Mélenchon rechaza unirse a Hamon y el socialista se hunde aún más en las encuestas

ALEXANDRA F. COEGO PARÍS / CORRESPONSAL

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Ante este escenario, parece que la única oportunidad de que la izquierda gobierne es a través de Macron

31 mar 2017 . Actualizado a las 08:02 h.

La profunda fractura en el seno del Partido Socialista francés (PS) ha hecho su primer crac. El apoyo público de Manuel Valls a Emmanuel Macron ha dividido aún más si cabe a la izquierda. El ex primer ministro y hombre de Estado socialista justificó su decisión aludiendo al apogeo de la extrema derecha, pero lo cierto es que tras la crisis política de la agrupación se libra una batalla ideológica entre facciones irreconciliables. Los socialistas, a falta de un líder, se ven atrapados entre dos izquierdas: la reaccionaria, utópica y de oposición de Jean-Luc Mélenchon y la pragmática, globalizada y centrista de Macron. La primera, con pocas opciones de pasar a la segunda vuelta y la segunda con una oportunidad de gobernar. 

En medio, Benoît Hamon, con un tímido 10 % de intención de voto que le deja en el quinto puesto en los sondeos y al que un 53 % de los votantes socialistas le piden que abandone. Demasiado a la izquierda para el gusto de la mayoría fiel al gobierno de Hollande y, aún así, lejos de Mélenchon. Tras la traición de Valls, Hamon ha tocado fondo y pidió una vez más que el «insumiso» uniese sus fuerzas para presentar una coalición única. Sin embargo, volvió a encontrarse con otra negativa. Ayer durante un mitin en Lille, Mélenchon lo calificó como un «acuerdo improbable» y declaró que ya no se encuentra «en competición» con el candidato socialista, si no con François Fillon. Con un 15 % de la intención de voto estás más cerca del conservador, a tan solo tres puntos.

Con el candidato socialista condenado a quedarse en la primera vuelta de las elecciones, la única oportunidad de que la izquierda gobierne es a través de Macron. Fuentes cercanas al gobierno confesaron la semana pasada que la cuestión no sería si apoyarían al líder de En Marcha o no, sino cuándo: antes o después de la segunda vuelta.

Si Marine Le Pen, quien según François Hollande es subestimada en los sondeos, acumula una gran ventaja sobre Macron, pasará reforzada a la segunda vuelta. No obstante, dar su apoyo antes de la primera votación es visto como una traición al candidato legítimo de las primarias, tal como lo demuestra la acogida a decisión de Valls.

Si bien con buena intención, el ex primer ministro ha causado más daño que bien a la campaña de Macron. El beneplácito de Valls, sumado al del ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian, es para los afines a François Fillon la confirmación de que el programa de su rival no aporta ningún cambio al hollandismo. «Valls es el beso de la muerte para Macron», opinó Valérie Pécresse, fiel al candidato conservador. «En Marcha es una máquina para reciclar el socialismo y para permitir que todos los que han gobernado con Hollande se mantengan en el poder», acusó en un comunicado Bruno Retailleau, su actual coordinador de campaña.