Susana Díaz y Sánchez se la jugarán el día 15 en el único debate de la campaña

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

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Las papeletas de las primarias estarán en cabinas para evitar presiones en la votación

09 may 2017 . Actualizado a las 01:25 h.

Las primarias están abiertas. Susana Díaz solo recabó 6.200 avales más que Pedro Sánchez, muchos menos de los que esperaba. Esto ha hecho que el único debate entre los candidatos que se celebrará a las 12 de la mañana del próximo lunes, día 15, en la sede de Ferraz, se haya convertido en clave para saber quién ganará la carrera a la secretaría general. Será la primera vez que se vean cara a cara después del traumático comité federal del 1 de octubre que acabó con la dimisión de Sánchez.

En la reunión que mantuvieron ayer los equipos de los tres aspirantes, los sanchistas lograron uno de sus objetivos, que demuestra sus recelos hacia el aparato que controla la presidenta andaluza: que el día de la votación los militantes dispongan de una cabina o sala donde introducir la papeleta en el sobre sin que nadie los vea, a fin de garantizar que la votación es libre y secreta. No lograron, sin embargo, que la gestora facilite la procedencia por provincias de los avales recogidos por los candidatos.

Cerrará Sánchez

El debate tendrá el formato clásico de este tipo de foros, apertura, tres bloques temáticos -economía, política y modelo de partido-, y cierre con el llamado minuto de oro. Lo abrirá Díaz y lo finalizará Sánchez de acuerdo con el sorteo efectuado. Así lo acordaron los equipos de los tres aspirantes. Sin embargo, quedó pendiente de decidir el nombre de la moderadora, que será un mujer.

La campaña empieza oficialmente hoy y acabará el 20 de mayo, pero las hostilidades entre susanistas y sanchistas y, en un tono menor, entre los dos aspirantes con posibilidades de ganar empezaron mucho antes y se han agravado en los últimos días.

Los tres candidatos han adoptado una estrategia muy elemental desde que acabó la recogida de firmas. Por un lado, Díaz incide una y otra vez en que su gran rival perdió dos veces las elecciones cuando el PP estaba en su peor momento, acentuando su perfil de perdedor y segundón en contraposición con su contundente victoria en las elecciones andaluzas. Además, otro de sus objetivos es desmentir que su rival fuera derrocado, sino que fue él quien dimitió tras no poder imponer al comité federal que se celebrara un congreso exprés.

Por su parte, Sánchez insiste en que la presidenta de la Junta encabezó la operación para derribarlo y facilitar el Gobierno a Mariano Rajoy con su abstención en la investidura y que, si se convierte en secretaria general, el PSOE estaría condenado a ser la tercera fuerza. El ex líder socialista aseguró ayer que quiere hacer un debate «de guante blanco», aunque pronosticó que la presidenta andaluza pretenderá que sea una confrontación «agresiva, porque está nerviosa» y a la que «los avales han dejado sin discurso y sin campaña». Patxi López, totalmente descartado en esta pelea de gallos, lanza advertencias sobre la división suicida que puede llevar incluso a la desaparición del propio PSOE. En el debate los tres tendrán que afinar mucho más su argumentario y explicar cuáles son sus proyectos para el partido y el país.

Uno no es suficiente

Los representantes del exlendakari insistieron ayer en que un solo debate no les parecía suficiente y reclamaron dos, uno para discutir sobre modelo de partido y otro para hablar de proyecto político. «Los debates son instrumentos fundamentales para que los militantes conozcan lo que propone cada uno, pero es que no confían ni en sus candidatos ni en sus proyectos», criticó Rodolfo Ares.

Borrell pide a los aparatos que dejen a los afiliados votar con «la máxima libertad posible»

Josep Borrell irrumpió ayer en la campaña de las primarias pidiendo a los aparatos del PSOE, que en su inmensa mayoría están controlados por Susana Díaz, que no traten de influir en la decisión de los afiliados, para que puedan elegir a su secretario general con «la máxima libertad posible». El exministro, que avaló a Sánchez, aprovechó la presentación de su nuevo libro, Los idus de octubre, en el que hace repaso a las causas que han llevado a la socialdemocracia europea y española a la pérdida de apoyo electoral, para reclamar que se eviten «los derrapajes verbales» y el uso de la mentira y de la falsedad como «instrumento político», para soslayar «una dinámica de confrontación». En una referencia al principal argumento que está esgrimiendo la presidenta andaluza en la campaña, pidió, como militante, que cada candidato explique su proyecto, no que diga solo que quiere ganar. «Yo gané las primarias en 1998, cuando todos los secretarios generales se mostraron en contra de mí y en algunas provincias saqué el 90 % de los votos», recordó, pero no por ello se sintieron desautorizados.

La vicepresidenta del grupo socialista en el Parlamento Europeo, la susanista Elena Valenciano, lamentó lo que consideró insinuaciones del exministro. «Borrell fue un gran candidato con quien trabajé desde el minuto uno. Que afirme que los militantes no votan libremente es un error que lamento», escribió en Twitter. «Clasificar militantes entre los que votan libremente -a Sánchez- y los que votan condicionados -y no apoyan a Sánchez- es irrespetuoso y falso», subrayó.