Colombia inicia la negociación de paz con la guerrilla del ELN

héctor estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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RODRIGO BUENDIA | AFP

Es el cuarto intento que se acomete para llegar a un acuerdo

08 feb 2017 . Actualizado a las 08:13 h.

Colombia se ha embarcado en nuevas negociaciones de paz tras las que cerró hace unas semanas con las FARC. Ahora toca el turno del Ejército Nacional de Liberación (ELN), la segunda mayor guerrilla del país, que cuenta con alrededor de 1.500 combatientes y con miles de milicianos enrolados en sus filas. La mesa de debate con el Gobierno de Juan Manuel Santos quedó inaugurada ayer en Quito con un retraso de más de tres meses sobre el calendario programado en un principio, que preveía echar a andar el pasado 27 de octubre.

El Gobierno reclamaba entonces la liberación del excongresista Odín Sánchez, en manos del ELN, pero la guerrilla se negó. El político fue liberado finalmente el pasado día 2 a cambio de la excarcelación de dos guerrilleros. Bogotá dio ese mismo día luz verde a las negociaciones.

Este va a ser el cuarto intento histórico de llegar a un acuerdo con el ELN. El grupo, que tiene una agenda nacionalista, surgió en 1964. Concentra sus operaciones en el control de los recursos naturales. Realiza constantes atentados contra oleoductos, torres eléctricas e instalaciones de multinacionales y se financia a través del narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro. Un sacerdote español, Manuel Pérez, alias Poliarco, lideró a los insurgentes durante 25 años.

Cohesión interna

No serán unas negociaciones sencillas. El ELN es una organización menos jerarquizada y más horizontal que las FARC y, además, existen dudas sobre su cohesión interna. El líder de los guerrilleros es Nicolás Rodríguez, alias Gabino, pero cada frente tiene un portavoz propio. Esa multiplicidad de voces podría ralentizar el debate.

Otro foco de preocupación para los expertos está puesto en el mismo modelo de negociación. El ELN ha pedido la participación de la sociedad civil y de todos los actores políticos, incluida la derecha. «No solo quieren consultar a esos grupos. Pretenden que incidan en el diseño de los acuerdos bajo lo que ellos llaman poder popular. Eso, en términos de una negociación que tiene unos tiempos, y ha de llegar a un fin, es muy difícil de manejar», comenta Eduardo Álvarez, de la Fundación Ideas para la Paz.

Los guerrilleros pretenden, además, sellar cambios en la política socioeconómica del país: «Ellos dicen que solo dejarán las armas cuando se den esos cambios. ¿Las van a dejar entonces dentro de 50 años?», se pregunta Álvarez. El experto cree que el ELN dará un debate «mucho más bravo» que las FARC al tener una base intelectual muy fuerte.

El ELN estaría, asimismo, ocupando zonas donde tradicionalmente operaban las FARC. Se ha justificado argumentando que se lo piden las mismas comunidades como protección ante la «persecución» política. El principal problema de ambas partes es el tiempo. Las elecciones presidenciales se acercan y será difícil firmar el acuerdo durante el mandato de Santos. Tienen un año y medio para intentarlo.