Íñigo Errejón, el funambulista

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Ballesteros | EFE

Es el más joven de los grandes líderes nacionales, tiene un gran dominio de los idiomas y ahora afronta una etapa de incertidumbre y reconstrucción

12 feb 2017 . Actualizado a las 14:30 h.

Ser politólogo y político ya requiere de una especial habilidad para encontrar el equilibrio entre la ciencia y la práctica. Íñigo Errejón compatibiliza esas dos condiciones y en su nueva posición en Podemos va a poner a prueba más que nunca sus capacidades de funambulista.

Nacido en Madrid, el 14 de diciembre de 1983, Íñigo Errejón Galván es el político más joven de los grandes líderes nacionales; tiene fama de 'cerebrito' -será porque abruma un poco su expediente académico y su dominio de los idiomas-; y le elogian su pragmatismo y dotes de estratega.

, y en la que le gusta escuchar música y comunicarse siempre que puede, como hace con algunos compañeros de escaño como el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech.

Errejón, a quien sus adversarios reconocen su talante conciliador y buenas maneras, tiene buena culpa también de hayan vuelto a la política española conceptos como la patria, la transversalidad o la radicalización de la democracia.

Incluso «Construir Pueblo», título del libro que escribió con la politóloga belga Chantal Mouffe, viuda de otro de sus referentes intelectuales, el teórico posmarxista argentino Ernesto Laclau.

Tras las europeas

A Errejón se le atribuye el diseño de ese camino que emprendió Podemos tras las elecciones europeas alejándose de sus mensajes más radicales y cambiando el tradicional eje izquierda-derecha por el de arriba-abajo.

Ese espíritu que no quiere perder y que respiró en el 15M en 2011, movimiento en el que se implicó activamente, junto a otros compañeros con los que puso a funcionar los engranajes de Podemos, donde hasta hoy era el 'número dos'.

Íñigo Errejón es también, según la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el diputado a quien más se ve con el móvil en el escaño.

Hace sólo dos meses se llevó el premio al diputado 2.0 de la Asociación de Periodistas Parlamentarios por su frenética actividad en las redes sociales, en las que hizo famoso aquel «núcleo irradiador» de difícil comprensión.

Llegó a reconocer que Podemos tenía que descodificarse y hablar para todos los españoles, aunque a veces se hace entender muy bien.

Competición

Estos días de competición en la formación morada nos ha mostrado también su afición a las metáforas y comparaciones fáciles, esas que tienen tanto éxito entre los periodistas.

Como muestra nos deja el «toque de corneta» con el que en su opinión no debía decretarse la unidad en Podemos, o la «pelea de gallos» que no quería en Vistalegre II con su amigo de juventud Pablo Iglesias.

Muchas veces ha dicho el propio Errejón que su relación con Iglesias ha cambiado desde que coincidieron en la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense.

Han tenido que madurar, aprender a conciliar la amistad que construyeron en la adolescencia con su condición de compañeros y políticos, y han pasado momentos duros.

Uno de ellos, sin duda, fue cuando Iglesias cesó de forma fulminante al exsecretario de Organización Sergio Pascual, hombre de confianza de Errejón, quien después permaneció 13 días en silencio que se tomó para «reflexionar».

De Iglesias ha tenido que escuchar últimamente ásperos reproches: que no iba de frente, que no era valiente y que buscaba fantasmas para no confrontar directamente sus diferencias.

El líder del partido morado ha llegado a decir que hasta ha cambiado su forma de vestir. «Ya no voy todos los días en chándal como cuando tenía 19 años», respondía Errejón.

Ahora ya no tiene 19, sino 33, y de ellos lleva dos en el Congreso, donde ha aprendido que para bandearse en el Parlamento a veces hay que hacer malabares, los mismos que harán falta en Podemos para convertir en realidad la integración de todas las sensibilidades del partido, aunque a lo mejor no está ya en su mano.

Será una tarea complicada visto el ambiente de las últimas semanas entre sus dirigentes, algunos de los cuales hicieron de Errejón el protagonista de una campaña en las redes señalándole el buen camino con el lema 'Íñigo Así No'.

Ahora tienen que volver a «remar juntos».

Así que, si echaba de menos el tiempo para la lectura y la reflexión pausada, que tanto le gustan y que no ha podido disfrutar entre tanta campaña electoral que diseñaba en su partido y el trabajo de portavoz parlamentario, es seguro que va a tener además otros quebraderos de cabeza.

Para la labor que Podemos tiene por delante quizá más que un equilibrista se necesite un prestidigitador, o incluso un cirujano capaz de coser todas las heridas.

Así que el hasta ahora secretario político de Podemos tendrá que hacer lo que pueda y donde pueda, o donde le dejen, de momento, que puede ser en la cuerda floja.