La presión fiscal sobre el trabajo sube y roza el 40 % en España

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

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Aunque el impuesto sobre la renta es más bajo que la media de la OCDE, las cotizaciones sociales de las empresas son mucho más altas

12 abr 2017 . Actualizado a las 07:40 h.

Aunque aliviada por los efectos de la última reforma fiscal, que rebajó los tipos del IRPF, la presión fiscal sobre el trabajo en España sigue estando entre las más elevadas de las 35 economías desarrolladas que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Según la estadística presentada ayer por el organismo, la cuña fiscal (el porcentaje que representan los impuestos y las cotizaciones sociales sobre las rentas salariales) en nuestro país repuntó ligeramente el año pasado y se situó en el 39,5 % en el caso de un trabajador soltero sin hijos. Es decir, cuatro de cada diez euros del coste laboral por empleado (formado por el salario y las cotizaciones que paga la empresa) se los queda el Estado en forma de tributos, sean estos abonados por la compañía empleadora o por el propio trabajador.

La cifra está tres puntos y medio por encima de la media de los miembros de la OCDE, que bajó por tercer año consecutivo y se sitúa ahora en el 36 %. Pero la horquilla entre países es muy amplia: la mayor presión fiscal se registra en Bélgica, donde el 54 % de las rentas salariales se van en impuestos, un porcentaje al que solo se aproxima Alemania, con un 49,4 %. En el polo opuesto se coloca Chile, con una cuña fiscal de tan solo el 7 %, que recae íntegra sobre el trabajador en forma de cotización social.

En el caso de España, el grueso de la carga impositiva (un 88 %) viene por las aportaciones a la Seguridad Social, que son mucho más elevadas para las empresas que en los países de nuestro entorno (23 %, frente al 14,4 % de media en la OCDE). Justo al contrario de lo que ocurre con el impuesto de la renta, que tiene un tipo dos puntos inferior al aplicado en promedio en los 35 países miembros del organismo.

El informe analiza también la evolución de la cuña fiscal desde el 2000. En este tiempo, se ha elevado casi en un punto en España, mientras que en el resto de la OCDE ha caído en esa misma proporción.