La justicia gala sienta a Sarkozy en el banquillo por financiación ilegal

Alexandra F. Coego CORRESPONSAL / PARÍS

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Nicolas Sarkozy
Nicolas Sarkozy Ian Langsdon | Reuters

Nuevas revelaciones sobre la mujer de Fillon deprimen aún más su candidatura

08 feb 2017 . Actualizado a las 00:41 h.

A Nicolás Sarkozy se le ha acabado el descanso que se dio tras su derrota en las primarias de la derecha. Un juez de instrucción ha ordenado llevarle al banquillo de los acusados por el caso de la financiación ilegal de su campaña presidencial, en la que sobrepasó el fondo de gastos permitido en más de 20 millones de euros [el ex presidente gastó 48 millones en total]. La suma astronómica fue maquillada a través de facturas falsas emitidas por la agencia de comunicación Bygmalion. Según la orden judicial, Sarkozy «se benefició incontestablemente de los fraudes, que le permitieron disponer, durante su campaña de 2012, de medios muy superiores a los que la ley autoriza».

El documento solicita llevar a juicio a otras trece personas involucradas, entre ellas el director de Bygmalion y el entonces director de campaña, por complicidad en el fraude, emisión de documentos falsos y abuso de confianza. Si bien reconoce diversos niveles de responsabilidad, el magistrado estima que «más que nadie, cabía esperar que él conociese, respetase e hiciese aplicar por sus equipos las disposiciones legales» de financiación. La de 2012 no es la única campaña bajo investigación por fraude. Sarkozy está también acusado de recibir financiación de parte del dictador libio Moamar el Gadafi en 2007 de cara a las elecciones presidenciales. Según Le Monde, la investigación, abierta hace más de tres años, ha reunido suficiente información para que la opción de un juicio se plantee seriamente. 

La decisión judicial podría verse como un balón de oxígeno para Fillon, ya que cierra definitivamente la puerta al retorno a primera fila de quien fue su gran rival en las primarias, pero el alivio de aquel tuvo pequeño recorrido. La participación de uno de sus hijos, contratado como colaborador parlamentario, también podría agravar los cargos de financiación ilegal que se ciernen sobre el candidato de Los Republicanos. Según él mismo dijo, Charles Fillon le ayudó entre enero y junio de 2007 «trabajando en el programa del candidato a las elecciones presidenciales sobre los temas institucionales». Una tarea fuera de las de un asistente parlamentario que, de confirmarse, significaría una financiación ilícita, ya que Charles Fillon fue remunerado por el Senado con fondos públicos. En los seis meses en los que asistió a su padre, el estudiante de Derecho tuvo un salario de más de 4.000 euros brutos al mes. 

El ex primer ministro justificó el lunes su decisión de contratar a los miembros de su familia insistiendo en que tan solo había «privilegiado una relación de confianza que ahora es vista con recelo». Durante su discurso, Fillon, que según los últimos sondeos se quedará fuera de la segunda vuelta, anunció el inicio de «una nueva campaña» que le ha durado poco. Ayer al mediodía, el periódico Le Canard Enchaîné desveló nuevos detalles sobre los cobros de la señora Fillon. Según el diario, Penelope cobró 45.000 euros en indemnizaciones por despido, la guinda de un pastel de más de 800.000 euros por unos servicios bajo sospecha de ser ficticios. El candidato se defendió con un comunicado, en el que señaló que las cantidades «estaban incluidas en el cálculo de su salario medio» que hizo público el lunes.

Por su parte, Emmanuel Macron se vio obligado a atajar un insistente rumor que le atribuye una relación con Mathieu Gallet, presidente de Radio France. Según Colpisa, el nuevo favorito para ser el futuro presidente ha cortado por lo sano. En un mitin celebrado en París cogió el toro por los cuernos. «Si en las cadenas de mails os dicen que tengo una doble vida con Mathieu Gallet o cualquier otro, es mi holograma, pero no puedo ser yo», ironizó el marido de Brigitte Trogneux, su antigua profesora de francés, que le lleva 24 años.

Tercera noche de disturbios en el norte de París tras la violación de un joven negro durante un control policial

Tercera noche de disturbios en el norte de París tras la imputación de cuatro policías por violencia voluntaria y la violación de un joven negro de 22 años durante un control de identidad el pasado jueves. Los incidentes, que tuvieron lugar en el suburbio parisino de Aulnay-sous-Bois, acabaron con la detención de 26 personas por delitos de grupo armado, violencia y degradación de bienes privados. La noche acabó con 23 papeleras incendiadas, 11 coches quemados y un restaurante de comida rápida y a un garaje dañados por un intento de incendio.

Los agentes enviados a la zona dispararon al aire balas reales en hasta en siete ocasiones para dispersar a los manifestantes, que lanzaban proyectiles y cócteles molotov. Según las prefectura de policía, «los agentes, rodeados y acorralados, sin otro medio de defensa puesto a su disposición, hicieron uso de sus armas de fuego».

François Hollande se expresó sobre el caso por primera vez ayer, cinco días después de la hospitalización de la víctima. «El juez tomará la decisión para determinar los hechos y permitir que el ciudadano sepa que será protegido si sus derechos han sido pisoteados, si su integridad física ha sido cuestionada», declaró antes de dedicarle una visita en el hospital. Bernard Cazeneuve fue mucho más contundente. Insistió en que los policías y los gendarmes «deben ser en cada instante absolutamente ejemplares» y apeló a «la más dura firmeza» a la hora de juzgarles.

El joven, llamado Theo, fue operado de heridas graves en la zona rectal infligidas con la porra extensible de uno de los policías y tendrá que estar de baja durante al menos dos meses. En su testimonio, el veinteañero sostiene que durante el ataque fue además objeto de insultos racistas.