Así es la vida del Chapo en prisión

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Los abogados del narcotraficante aseguran que su estado de salud es muy preocupante, mientras que el gobierno estadounidense defiende que su vida en la cárcel es bastante cómoda

22 mar 2017 . Actualizado a las 20:21 h.

La vida del mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán, uno de los mayores jefes del narcotráfico de la historia, se desarrolla con una obligada calma en la prisión de Nueva York en la que se encuentra recluido desde que se produjo su extraditación, el pasado 19 de enero.

Algo diferente es la versión que defienden los abogados del mexicano, que desde el pasado 13 de marzo vienen reclamando una mejora en las estrictas condiciones de detención del excapo del cartel de Sinaloa. Según aseguran los letrados, el narcotraficante sufre fuertes dolores de cabeza, alucinaciones auditivas y un terrible estado de salud que empeora cada día debido a su total aislamiento.

El gobierno estadounidense ha querido descartar por completo la versión del entorno del Chapo. En un documento de 40 páginas presentado a la corte, la fiscalía federal de Brooklyn ha vuelto a insistir en la necesidad de mantener las estrictas condiciones de detención del Chapo, poniendo como ejemplo sus dos espectaculares fugas de prisiones mexicanas.

Acusado de haber dirigido uno de los mayores imperios de narcotráfico de las Américas, El Chapo se declaró inocente de los 17 cargos de los que le acusa la justicia estadounidense. De todos ellos, solo uno -dirigir el cártel de Sinaloa- puede implicar una pena de cadena perpetua. Mientras espera la llegada del juicio -que todavía no tiene fecha de inicio- El Chapo pasa sus días recluido y sin apenas contacto con la realidad en una cárcel de máxima seguridad. Así es su día a día.

Clases de inglés

«Aunque el acusado se queja de sus condiciones de detención, una de sus abogadas mexicanas, Silvia Delgado, aseguró a la prensa que el tratamiento del acusado en Estados Unidos ha sido mucho mejor que en México, al punto que la salud del acusado está mejorando», indicó la fiscalía. Sobre sus quejas de alucinaciones auditivas, una visita del psicológo de la cárcel reveló que «el acusado había estado oyendo simplemente sonidos de una radio» de un miembro del personal carcelario.

La fiscalía niega asimismo que El Chapo esté en casi total aislamiento porque 30 personas han sido autorizadas a visitarlo y tiene en promedio 21 horas de reuniones semanales con sus abogados y asistentes legales. Entre el 19 de enero y el 17 de marzo, El Chapo recibió visitas de «varias horas» todos los días, salvo cinco.

Asistentes legales de sus abogados lo visitan generalmente entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche y «durante esas reuniones, los asistentes parecen estar enseñando inglés al acusado, así como leyéndole en español» los diarios, según la fiscalía. Un guardia carcelario sacó esta conclusión cuando vio a un asistente levantando una hoja de papel y pronunciar una palabra, que luego Guzmán pareció repetir.

Según varios reportajes publicados a lo largo de estos años por la prensa mexicana, El Chapo no terminó la escuela primaria y es casi analfabeto.

La fiscalía niega también que El Chapo no pueda distinguir entre el día y la noche como dicen sus abogados, ya que posee en su celda -«la mayor de la unidad»- una pequeña ventana con vidrio esmerilado que permite la entrada de luz. El Chapo se quejó de que el agua del grifo «estaba irritando su garganta» y pidió a la Oficina de Prisiones que se le permita comprar agua embotellada. También pidió que se traduzca al español la lista de ítems en venta en la cárcel. Ambos pedidos fueron atendidos, dijo la fiscalía.

Con la esposa, por escrito

El excapo del narcotráfico exige reunirse o hablar por teléfono con su joven esposa, Emma Coronel, de 27 años, madre de sus pequeñas hijas mellizas, sobre todo para conversar con ella sobre la elección de abogados privados y ver si posee o cómo consigue los fondos para pagarlos. 

Pero la fiscalía insiste en que ni Coronel ni nadie de su familia -con excepción de sus hijos menores de edad- debe hablar con él porque esto puede provocar la «muerte o heridas corporales serias» de terceras personas.

Esas comunicaciones con su esposa u otros familiares pueden hacerse por escrito, y deben ser vigiladas por las autoridades, afirmó el gobierno. La fiscalía recordó que ya en el pasado El Chapo usó a abogados y familiares para seguir controlando el cártel desde la cárcel y luego para escapar.

Y advirtió al juez Brian Cogan que el acusado ha sido tan violento que por ejemplo ordenó el asesinato del narcotraficante Julio Beltrán, que hacía negocios a sus espaldas. Beltrán recibió tantos balazos de los sicarios en las calles de la ciudad mexicana de Culiacán que su cabeza «quedó casi completamente separada de su cuerpo».