Temer inicia el calvario judicial que puede acabar con su «impeachment» por corrupción

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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BETO BARATA | AFP

La clave está en la grabación en la que se puede oír la voz del presidente solicitando una aportación financiera para garantizar el silencio de uno de sus más cercanos colaboradores

07 jun 2017 . Actualizado a las 07:36 h.

El futuro político del presidente de Brasil, Michel Temer, depende la resolución de los siete jueces que decidirán sobre su relación con el empresario Joesley Batista en la vista que arrancó la pasada noche en Brasilia.

Temer llegó al cargo tras participar de forma activa en la revocación de su antecesora, y antigua aliada, Dilma Rousseff. Pero los vínculos de su gabinete con la corrupción -más de la mitad de sus ministros están imputados, el último de ellos ayer mismo, por desviar obras de la construcción de un estadio- pueden acabar de forma abrupta con su mandato.

La clave está en la grabación aportada por el empresario Joesley Batista, uno de los dueños de la principal industria alimentaria del país, para conseguir un acuerdo judicial por su implicación en varios casos de soborno. En la cinta se puede oír con nitidez la voz de Temer solicitando al que consideraba su amigo una aportación financiera para garantizar el silencio de uno de sus más cercanos colaboradores.

Este caso se ha sumado al de la detención el pasado sábado del exdiputado Rodrigo Rocha Loures, que ejercía como asesor presidencial y que fue filmado por la policía recogiendo una maleta con medio millón de reales (unos 150.000 euros) procedentes de un emisario de la empresa de Batista.

Por este caso, Temer podría ser llamado a declarar como imputado y tendría que someterse al criterio de la Cámara de Diputados para suprimir su aforamiento: si el fiscal presenta cargos definitivamente contra él y no evita que dos tercios de los parlamentarios apoyen la apertura de la investigación, tendría que dimitir de forma inmediata.

Aunque sus abogados hablan de conspiración judicial para aumentar la presión sobre Temer, el presidente ha querido mantener la agenda oficial para dar sensación de normalidad e intentar defenderse con la leve recuperación económica del fantasmas de la corrupción.