredida por Ortiz el 10 de abril del 2014 en un piso de la calle Santa Virgilia, donde se encontraron, según el sumario, restos biológicos de la pequeña.

La suya fue una declaración «altamente congruente», han destacado las psicólogas forenses, «muy rica en detalles» compatibles con haber sufrido una agresión sexual.

El relato de los hechos de esta niña y el croquis que realizó sobre el citado domicilio fue clave para localizar el piso donde el acusado supuestamente cometió dos de las cuatro agresiones sexuales.

Según la psicóloga, la menor era una niña «poco sugestionable» que se llegó a dar cuenta de que Ortiz la había mentido, la había abordado en un parque y se la había llevado con la excusa de que era amigo de su madre.

«Me di cuenta que mi madre no iba a venir», llegó a decir en un momento dado la pequeña. Para evitar «mayor victimización» de la niña, las doctoras declinaron pedirle que contase lo ocurrido y dieron credibilidad al testimonio que ésta contó a su madre.

La niña relató a su madre que su agresor le dio unas pastillas -esta menor fue a la primera a la que Ortiz presuntamente suministró tranquilizantes-. Estos detalles, según la psicóloga son muy difíciles de inventar por parte de una niña de seis años.

También dijo que se asustó muchísimo y que empezó a vomitar. Agentes de la Policía encontraron en el piso de Santa Virgilia restos de vómito después de un intenso registro que duró más de diez horas. Con todo, las psicólogas descartaron desde el punto de vista psicológico «la fabulación de la menor y, por supuesto, una inducción externa» debido a que daba detalles que escapaban a su invención. 

El móvil no permite saber con exactitud los recorridos

Dos agentes expertos en telecomunicaciones han explicado este viernes en el juicio contra el presunto pederasta de Ciudad Lineal que no se pueden determinar con exactitud los recorridos que hizo el acusado a través del análisis de su móvil y que solo se puede saber dónde estuvo el terminal en algunos momentos.

Según los agentes, si no se acude a la tecnología GPS, no se puede determinar el recorrido exacto que pudo hacer Antonio Ángel Ortiz. El informe de la Policía se basó en un estudio de medición en el terreno de las conexiones que recibía el terminal del presunto pederasta por parte de las antenas cercanas.

Pero a través de esta tecnología, solo es posible saber las señales recibidas y emitidas por el móvil a dichas antenas, por lo que se le podría situar en determinados lugares pero no tener constancia del itinerario que realizó. «A todas luces, determinar un itinerario con antenas no puede ser contrastado, solo se puede saber si le da señal la antena al móvil», ha asegurado uno de los agentes.

De esta forma, los peritos han afirmado que detectaron «mucha intensidad» de señal en la calle Montearagón -donde vivía Ortiz-, en la zona de la calle Santa Virgilia -donde presuntamente cometió la segunda agresión- y en la carretera de Canillas, cercana al descampado donde presuntamente cometió la última agresión.

Ortiz no tuvo necesariamente que llamar o recibir una llamada para identificarle en las zonas donde presuntamente cometió los delitos, sino que bastaba con que una aplicación de su móvil se actualizase automáticamente o que recibiese un mensaje.

No obstante, han aclarado los peritos, un móvil está constantemente cambiando de antena para adquirir señal óptima e incluso puede estar conectado a varias, con lo que el móvil del acusado no necesariamente podría coger señal de la antena más cercana y es complicado saber con exactitud dónde estaba.

Este informe ha contrastado con el presentado por la defensa del acusado, que desmiente que Ortiz estuviese en las zonas donde le sitúa la Policía en los momentos de las agresiones.

Sin embargo, los agentes consideran que este informe es demasiado teórico y que determina con demasiado detalle dónde se situó Ortiz en algunos momentos.

Además, este estudio no incluyó mediciones sobre el terreno que, según los agentes, aproximan más las averiguaciones a la realidad y realizó un análisis erróneo de la actividad del móvil de Ortiz en el caso de la tercera agresión, que tuvo lugar presuntamente el 17 de abril del 2014, mientras que los peritos analizaron las señales del terminal el 7 de abril.