Divorcio conflictivo entre la UE y Londres

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Merkel rechaza negociar al mismo tiempo el adiós británico y la futura relación comercial

30 mar 2017 . Actualizado a las 16:31 h.

«No habrá vuelta atrás», zanjó ayer Theresa May. El Reino Unido abandonará la Unión Europea cueste lo que cueste. El embajador ante la UE, Tim Barrow, fue el encargado de notificarlo ayer en persona ante el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Lo hizo con una carta de seis páginas que pone fin a 44 años de desamores entre Londres y sus socios europeos. Seis páginas de ficticia cordialidad para demandar el divorcio a la UE, el primero en sus 60 años de historia. «¿Qué más puedo decir? Ya os echamos de menos. ¡Gracias y adiós!»», declaró con semblante resignado el polaco, para quien no hay «nada que ganar» con él . Las negociaciones que arrancan y durarán dos años se convertirán en un auténtico ejercicio de equilibrio y malabarismos para «contener los daños».  

Las cosas no pintan nada bien. A pesar de su sutil lenguaje diplomático, la carta de May es un cóctel de amenazas directas a la UE. La premier deja claro desde el principio que no está dispuesta a forjar una relación «profunda y especial» con la UE si no acceden a negociar de forma simultánea las condiciones del divorcio y la futura relación comercial con los Veintisiete. Un chantaje al que Bruselas no quiere ceder. Londres lanza un desafío en toda regla a sus socios: o acceden a sus peticiones o dejará de colaborar en materia militar y de seguridad, donde no tiene rival.  

Aristas peligrosas

En el proceso de desconexión asoman aristas peligrosas que pueden hacer despeñar las conversaciones en cualquier momento. Y la carta de May no ha sido el mejor comienzo. Angela Merkel dejó claro ayer que no va a entrar por el aro y rechazó que las negociaciones corran en paralelo con las de una futura asociación entre las partes. «Las negociaciones deberán aclarar primero cómo vamos a deshacer nuestros vínculos actuales. Solo cuando esta cuestión haya sido aclarada podremos empezar a hablar de nuestra relación futura», zanjó.

Francia salió al paso de su vecina Alemania para cerrar filas. El eje francoalemán quiere ser el principal muro de contención del brexit. «Tras la negociación del divorcio, habrá otra negociación y esa será la organización de las futuras relaciones entre los Veintisiete Europea y el Reino Unido», explicó ayer el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, quien no quiso entrar en polémicas tras leer la desafiante carta de May. El galo instó a sus socios a mantenerse unidos y ser «constructivos» por respecto a los ciudadanos británicos, que no por simpatía hacia el Gobierno de May: «No está en nuestra mente el querer castigar a una población porque votó como sentía». 

¿Y si no se alcanza un acuerdo para el 2019? «Si abandonamos la UE sin acuerdo, tendremos que comerciar en base a los términos de la OMC», admiten los británicos. El control de la migración es una prioridad ellos, pero si restringen la circulación de comunitarios hacia su territorio pueden dar por perdido el acceso al mercado único. 

Aparentemente las dos partes desean garantizar la seguridad y los derechos de sus ciudadanos: «Debemos ponerlos siempre por delante», dice May. No es un mensaje para los suyos, sino para los líderes de los tres millones de ciudadanos comunitarios que residen en territorio británico y podrían ser utilizados como rehenes en las negociaciones.  

La demanda de divorcio acaba de llegar, pero Londres también pide tiempo muerto. El Gobierno cree que no puede dejar todo atado antes de irse y sugieren establecer un período de transición para ajustarse de forma «suave y ordenada» a la nueva situación.  

La Eurocámara sigue en sus trece y rechaza la lista de deseos británica. Ayer marcó las líneas rojas: no a las negociaciones simultáneas ni maniobras antes de aclarar qué pasará con los ciudadanos europeos y quién pagará la factura del divorcio. «La historia demostrará que el brexit es un tremendo error», advirtió el líder de los conservadores en la Eurocámara, Manfred Weber.

¿Seguirán unidos los Veintisiete socios? 

«Actuaremos como uno y preservaremos los intereses de la UE», aseguran los 27 líderes de la Unión en un comunicado conjunto. Desde hace nueve meses Londres ha tanteado sin éxito la posibilidad de dividir al bloque para alcanzar un divorcio más suave y favorable a sus intereses. ¿Qué ocurrirá de ahora en adelante? ¿Seguirán remando los 27 en la misma dirección durante las negociaciones? Tusk cree que sí: «Algo positivo del brexit es que hoy estamos más determinados y unidos». Pero, hay muchas razones para pensar que algunos socios podrían caer en la tentación de negociar entre bastidores. 

Alemania. El motor económico de la UE marca el paso a sus socios. Alemania no es solo la primera potencia sino también la más interesada en proteger su principal fuente de alimento: el mercado único. A pesar de que los germanos tienen intereses comerciales en el Reino Unido, Merkel considera que hay mucho más en juego. No quiere más desbandadas ni chantajes que pongan en peligro el pilar fundamental sobre el que pivota el proyecto europeo que tanto beneficia a su economía. No esperen mano blanda de Berlín. 

Francia. El Gobierno francés se muestra aparentemente beligerante. París quiere evitar nuevos contagios. No es para menos. Los eurófobos se apuntaron una victoria en el referendo británico y podrían hacerlo en Francia en las presidenciales. Si Francia abandona la UE, el proyecto está perdido. Tampoco desea su Gobierno ceder al impulso desregulador de los británicos. 

España. Aunque el Gobierno español insiste en que no es más blando que otros socios europeos, quiere evitar que la UE pierda los nervios y Londres opte por el brexit duro. Hay al menos 300.000 españoles residiendo en la isla. Su futuro está en el limbo. ¿Gibraltar? Para evitar que forme parte de las negociaciones, España aduce que no es parte del Reino Unido. El Gobierno quiere negociarlo a posteriori y sin los ojos vigilantes de sus socios. ¿Qué gana Londres con ello? Se verá en estos dos años. 

Polonia. Tiene dos prioridades: garantizar los derechos de los 800.000 ciudadanos que viven en el Reino Unido y cubrir el agujero presupuestario en las cuentas de la UE, de las que se alimenta el país, uno de los grandes beneficiarios de los fondos europeos. Un choque de trenes perjudicará a Varsovia, que cruza los dedos para que los Veintisiete extiendan un manto de seda a May. 

Farage dice que espera ver cómo se «rompe» la Unión Europea

A la puerta de un pub y en pleno barrio europeo de Bruselas, eurodiputados del UKIP celebraron ayer el inicio del brexit con cava catalán y un pastel con velas con el número 50, en alusión al artículo que activa la salida. Mientras, su exlíder Nigel Farage hacía el signo de la victoria agarrado a una pinta de cerveza en un pub en Westminster. En una entrevista a la BBC, el eurófobo dijo que espera ver cómo se «rompe» la Unión Europea.