El Acuerdo de París sobrevivirá a Trump

r. r. garcía REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

ISSOUF SANOGO | AFP

La renuncia de EE.UU. es un golpe en la lucha contra el cambio climático, pero será este país el más perjudicado

02 jun 2017 . Actualizado a las 07:42 h.

Es un duro golpe, pero no la estocada final. El Acuerdo de París, el primer acuerdo verdaderamente internacional -el Tratado de Kioto no lo era- para luchar contra el cambio climático, sobrevivirá sin la participación de Estados Unidos. Cierto que se trata de la primera economía mundial y del segundo país que genera más emisiones de efecto invernadero en el mundo, después de China, pero incluso sin su intervención es posible alcanzar el objetivo de contener el incremento global de temperaturas «muy por debajo de los dos grados», tal y como se estableció en la capital francesa.

La decisión de Trump tampoco es una sorpresa. Su Administración ya había eliminado las leyes de Obama dirigidas a cumplir su compromiso de reducción de gases entre un 26 % y un 28 % de aquí al 2025 con respecto a los niveles del 2005. E incluso desmanteló la Agencia de Protección Ambiental (EPA), encargada de velar por el cumplimiento de los objetivos. Pero que EE.UU. como país decida ahora que no asumirá sus compromisos, que son voluntarios, tampoco significa que se vayan a disparar las emisiones. Es más, podría darse la paradoja de que incluso pudieran reducirse. ¿Por qué? Por la amplia libertad de maniobra de que gozan sus Estados. Un total de 37 y más de 400 ciudades cuentan con regulación propia para impulsar las energías renovables y disminuir los gases contaminantes. Y en muchos casos sus objetivos son mucho más ambiciosos que los que se habían fijado para todo el país.

Existe otro factor que juega a favor del medio ambiente: la inercia empresarial. La energía renovable empieza a ser competitiva, frente los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, y lo será aún más, por lo que es muy probable, o al menos así lo avanzan los expertos internacionales, que la industria local no quiera quedarse fuera de un negocio pujante, impulsado, además, por la iniciativa de los estados. También se trata de un área que genera más empleos que las fuentes energéticas convencionales. 

Sin Trump no hay dinero

De hecho, las grandes empresas del país pidieron ayer a Trump, sin éxito, que continúe con el acuerdo, ya que de lo contrario su competitividad en los nuevos mercados se verá afectada. No solo lo pidieron gigantes tecnológicos como Apple, Google o Microsoft, sino también petroleras como Exxon o Chevron. Miles de empresas del país también han empezado a adoptar medidas de eficiencia energética. La opinión pública las respalda, ya que el 70 % de los ciudadanos es partidario del consenso de París.

Pero si la renuncia de Estados Unidos a cumplir con el Acuerdo de París no supondrá, a corto plazo, un grave perjuicio en el control de las emisiones, sí puede tener un importante efecto contagio. Buena parte del tratado se sustenta en el Fondo Verde del Clima, un mecanismo que debe financiarse con 100.000 millones anuales a partir del 2020 para ayudar a los países menos favorecidos para mitigar los efectos del calentamiento global y adaptarse a sus consecuencias. Son las naciones más ricas las que deben nutrir la cuenta y Estados Unidos, que ya realizó importantes donaciones en la época de Obama, debía ser uno de los principales contribuyentes. Si los países menos favorecidos no ven una recompensa a sus esfuerzos ni reciben ayuda pueden entender que el Acuerdo de París no supone ninguna ventaja. Podría producirse, aunque no es lo esperable, una cascada de renuncias, con lo que se quebraría la principal fuerza del convenio, su carácter mundial. Ahora solo están fuera Nicaragua, Siria y EE.UU.