Trump acusa a Obama de urdir las filtraciones y protestas en su contra

ADRIANA REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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BRENDAN SMIALOWSKI | Afp

Críticas al presidente de 120 generales por aumentar el gasto militar a costa de la diplomacia

01 mar 2017 . Actualizado a las 07:48 h.

Donald Trump sigue viendo la mano de su antecesor, Barack Obama en muchas de las acciones negativas que han tenido lugar a lo largo de sus cinco semanas de mandato. «Creo que Obama está detrás», dijo rotundo Trump al referirse a las protestas que muchos congresistas republicanos han sufrido en los town halls (asambleas locales) de sus distritos. «Está detrás porque su gente está detrás, pero entiendo que así es la política», añadió el presidente acusando también al Partido Demócrata.

Las imputaciones no se quedaron ahí. Trump también vio a Obama como la mano que mece la cuna de todas las filtraciones que atormentan a la nueva Administración y aseguró tener «alguna idea» sobre quiénes filtran información, teniendo en cuenta que algunas agencias del Gobierno y la propia Casa Blanca mantienen «a gente de otros gobiernos». A día de hoy, Trump solo ha nombrado a 30 cargos de los 550 que dependen de la Casa Blanca.

El presidente aprovechó para ponerse nota a sí mismo: Sobresaliente en esfuerzo y logros. A pesar de que la humildad no es una sus características, el neoyorquino quiso hacer autocrítica y de manera nada habitual se puso un aprobado raspado en cuanto a la comunicación que han practicado desde su gabinete. «Podríamos haber explicado mejor las cosas», dijo en alusión a las políticas migratorias que tantas críticas han despertado en todo el mundo. Pero su pulso permanente no es solo en cuestiones de inmigración.

En las últimas horas, su intención de recortar el gasto del Departamento de Estado y sus programas de ayuda exterior, ha desatado la ira de buena parte de la diplomacia estadounidense. Así, 120 generales y almirantes retirados han enviado una carta a los líderes del Congreso en la que alertan del riesgo para la seguridad mundial, que supone dejar sin fondos a la diplomacia. Agencias como Usaid, por ejemplo, «son críticas para prevenir el conflicto y reducir la necesidad de enviar a nuestros hombres y mujeres al frente».

Entre los firmantes de la misiva se encuentran figuras tan relevantes como el exjefe de las fuerzas armadas, George Casey, o el exdirector de la CIA, David Petraeus y a quien el propio Trump consideró como candidato para liderar la Secretaría de Estado.

El recorte ordenado por el presidente es necesario para que el republicano cumpla su objetivo de aumentar el gasto militar en 54.000 millones de dólares.

«Dreamers» y musulmanes para el primer discurso

«Hay mucho miedo y nuestra comunidad necesita más ayuda», dijo Astrid Silva. Ella fue quien esta madrugada puso voz a los sueños rotos de miles de hispanos conocidos como dreamers y que, como ella, sufren con la posibilidad de que Donald Trump les deporte. Su mensaje fue la réplica al primer discurso del republicano ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos y que por primera vez tuvo respuesta en español, después de la tradicional contestación en inglés del Partido Demócrata.

Tanto el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, como la líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, presentaron horas antes una «refutación previa» a la alocución presidencial. «A Trump le gustaría que creamos que todos los inmigrantes son terroristas y criminales», cargó Schumer, que vio cómo las invitaciones del republicano habían sido dirigidas a dos viudas de policías asesinados por inmigrantes simpapeles y un padre cuyo hijo adolescente mató un hombre que estaba ilegalmente en Estados Unidos.

Los demócratas trataron de contener el envite no solo con la respuesta de Silva en el Capitolio, sino también con la asistencia de un prestigioso doctor iraquí que ayudó a muchos niños contaminados en Flint, Míchigan, otro galeno pakistaní que presta cuidados intensivos a enfermos en Rhode Island y, además, la de Aaima Sayed, una musulmana cuyos padres la trajeron a EE.UU. cuando tenía solo tres años y ahora estudia su tercer año de Medicina en la Universidad Loyola, de Chicago, protegida por el DACA que Barack Obama aprobó en 2012. También acudieron a Capitol Hill los hijos de Guadalupe García, la mexicana recientemente deportada tras 21 años en EE.UU. y ahora emblema de los excesos de la política migratoria de la Casa Blanca. «Es muy duro, pero seguiremos luchando por nuestra madre», dijo su hijo Ángel García, desde Washington.

Bajo el título Renovación del espíritu estadounidense, Trump habló de la inmigración, pero las fuerzas armadas y la salud también tuvieron un papel protagonista. «Vamos a tener las mejores fuerzas armadas de la historia», dijo el republicano horas antes. «El Obamacare -muy criticado por pos republicanos- es un desastre», añadió en materia sanitaria.

La gobernadora de Arkansas pretende ejecutar a ocho presos en diez días

La gobernadora de Arkansas, la republicana Asa Hutchinson, ha programado las ejecuciones de ocho presos condenados a muerte en un lapso de diez días, entre el 17 y el 27 de abril. Hutchinson tomó la decisión después de que la semana pasada el Tribunal Supremo rechazase una demanda de un grupo de presos contra de las inyecciones letales utilizadas por Arkansas y diese así luz verde a reanudar la pena capital. Arkansas, que no ejecuta a ningún preso desde el 2005, era uno de los numerosos estados del país con la pena de muerte estancada en los tribunales por litigios contra sus protocolos.

«Esta medida es necesaria para cumplir con la ley, pero también es importante para que las familias de las víctimas, que han vivido mucho tiempo con litigios e incertidumbre, puedan cerrar este capítulo», dijo Hutchinson.

Numerosos antecedentes

La gobernadora dictó el 17 de abril como fecha para la ejecución de Bruce Ward y Don Davis, ambos hombres blancos. Ward fue condenado por la violación y asesinato de una dependienta de una gasolinera de 18 años en 1989, mientras que a Davis le espera la inyección letal por el asesinato de otra mujer en 1990.

El 20 de abril, Arkansas prevé ejecutar al afroamericano Stacey Johnson por el asesinato de un guardia de prisiones en 1995 mientras cumplía una cadena perpetua por matar a un empresario cinco años antes. Ledell Lee, afroamericano, podría ser ejecutado ese día por la violación y asesinato de una mujer en 1993.

El 24 de abril será el turno del afroamericano Marcel Williams por el secuestro, violación y asesinato de una mujer en 1994, así como de Jack Jones, un blanco que violó y asesinó a una mujer en 1995 e intentó matar a su hija de 11 años. El 27 de abril, Arkansas pretende ejecutar a Jason McGehee, un blanco que mató en 1996 a un adolescente con el que vivía y que le delató por cobrar cheques robados. También el afroamericano Kenneth Williams, condenado por el asesinato de un hombre durante una fuga de la prisión en 1999 en la que cumplía cadena perpetua por otro homicidio un año antes.

El futuro de estas ocho ejecuciones es una incógnita, ya que las distintas veces que Arkansas ha tratado de acabar con la vida de estos reos a lo largo de la última década diferentes tribunales han abortado sus intentos. Además, el estado carece en estos momentos de uno de los tres químicos utilizados en sus inyecciones letales, cloruro de potasio, mientras que el sedante midazolam, más difícil de adquirir, caduca justo a finales de abril.