Los clubes de alterne, bajo la lupa policial

Pilar campo OVIEDO

ACTUALIDAD

Efectivos de la Unidad de Extranjería y Fronteras del Cuerpo Nacional de Policía en colaboración con la Inspección de Trabajo realizan controles en Asturias en la lucha contra la trata de seres humanos

04 oct 2019 . Actualizado a las 13:24 h.

Extranjeras engañadas con falsas promesas de trabajos de camareras o bailarinas y obligadas a prostituirse, bajo coacciones y amenazas,  hasta saldar sus deudas con las mafias que les han facilitado su entrada en el país o, por el contrario, mujeres a las que la crisis económica ha abocado a buscar ingresos rápidos a través del ejercicio de la prostitución. Son los dos perfiles que mayoritariamente se repiten en la descripción policial sobre el retrato robot de las mujeres que trabajan en los clubes de alterne.

Efectivos de la Unidad de Extranjería y Fronteras del Cuerpo Nacional de Policía en colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social realizan controles «periódicos, pero esporádicos» en este tipo de locales en Asturias encaminados a detectar posibles casos de vulneración del derecho contra los trabajadores, en el ámbito laboral, así como de situaciones de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La esclavitud del siglo XXI

Estas inspecciones se enmarcan dentro de un ambicioso Plan Operativo nacional contra la trata de seres humanos que se desarrolla en toda la geografía española y que, según explican fuentes policiales, «en los cuatro años que lleva en vigor ha permitido desmantelar a numerosas organizaciones criminales y rescatar a cientos de víctimas de este tipo de esclavitud del siglo XXI», subrayan las mismas fuentes.

La falta de documentación, las respuestas mecánicas y memorizadas y el hecho de que las mujeres tengan alquilada una habitación para dormir en el mismo club donde trabajan, incluso sin salir apenas a la calle, son algunos de los indicios que son valorados y analizados en las inspecciones, según corroboran los agentes.

Este Plan Operativo se aprobó en el mes de abril de 2013 y dio paso a la creación de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, adscrita a la Comisaría General de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional. En él se  incluye un amplio conjunto de actuaciones que incorporan desde acciones preventivas a medidas asistenciales, estructurales de seguimiento y operativas.

Con su puesta en marcha el Cuerpo Nacional de Policía activó la línea telefónica 900 10 50 90 y el correo electrónico trata@policia.es para facilitar la colaboración ciudadana y la denuncia, «anónima y confidencial», de este tipo de delitos.

La movilidad y las amenazas

La movilidad geográfica es otro hándicap con el que se encuentran los efectivos policiales. «Cada vez hay más controles y eso lleva a los dueños de estos locales a cerrarlos y a abrirlos en otros lados. Dentro de estos clubs te puedes encontrar de todo. Hay mujeres que han sido engañadas sobre el trabajo, el viaje, las condiciones de vida, o los papeles y a las que, en ocasiones, trasladan de un lugar a otro para evitar que ganen confianza con clientes o tengan relaciones con personas externas a las organizaciones. Pero también existen casos de  mujeres que dicen que trabajan voluntariamente, sin coacciones y hay que comprobar si dicen la verdad o están intimidadas», señalan fuentes policiales.

Muchas de estas víctimas no denuncian por miedo a las represalias. «No sólo no se atreven a contar lo que les ocurre a la Policía sino que tampoco comentan nada a las personas que forman parte de las oenegés que puedan entrar en contacto con ellas».

Las amenazas no son sólo físicas. Fuentes policiales advierten de que las coacciones pueden ser de todo tipo: «pueden amenazarles con sus familias o en el plano económico con quitarles parte del sueldo, empeorar en sus condiciones de trabajo, obligándoles a trabajar sin descansos o a aumentar las deudas de forma desproporcionada. La presión psicológica puede ser de muchas clases y además el miedo es libre», ratifican.