Los militares piden a Trump que reabra la guerra en Afganistán

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

BEHROUZ MEHRI | AFP

El Gobierno autoriza enviar armas a la milicia kurdo siria para garantizar la toma de Raqa, la capital del califato

10 may 2017 . Actualizado a las 07:39 h.

Los militares proponen al presidente Donald Trump un importante giro en su estrategia en Afganistán que pondría de nuevo a Estados Unidos en pie de guerra contra los talibanes. El plan presentado por altos asesores militares y de política exterior incluye el envío de más tropas y un mayor autonomía de decisión y acción del Ejército, según adelanta The Washington Post. Unos 3.000 soldados más se unirían a los 8.400 desplegados ahora y, además de entrenar a las tropas afganas como en la actualidad, se implicarían en el combate directo contra los insurgentes.

La nueva estrategia deja en manos del Pentágono, y no a la Casa Blanca, la responsabilidad de retirar o desplegar nuevos militares, además de dar más poder al Ejército para bombardear a los talibanes. La nueva estrategia revierte la de Barack Obama, que optó por limitar el papel militar en Afganistán, rebajando con ello el coste humano y económico de esa guerra, más de 15 años después de la invasión.

De aceptarla, el presidente incumplirá su promesa electoral de reducir el intervencionismo militar de EE.UU., aunque al mismo tiempo también prometió combatir el terrorismo y «comenzar a ganar guerras». La estrategia, ideada por el asesor de Seguridad Nacional, el general H. R. McMaster, y el secretario de Defensa, James Mattis, enfrenta a las distintas facciones de la Casa Blanca ya que el populista Steve Bannon se opone. La iniciativa todavía no ha recibido la aprobación del republicano pero su respuesta debería de llegar antes de que asista a la cumbre que celebrará la OTAN el 25 de mayo en Bruselas.

El frente sirio

La divulgación de los nuevos planes para el país asiático coincidió con la aprobación por la Administración Trump del envío de armas a las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda que combate en Siria, pese a la oposición de Turquía. El objetivo es garantizar una «clara victoria» en la ofensiva para recuperar Raqa, la capital del Estado Islámico, apuntó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

El principal frente abierto contra el bastión yihadista está a cargo de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), la milicia kurdo-árabe a la que las YPG aporta más tropas. Spicer evitó responder si Trump había informado de su decisión a Recep Tayyip Erdogan, que considera a las YPG como una extensión del grupo terrorista turco PKK y a las que no ha dejado de combatir para evitar que logren su objetivo de fundar un ente autónomo kurdo al otro lado de su frontera. Sin embargo, Estados Unidos siempre ha tenido en los kurdos su socio de combate más eficaz contra los yihadistas.

Primera demanda contra la ley contra las ciudades santuario

El Cenizo, una localidad de 3.300 habitantes al sur de Texas que protege a los inmigrantes desde 1999, ha sido la primera en plantar cara a las intenciones de su gobernador. El republicano Greg Abbott quiere prohibir las ciudades santuario en todo el estado de Texas y para ello, el domingo por la noche sin previo aviso, aprobó la controvertida ley SB4.

La norma entrará en vigor el 1 de septiembre y obliga a los policías y sheriffs a preguntar a cualquier persona sobre su estatus migratorio, además de multar a las ciudades que acojan a los simpapeles y cesar a los políticos que no cooperen con la agencia federal de inmigración. Además, amenaza con la cárcel a todo aquel que incumplan la ley. «Represento a cientos de familias que no tienen voz y viven con miedo», dijo el alcalde de El Cenizo, Raul Reyes. Junto a él, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) se han unido a una demanda que pide medidas cautelares para prevenir que la ley entre en efecto en menos de cuatro meses. «No nos vamos a quedar de brazos cruzados ante una ley que es racista y anticonstitucional y que traiciona a una amplia parte de nuestra comunidad», apuntó el concejal de la ciudad de Austin, Greg Casar.

Los ciudadanos de origen mexicano representan casi el 40 % de los cerca de 28 millones de habitantes que tiene Texas.