Un PSOE desgarrado busca nuevo líder

Eva Santos / EFE MADRID

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Imagen de archivo de la proclamación de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, recibiendo la felicitación de Susana Díaz. Era 2014
Imagen de archivo de la proclamación de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, recibiendo la felicitación de Susana Díaz. Era 2014 Benito Ordoñez

Susana Díaz y Pedro Sánchez llegan muy igualados a una contienda en la que Patxi López tiene pocas opciones

20 may 2017 . Actualizado a las 17:12 h.

Los 187.949 militantes socialistas elegirán mañana al nuevo líder de un PSOE desgarrado, que busca su sitio en medio del auge de los populismos y de la descomposición de la socialdemocracia europea y que, con toda probabilidad, tendrá un secretario general que no es diputado por primera vez en democracia.

Susana Díaz y Pedro Sánchez llegan muy igualados a la contienda, vista desde algunos sectores como una guerra fratricida en la que Patxi López, autodefinido como el «casco azul» que puede poner paz entre ellos, tiene escasísimas posibilidades de imponerse.

De hecho, los tres se enfrentaron el lunes en el único debate de la campaña que se asemejó más por momentos a un ajuste de cuentas personal y político entre Sánchez y Díaz, que pudieron decirse por primera vez las cosas a la cara tras el fatídico Comité Federal del 1 de octubre en el que dimitió el primero.

Con todos los expresidentes del Gobierno, todos los exsecretarios generales y prácticamente todos los «barones» autonómicos a su lado -excepto la balear Francina Armengol, que ha virado de López a Sánchez a sólo una semana de las primarias-, Díaz parte como la favorita del aparato, aunque se resiste a que se identifique a su contrincante con las bases.

Por eso, y a petición de la candidatura de Sánchez, la gestora ha querido garantizar el voto secreto y, para evitar suspicacias, los militantes que acudan a votar no podrán llevar el sobre preparado desde casa. Es más, tendrán que meterse dentro de una cabina para escoger, de manera individual y secreta, la papeleta con el nombre del aspirante, que luego depositarán en una urna.

Y es que la fractura interna no es solo entre candidatos, y ni siquiera entre dirigentes, sino que se ha trasladado hasta la militancia, y, si se navega un poco en internet, es habitual encontrar en las redes sociales una feroz hostilidad entre «susanistas» y «sanchistas».

Todos ellos tendrán la oportunidad de mostrar sus preferencias mañana domingo, de 10.00 a 20.00 horas, en alguno de los 2.907 centros que se abrirán en España y otros 17 en el extranjero. Hoy mismo los candidatos ponen fin a una campaña de dos semanas salpicada de tensión -por ejemplo por el «crowdfunding» (micromecenazgo) de Sánchez-, y que ha movilizado a la militancia incluso más que unas elecciones generales.

Buena prueba de ese interés es que casi el 67% de los afiliados avaló con su firma a alguno de los tres candidatos, dato muy superior al exiguo 38,7 % de hace tres años. Pasado el trámite de la verificación de avales, Díaz logró 60.231 firmas, sólo 6.539 más que las 53.692 de Sánchez. López se conformó con recabar el mínimo y presentó 10.866 rúbricas.

El estrecho margen entre Díaz y Sánchez, después de que desde la candidatura de la presidenta andaluza se vaticinara una cifra espectacular, se interpretó en algunos sectores socialistas como una victoria moral de Sánchez.

Al exsecretario general, que defendió hasta la saciedad el «no es no», no le ha hecho falta construir más relato que la abstención gratis a la investidura de Mariano Rajoy para erigirse en el icono de muchos afiliados socialistas indignados con esa decisión.

Díaz, que se puso de largo a finales de marzo arropada por todos los pesos pesados del pasado y del presente del PSOE, vende su experiencia de gobierno en la Junta y ofrece su victoria en Andalucía en las autonómicas de 2015 como avales de su capacidad de hacer remontar al partido y ha prometido que, si no es así, no tendrá ningún empacho en dimitir de su cargo.

Frente a ellos, López no se ha cansado de alertar en estos meses de que su partido camina hacia el «suicidio» y se ha autoproclamado como su única salvación posible, porque a la propia división del PSOE suma el descrédito general en el que parecen sumidos los socialistas europeos, incluso partidos con la misma trayectoria histórica y el mismo peso en sus respectivos países.

Ni Sánchez ni Díaz son diputados y no tienen de momento un foro en el que enfrentarse cara a cara con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lo que restará visibilidad al que gane y le obligará a tener en el Congreso un equipo de su plena confianza.

Los resultados de las primarias de mañana comenzarán a conocerse a partir de las 21.00 horas, cuando hayan cerrado los centros de Canarias y del exterior y, aunque el nombre del nuevo líder se conocerá esa misma noche, la proclamación oficial no será hasta el día 24, una vez resueltas las posibles reclamaciones.

Elegido el líder, el congreso federal del 17 y 18 de junio debe votar la composición de los nuevos órganos federales: Comisión Ejecutiva Federal, Comité Federal y Comisión Federal de Ética y Garantías.

Los tres aspirantes han prometido tender la mano al resto si ganan e integrarles, pero, hoy por hoy, todo apunta a un inexorable choque de trenes que seguramente no quedará resuelto sea cual sea la decisión final de los afiliados.