Una ristra de damnificados, grandes y pequeños

m. mora REDACCIÓN / LA VOZ

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Así se repartía el capital

La quiebra del Popular se ha llevado por delante los ahorros de muchos y ha asestado un duro golpe a la fortuna de otros

09 jun 2017 . Actualizado a las 06:56 h.

La quiebra del Popular se ha llevado por delante los ahorros de muchos. Y ha asestado un duro golpe a la fortuna de otros. Todos, grandes y pequeños, han visto atónitos cómo de la noche a la mañana, esta vez literalmente se esfumaba toda su inversión. Los títulos que en la tarde del martes valían 0,338 euros se convertían horas después, por obra y gracia del BCE, en papel mojado.

Entre esa ristra de damnificados que ha dejado tras de sí la caída en desgracia del sexto banco español, apellidos ilustres allende los mares: los Del Valle y los Luksic. Mexicanos los primeros; chilenos, los segundos. Fueron los últimos en desembarcar en el capital de la entidad y se han llevado una sonora bofetada. Sobre todo los chilenos. La familia Luksic, una de las principales fortunas de su país, llegó al Popular hace tan solo un mes. Puso 90 millones sobre la mesa para hacerse con el 3 %. Los ha perdido. La llegada de los Del Valle se produjo mucho antes, en el 2014. El grupo de inversores mexicanos que lidera Antonio del Valle se gastó en torno a 550 millones. En marzo pasado, último dato disponible, controlaban el 4,13 % de la entidad. Ese paquete valía el martes tan solo 55 millones de euros. Ni rastro de ellos. Cercana a los 55 millones es también la pérdida para Crédit Mutuel. Otro tanto les ha ocurrido a los agrupados en la Sindicatura de Accionistas, donde el Opus Dei tiene un gran peso. Hasta hace dos días tenían el 9,6 % del Popular. Su participación valía 128 millones. Ya no vale nada.

En el caso de la Fundación Barrié, los millones que se han esfumado son alrededor de 19.

Mejor parada ha salido BlackRock. La mayor gestora de fondos del mundo acababa de reducir su participación del 4,1 al 1,77 %. Ha perdido 9 millones. Todo ello, claro, suponiendo que ninguno de ellos hubiera vendido nada antes de la debacle final y no se lo hubiera comunicado aún a la CNMV.