El autor del ataque en Berlín se ofreció como suicida al Ejército Islámico

Francisco Espiñeira Fandiño
fRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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La cronología de Anis Amri

La Guardia Civil asegura que Amri no tiene ningún vínculo con España

29 sep 2023 . Actualizado a las 20:40 h.

La policía alemana y los servicios secretos siguen sin localizar a Anis Amri, el principal -y único, al menos por el momento- sospechoso de conducir el camión que embistió un mercadillo navideño en Berlín y que se ofreció al Estado Islámico para perpetrar un ataque suicida.

Las autoridades germanas ya tienen claro que Amri, del que no consta vinculación alguna con España, estuvo en el lugar del crimen. Hallaron no solo documentación a su nombre, sino que las huellas dactilares del tunecino estaban en la cabina del camión de la muerte.

La caza al hombre no se restringe a Alemania. Europol ya ha recibido todos los datos de la policía germana y no se descarta ningún paradero para intentar localizar a un sospechoso que, según la alerta policial, podría estar armado y preparando un nuevo atentado.

La policía efectuó varias operaciones ayer por la mañana por toda Alemania, como en Dortmund (oeste), en Renania del Norte- Westfalia, región en la que Amri vivió durante un tiempo. Además, se llevaron a cabo registros en un centro de refugiados del mismo sector y en dos apartamentos de Berlín.

También se registró un autobús en Luxemburgo, que iba camino de Bosnia. El diario Süddeutsche Zeitung reveló que los investigadores creen que Amri podía haber planeado viajar a Siria para sumarse a las filas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que reivindicó el martes el ataque de Berlín, y que incluso el sospechoso tunecino se había entrenado para ello.

Los investigadores tratan de esclarecer ahora las posibles conexiones de Amri, un joven al que su familia considera incapaz de cometer semejante atentado. «Bebía mucho y no rezaba nada», contaba uno de sus hermanos desde la ciudad tunecina de Oulestia. Otro de sus familiares se mostraba consternado. «Amir llamó hace unos días para decirnos que venía y que se había comprado un coche nuevo. Que tenía un proyecto en mente», afirmaba.

Pero toda esa supuesta normalidad familiar era ficticia. Casi al mismo tiempo que hacía partícipe a su familia de un supuesto retorno, entraba en contacto en las redes con el grupo Ansar al Sharia, la rama yihadista en Túnez, autora del atentado contra el enclave turístico de Susa, y llenaba de comentarios elogiosos sus acciones terroristas.

En Alemania se le investigaba por toda clase de delitos, el más grave de ellos un apuñalamiento en la estación de autobuses de Berlín en septiembre. Sus palabras y algunos documentos hallados verificaron su deriva hacia el yihadismo, aunque la policía berlinesa tuvo que liberarlo por falta de pruebas. Ayer se supo que avisaron a los servicios de inteligencia y que Amri fue puesto bajo vigilancia, pero consiguió desaparecer de los ojos de los agentes a mediados de octubre. Oficialmente, se le dejó de seguir por falta de interés y evidencias.

Según The New York Times, el tunecino también era conocido de las autoridades estadounidenses por haberse puesto en contacto, al menos una vez, con el EI a través de una red de mensajería telefónica y por haber buscado en Internet cómo fabricar explosivos. Der Spiegel, citando escuchas telefónicas de predicadores islamistas, desveló que Amri se había propuesto como voluntario «desde hacía meses para una misión suicida». Incluso había especulado con la posibilidad de perpetrar un robo con el que financiar la compra de armas automáticas.

Sin relación

Los servicios de información de la Guardia Civil y la Policía Nacional aseguraron que el principal sospechoso del atentado de Berlín no tiene ningún vínculo con España, según fuentes de la lucha antiterrorista. Tras el intercambio de información y la solicitud de colaboración de las autoridades alemanas, las fuerzas de seguridad españolas han confirmado que Amri no ha estado en nuestro país ni, en principio, ha tenido contactos en el país, según informó Efe.

La falta de coordinación entre las policías en el espacio Schengen queda en evidencia

Aunque la familia de Anis Amri insiste en que el supuesto terrorista tunecino llegó a Europa «para ayudarnos a todos a tener un futuro mejor», lo cierto es que el magrebí supo explotar las debilidades y agujeros de la Unión Europea para ocultar sus antecedentes delictivos.

El turbulento pasado del tunecino llena numerosos atestados policiales. Amri salió huyendo de su país natal en el 2011 mientras estaba siendo investigado por un robo a mano armada. Fue condenado en rebeldía a una pena de cinco años de prisión. Pero para entonces ya estaba en Sicilia tras cruzar en febrero el Mediterráneo en barco tras el estallido de la llamada Primavera Árabe. Poco tarda en volver a delinquir. Instalado en un centro de acogida cercano a Catania, se une a otros tres compinches y asalta una escuela, que acaba quemando. Capturado por la policía, es condenado a cuatro años de cárcel, que cumple entre Catania y Palermo. «Ahí es donde entró en contacto con los yihadistas», lloraba ayer su familia.

En junio del 2015 sale de prisión y las autoridades italianas, al no poder deportarlo a Túnez, le dan instrucciones para abandonar el país. En septiembre llega a Alemania, donde se registra como demandante de asilo bajo cuatro identidades diferentes.

Casi un año después, su nombre sale en la reunión del Centro Conjunto de Lucha Antiterrorista de Berlín, pero nada hay de sus antecedentes en los archivos. Otra vez, como en Bruselas y París, fallaron los filtros de información de seguridad.

Un delincuente violento que amenazó a un preso con cortarle la cabeza

Mientras la estrategia de primar con cien mil euros a cualquiera que aporte una pista sobre el paradero de Anis Amri sigue sin dar frutos, los datos sobre el perfil del tunecino no hacen más que incrementar el temor de los investigadores sobre la posibilidad de que pueda efectuar nuevos ataques en los próximos días.

Los antecedentes policiales de Amri hacen referencia no solo a robos, trapicheo de drogas y destrozos. Fuentes del Gobierno italiano filtraron ayer un informe en el que se detalla «el carácter extremadamente violento» del magrebí durante su paso por Sicilia. Según ese documento oficial, el supuesto terrorista llegó a amenazar a otro preso que compartía pasillo con él. «Te corto la cabeza», le dijo tras un enfrentamiento entre barrotes.

En fuentes de la investigación también ha sorprendido la celeridad con la que el Estado Islámico ha reivindicado el atentado y calificado a Amri como un soldado del califato. Según diversos expertos, es la primera vez que los yihadistas anuncian su responsabilidad antes de que el autor muera o sea capturado por las fuerzas de seguridad.

Algunos conocedores de las interioridades del EI especulan con la posibilidad de que la reivindicación sea una manera de aumentar la presión sobre Anis Amri para que cometa un atentado suicida y complete su teórica misión de destrucción.

De momento, la policía sigue sin pistas sobre su paradero, aunque está revisando todos los lugares por los que el supuesto terrorista ha pasado a lo largo de los últimos 18 meses: residencias conocidas, centros religiosos frecuentados y hasta cibercafés. «Toca trabajar en silencio», pidió el Gobierno alemán.