Trump propone privatizar el tráfico aéreo de EE.UU.

adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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JOSHUA ROBERTS | Reuters

Aseguró que el objetivo de la iniciativa es el de ahorrar costes y hacer más seguros los viajes en avión

06 jun 2017 . Actualizado a las 07:33 h.

En medio de todos los frentes que golpean peligrosamente a la Administración Trump, el presidente de Estados Unidos trató ayer de retomar su agenda política anunciando un plan para privatizar la mayor parte de la administración del tráfico aéreo en el país. El objetivo de la iniciativa, afirmó, es el de ahorrar costes y hacer más seguros los viajes en avión. «Hoy proponemos llevar el tráfico aéreo al futuro», dijo Donald Trump de un sistema que en el pasado definió de forma contundente como «obsoleto y desfasado».

El control del tráfico aéreo es ahora responsabilidad de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) y, bajo la propuesta de Trump, pasaría a manos de una compañía privada, supervisada por la FAA, que consiga un tráfico «más seguro y más barato».

Según la Casa Blanca, la liberalización del control del tráfico aéreo permitirá avanzar tecnológicamente y usar por ejemplo, la tecnología GPS para la coordinación del mismo de forma eficaz.

Durante esta semana, Trump también tiene previsto detallar sus planes para mejorar el tráfico fluvial en Estados Unidos con un acto programado para mañana en la región del río Ohio.

200.000 millones en diez años

Durante la campaña electoral, el mandatario republicano propuso gastar 200.000 millones de dólares en diez años en proyectos de modernización de infraestructuras, aunque en los presupuestos presentados recientemente para el ejercicio del 2018, no hay rastro de estas inversiones.

Sea como fuere, ayer Trump inauguró lo que la Casa Blanca denominó «la semana de la infraestructura», en un intento de centrar el debate político en las propuestas sobre el aumento de inversiones y así evitar la polémica sobre una cita que a buen seguro hará saltar por los aires esta estrategia: la audiencia del jueves en el Senado del exdirector del FBI, James Comey, sobre los vínculos entre la campaña de Trump y el Kremlin. Un testimonio que el presidente finalmente no bloqueará, a pesar de sus poderes ejecutivos, tal y como confirmó ayer de forma oficial una de las portavoces de la Casa Blanca, Sarah Sanders.