Las brigadas moradas de Pablo Iglesias

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

Sergio Barrenechea | EFE

La estrategia de Podemos para acosar a la prensa crítica incluye la coordinación de una red de «activistas» para viralizar los ataques a periodistas señalados desde la dirección

08 mar 2017 . Actualizado a las 07:51 h.

«Sois las mejores brigadas moradas». Así se dirigía el pasado mes de enero el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, a los que él mismo denomina «activistas» de la formación en las redes sociales. Se trata de grupos de personas vinculadas a Podemos, pero en la mayoría de los casos sin cargos orgánicos en el partido, cuyo objetivo final es en realidad, tal y como ha denunciado la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), atacar a los medios de comunicación y a los periodistas que escriben informaciones que la dirección del partido considera críticas, para crear un clima de opinión en su contra y amedrentar, a través del desprestigio digital, a los autores de esas noticias. «Existe un auténtico activismo en las redes sociales que es invisible y que es una forma muy innovadora para cambiar la política de este país», dijo Iglesias ese día.

Señalamiento y campaña viral

Esa estrategia de utilizar a los activistas digitales evita a los dirigentes de la formación entrar directamente a atacar de manera personal en términos de acoso a los periodistas críticos, pero con la seguridad de que serán las «brigadas moradas» las que se encargarán de esa tarea. «Vosotros sois lo más eficaz, sois lo más importante que tenemos, y esto lo reconocen nuestros propios adversarios. Que cuando se ataca a Podemos hay decenas, cientos, miles de personas que a lo mejor solo tienen un teléfono móvil pero que están dispuestos a discutir tranquilamente sus ideas con otros en ese espacio». Ese es el mensaje que Iglesias transmitió de manera pública a un grupo de 300 de sus «activistas» con los que se reunió en la sede de Podemos.

Pese a todo, el propio Iglesias y otros dirigentes de la formación como Irene Montero o Juan Carlos Monedero no han dudado en alguna ocasión en atacar personalmente en Twitter a algún periodista cuando este escribe alguna información que no es de su agrado. Ese ataque personal basta en la mayoría de las ocasiones para que el informador afectado sufra de inmediato una campaña de acoso en términos mucho más duros por parte de un ejército de activistas de la formación en las redes sociales.

«Hay momentos en los que hay que decir: oye, esto es indecente lo que se está haciendo». Así justificaba Iglesias el pasado domingo la necesidad de atacar a los periodistas que superan las «líneas rojas» marcadas por Podemos. La estrategia, perfectamente coordinada desde cuentas de difusión en Telegram controladas por la dirección, incluye en ocasiones la creación de un hastag, como fue el caso de #MaquinadelFango para contrarrestar las informaciones sobre la venta del piso protegido del dirigente de Podemos Ramón Espinar, para que inmediatamente este se haga viral y se utilice de forma masiva por los activistas anónimos en la red.

Situaciones similares se dan cuando Iglesias u otros dirigentes señalan personalmente a algún periodista en una rueda de prensa, como ocurrió cuando el secretario general de Podemos cargó contra un redactor de El Mundo al que acusó de escribir noticias falsas sobre Podemos para «prosperar», o cuando felicitó a una periodista que le hizo una pregunta incómoda por llevar un «bonito abrigo de pieles».

Iglesias apunta a Errejón

Otro caso parecido se dio tras la pasada asamblea de Podemos denominada Vistalegre II. El catedrático de Economía Vicenç Navarro, número tres de la lista de Iglesias para el consejo ciudadano estatal, criticó la cobertura que una periodista había hecho sobre ese congreso. Y, de inmediato, se desató una campaña de acoso a esa redactora en las redes. Pero los seguidores de Iglesias han utilizado esa estrategia incluso contra dirigentes críticos dentro de Podemos, como ocurrió con la campaña #ÍñigoAsíNo, que cuestionaba las tesis políticas del ex número dos del partido, Íñigo Errejón, contrarias a las del secretario general, y a la que se sumaron abiertamente los dirigentes afines a Iglesias, provocando que la campaña contra Errejón se hiciera viral. De hecho, desde los sectores próximos a Iglesias se culpaba ayer a Errejón de estar detrás de las denuncias de acoso a la prensa como «venganza» por haber sido apartado de la dirección tras su derrota en Vistalegre.

La Asociación de la Prensa de La Coruña (APC) hizo suyo ayer el comunicado emitido por la APM, en el que se denuncia el acoso y presión a un grupo de periodistas por parte de Podemos, y se solidarizó con sus compañeros afectados. La entidad periodística coruñesa recuerda además que «actitudes como las denunciadas por la Asociación madrileña también se producen con cierta regularidad en nuestro ámbito de actuación».

El secretario general de Podemos reta a la APM a llevar sus denuncias al juez

Pablo Iglesias no considera que las críticas a periodistas realizadas por la dirección de Podemos y por sus seguidores en las plataformas sociales supongan, como denuncia la APM, una «campaña sistematizada de acoso personal y en redes». El secretario general de Podemos afirmó ayer que si alguien habla de «amenazas», eso son «delitos», por lo que «tendría que poner esa información en manos de un tribunal». «Que se amenace a alguien es un hecho gravísimo, por tanto los jueces tendrán que intervenir y sería sensato que todas esas informaciones y documentos se pusieran en manos de un juez», insistió. De lo contrario, a su juicio, «estaríamos en una situación muy extraña de que alguien hace acusaciones gravísimas sin pruebas». La portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, dijo también que, aunque si se dieran los casos que se denuncian a ella le parecería «fatal», sabe que eso «no ha ocurrido». «En esas declaraciones no me he sentido representada», añadió sobre las denuncias de la APM.

Por el contrario, el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, secundó las críticas de la APM y dijo observar «tics totalitarios» en la relación de Podemos con los medios de comunicación. Tanto él como el vicesecretario de acción sectorial, Javier Maroto, compararon la actitud de Podemos con los medios con los de la izquierda aberzale. «Con los de la izquierda aberzale de los tiempos duros», precisó Hernando. Y el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, advirtió de que las personas que «agreden o intentan coaccionar» a los medios de comunicación «se ponen de espaldas a la libertad y a la sociedad» porque, a su juicio, los medios «representan la libertad de expresión y son una parte fundamental de la democracia».