La posible continuidad de Cospedal en la secretaría general fractura al PP

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

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benito ordoñez

La número dos se reivindica como pararrayos de Rajoy y pide perdón por la corrupción

11 feb 2017 . Actualizado a las 12:02 h.

La posible continuidad de María Dolores de Cospedal como secretaria general fracturó ayer en dos mitades al PP, en una muestra del rechazo que genera en un amplio sector del partido el hecho de que pueda compatibilizar la dirección de la organización con los cargos de ministra de Defensa y líder regional en Castilla-La Mancha. En un congreso que se preveía sin sobresaltos y a la mayor gloria de Rajoy, la votación de la enmienda presentada por Francisco Risueño, compromisario de Cuenca, que se oponía a que De Cospedal compatibilizara esos cargos estuvo a punto de dar una sorpresa.

La propuesta fue rechazada por un estrecho margen de solo 25 votos: 328 en contra, frente a 303 a favor y ocho abstenciones. La votación cobra más relevancia por el hecho de que se realizara a mano alzada, lo que indica que los críticos a la secretaria general no se ocultan. Aunque el vicesecretario de organización, Fernando Martínez-Maillo, se había fajado en las negociaciones previas para asegurar el rechazo a la enmienda, la ausencia de muchos compromisarios en el plenario a la hora de realizar la votación hizo temer lo peor. Solo votaron 639 de los más de 3.000 acreditados. Lo ajustado del resultado hizo que se tuvieran que recontar varias veces los votos. Pese a que el camino queda libre para la reelección de la secretaria general, Rajoy mantiene el hermetismo total sobre su decisión. «Mañana, mañana», respondió cuando fue preguntado.

Pero, después de escuchar el discurso de la número dos, pocos dudan de que seguirá. Frente a quienes llevan tiempo tratando de descabalgarla de Génova, ayer reivindicó su labor al frente del partido como «faro y pararrayos» de un Ejecutivo del PP que, según dijo, tuvo que tomar tras «las medidas más impopulares y más duras que un Gobierno se ha visto obligado a tomar» y que fueron «casi heréticas y en las antípodas de nuestro compromiso electoral».

Con ella al frente, «lejos de ponerse de perfil, el PP se batió el cobre y siguió a pie del cañón defendiendo al Ejecutivo de Rajoy», señaló para defender una gestión que, a pesar de todo, fue aprobada ayer por unanimidad. De Cospedal explicó que esa defensa a ultranza de las decisiones adoptadas por el Gobierno tuvo un fuerte coste político, fruto de la «lógica incomprensión social». Pero gracias a ese esfuerzo en los momentos más duros ha sido posible, a su juicio, que el PP haya ido remontando luego, a medida que mejoraba la situación del país, en todos los procesos electorales celebrados. «Hicimos pedagogía del sacrificio», señaló.

Aznar, ausente por primera vez

En el inicio de un congreso marcado por las condenas de prisión para los principales cabecillas de la trama Gürtel y por la ausencia por primera vez del ex presidente de honor, José María Aznar, De Cospedal no eludió las referencias a la corrupción. Y lo hizo con un nivel de autocrítica desacostumbrado en el PP en los últimos tiempos. «En algún caso tardamos en reaccionar», reconoció, al tiempo que admitió que los populares no fueron «lo ágiles que la sociedad demandaba». Pero ese argumento le sirvió para atacar a otros que, según dijo, «nunca han sido ágiles» frente a esta lacra. «Pedimos perdón a la sociedad española por la corrupción», dijo, al tiempo que señaló que frente a ella «solo sirve la vigilancia y la condena sin reserva». Pero cuestionó también que se utilicen los tribunales de justicia «para dañar la vida pública si no hay causa cierta».

Instó a su partido a defender la unidad interna como uno de sus mayores valores, frente a formaciones como los «Pimpinela de Vistalegre», en referencia a las disputas en Podemos, y de otros partidos, como el PSOE, que han sido capaces, según aseguró, de formar gobiernos tripartitos o pentapartidos y de cambiar su ideología «según soplara el aire».

Agrio rifirrafe Hernando-Errejón en la distancia

Un agrio rifirrafe en la distancia mantuvieron ayer los portavoces del PP y de Podemos en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando e Íñigo Errejón, a cuenta de los problemas que afrontan sus partidos. El popular comparó la lucha por el entendimiento en el seno de su partido con la crisis interna de Podemos, que hoy están «en una plaza de toros a botellazo limpio y dispuestos a sacrificar a un niño», dijo en alusión al secretario político. Errejón respondió pidiendo a los dirigentes del PP que se preocupen de que su próximo congreso no se lleve a cabo «en un centro penitenciario».

En la izquierda hay militantes, en el PP, afiliados

El PP aceptó una enmienda impulsada por la presidenta del PP en Puente de Vallecas (Madrid), Eva Durán, para que en los estatutos se elimine el término militantes, que pasarán a partir de ahora a llamarse afiliados o simpatizantes. En una debate a puerta cerrada, Durán propuso que se elimine la denominación de militantes y se llamen afiliados porque, a su juicio, se «confunde» con los militantes de izquierdas, según informa Europa Press. Tras su intervención, Durán -que fue diputada por Madrid en la pasada legislatura- recibió un fuerte aplauso de los más de 3.000 compromisarios que asistían al debate de la ponencia.

Una segunda vuelta solo con dos candidatos

El PP ha cambiado el modelo inicialmente propuesto para elegir a su presidente, de forma que solo dos candidatos, y no más, podrán pasar a la segunda vuelta -en la que votan los compromisarios-, siempre que ninguno de los aspirantes logre ser proclamado en la primera. Es una aportación de Fernando Martínez-Maillo que fue aprobada ayer por el plenario. En el documento inicial podían pasar todos los aspirantes que superasen el 20 % de los votos. En cuanto a la enmienda del PP de Valencia sobre la limitación de mandatos en los cargos orgánicos, no llegó a debatirse porque fue retirada antes de iniciarse el debate de la ponencia de estatutos.