Oubiña cruza la puerta giratoria

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO REDACCIÓN / LA VOZ

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El narco deja la cárcel y entra en un centro de inserción, paso previo a su libertad definitiva

14 mar 2017 . Actualizado a las 07:47 h.

El mismo Estado de derecho que lo investigó, persiguió, juzgó y encarceló, lo devolvió ayer a la sociedad con el compromiso de que se someta a una fase de transición antes de recuperar la libertad definitiva, prevista para dentro un año y seis meses, que es el tiempo que le queda por cumplir de su última condena judicial (motivada por un delito de blanqueo de capitales y después de cumplir tres condenas por tráfico de hachís). Laureano Oubiña dijo adiós, sobre las nueve de la mañana, a la prisión de Navalcarnero (Madrid), en la que ha vivido desde el 2014. Y la última a la que espera volver tras 21 años entre rejas con idas y venidas.

Oubiña hizo el paseíllo previo a la salida de Navalcarnero acompañado por el capellán del penal, persona clave, gracias al puesto de trabajo que le consiguió en un centro de acogida de inmigrantes, para que el arousano obtuviera el tercer grado. Bien abrigado, con una gran bolsa de viaje y aparentemente tranquilo, se montó en el coche del sacerdote para, antes de perderse por la red viaria madrileña, demostrar que los años de reo no han frenado su marcado carácter.

El centro de inserción social (CIS) de Alcalá Meco será su nueva casa, pero a ratos. Ayer completó el papeleo de acceso, acompañado por su abogado en todo momento, y pasó la primera noche. El arousano no podrá salir a la calle hasta que mañana, por la mañana, se reúna la junta del CIS para dar el visto bueno definitivo a su nuevo trabajo, los horarios de entrada y salida y los permisos de fin de semana. En el caso de que todo avance según lo previsto, Oubiña podrá empezar a trabajar en el centro de acogida para inmigrantes el jueves o el viernes.

El nuevo plan de vida de Oubiña incluye una jornada laboral de seis a ocho horas de lunes a viernes. En esos días, y en función de la carga de trabajo, podrá tener un máximo de tres horas en cada jornada para asuntos particulares, pero siempre sin abandonar la comunidad de Madrid. El sábado y el domingo tendrá libertad de movimientos, y dormiría en su casa.

Régimen disciplinario

Laureano Oubiña tendrá nuevas obligaciones en el CIS, pero mucho más laxas que las ya vividas en cualquier prisión. Lo primero es que vivirá en una habitación compartida, y no en una celda. Además, dejará de lavar su propia letrina. Los horarios en el día a día serán mucho más flexibles, podrá hacer deporte en un gimnasio, leer la prensa o libros en la biblioteca y hacer cursos de manualidades o de informática, pero siempre sin tener acceso a Internet. También puede ver la televisión, algo que ayer ya le causó el primer enfado al oír en un programa de un conocido canal que se referían a él como el «rey de la cocaína», droga por la que nunca fue condenado.

«Prefiero ser director de una prisión que de un hotel de seis estrellas»

Laureano Oubiña cohabita desde hace años con la polémica. Tanto que hasta parece sentirse cómodo. Y todo por decir lo que piensa, sea cual sea su interlocutor o el número de cámaras que lo graban. Su puesta en régimen de semilibertad no ha sido una excepción. La Audiencia Nacional le concedió el tercer grado hace dos semanas y media, tiempo que ha seguido entre rejas por decisión de la dirección de Navalcarnero. Ayer, a los pocos segundos de regresar a la calle, no dudó en disparar con bala al pararse, de forma voluntaria, con los medios que lo esperaban fuera: «Prefiero ser director de una prisión que de un hotel de seis estrellas».

El dardo de Oubiña puede hacer referencia al mal concepto que tiene de las cárceles españolas, o a lo vivido en las últimas semanas, que considera arbitrario. En todo caso, no dudó en soltar más perlas: «Esto ha tardado muchísimo en llegar. Y ha sido posible gracias al juez y al gran abogado que tengo y gracias al cura, porque por estos... [haciendo indicaciones al penal que había a su espalda]. Este es un Estado dentro de un Estado y un gran negocio para quien lo dirige», aseguró el cambadés. Lo que tiene claro es que sus apariciones en público serán contadas, y sus intervenciones mucho más. Mantiene que la familia será su gran prioridad, al igual que la cura de los dos cánceres que tiene. Mientras, los colectivos contra el narcotráfico ya advierten que no se fían de su arrepentimiento y avisan de que se mantendrán alertas.