May naufraga en las urnas y condena al Reino Unido a una era de incertidumbre

RITA ÁLVAREZ TUDELA LONDRES / E. LA VOZ

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ADRIAN DENNIS | AFP

La líder conservadora no dimitirá pese a las críticas internas y ayer despidió a todos sus ministros, excepto a cinco

10 jun 2017 . Actualizado a las 09:44 h.

El órdago de Theresa May acabó como un gran farol: con la partida perdida. Aspiraba a ampliar su mayoría absoluta para negociar con las manos libres con la UE y su próximo Ejecutivo está en manos de los ultraconservadores unionistas norirlandeses. Ayer, pidió a la reina Isabel permiso para formar Gobierno. Poco después, despidió a todos sus ministros menos a cinco para frenar las críticas de sus propios compañeros. May no dimitirá, pero el nuevo escenario abre un período de incertidumbre. 

Adiós a la mayoría

Maniobra errónea. May vio las elecciones como una partida de Risk en la que moviendo las piezas y con un poco de suerte podría mejorar su número de territorios y artillería. Le costó convocar elecciones cuando le reprochaban que no había sido elegida por las urnas. Varias veces lo negó, pero cuando por fin lo hizo fue porque veía en el horizonte un Reino Unido azul por todo el mapa británico. Añoraba no tener que lidiar con el Parlamento para negociar cada punto del brexit. Con lo que no contaba era con una campaña nefasta y llena de errores con la que perdió hasta la cómoda ventaja que le había dejado David Cameron. Los tories necesitaban 326 escaños para otra mayoría absoluta, pero solo consiguieron 318. Al final, confiará su suerte al DUP de Irlanda del Norte, que niega el cambio climático, se opone al matrimonio homosexual y es firme defensor de la salida de la UE. 

Un liderazgo debilitado

Fuertes críticas internas. El resultado debilita a May personalmente porque pone de manifiesto sus limitaciones. Han surgido voces tanto dentro como fuera de su partido que la cuestionan o piden su dimisión. Su respuesta fue ir ayer a toda prisa a visitar a la reina Isabel II, dando la impresión de intentar adelantarse a una rebelión desde su partido. Una teoría que toma cuerpo al no atreverse a mover a ninguno de los cinco ministros de su núcleo duro, que se rumoreaba que iban a ser despedidos. Seguirán en su equipo el desaparecido ministro de Finanzas, Philip Hammond, y la de Interior, Amber Rudd, que sonaba en las quinielas para ser la sucesora de May. Sin embargo, tras su estrecha victoria en su circunscripción por tan solo 300 votos, parece fuera de la carrera. A ellos hay que sumar a los dos defensores acérrimos del brexit duro: Boris Johnson, el responsable Asuntos Exteriores con más meteduras de pata de la historia de la diplomacia británica, y el ministro del Brexit, David Davis, que seguirán siendo intocables para contentar al ala conservadora más dura. 

Inestabilidad a la vista

Parlamento colgado. El resultado abre las puertas a la inestabilidad en las instituciones. No solo presidirá un Parlamento ampliamente dividido, sino que dará lugar a un Gobierno más débil ante Bruselas en las negociaciones de los próximos dos años. Pese a sus reticencias, May tendrá que negociarlo todo en Westminster y arriesgando a que estallen las diferencias dentro de su propio partido en temas como el tipo de acuerdo comercial o el control migratorio. 

Sin autocrítica

Mantener el calendario. Pese a ello, May no hizo ayer autocrítica alguna, como si no pasara nada. Llamó a «proporcionar certeza y liderar al Reino Unido en este momento crítico», pero en las redes sociales bromeaban incluso con que no le hubiesen dado los resultados finales. Su promesa fue mantener la negociación del brexit con el mismo calendario que tenía, pese a que la UE se mostró flexible. 

Los escenarios clave

Pérdida del voto joven. Entre las claves del retroceso conservador están los polémicos recortes para la policía cuando el país sufrió tres atentados en los primeros seis meses del año, junto a la introducción del polémico impuesto de la demencia, que hizo dudar a muchos pensionistas. A eso hay que sumar la inesperada subida laborista de 29 escaños por su conexión con los jóvenes y el populismo de su líder, Jeremy Corbyn. En Escocia, los nacionalistas sufrieron un enorme batacazo al perder 21 escaños y se despidieron de un segundo referendo independentista a corto plazo. Y el euroescéptico UKIP selló su acta de defunción al quedarse sin representación. Los liberaldemócratas mejoraron su situación, pese a que el exlíder Nick Clegg perdió su escaño. 

Londres y Mánchester

El laborismo arrasó en los escenarios de atentados. Ciudades como Londres y Mánchester apostaron por el laborismo. En la capital británica, de los 70 escaños en juego 48 han sido para los laboristas y 22 para los conservadores. En Mánchester, 23 fueron para el partido de Corbyn y solo 4 para el de May. 

La libra cae al nivel más bajo en dos años

La libra retrocedió después de que se confirmara que los tories habían perdido la mayoría absoluta. La divisa británica acusó la sacudida, cediendo el 2 % en su cruce con el dólar, hasta las 1,2696 unidades, y el 1,8 % frente al euro. Por el contrario, la bolsa registró una ligera subida.

Los unionistas norirlandeses serán el comodín del nuevo Gobierno «tory»

El Partido Unionista Irlandés (DUP) vive momentos de gloria que su fundador, el reverendo Ian Paisley, muerto en el 2014, nunca hubiera soñado. Sus diez diputados, encabezados por Nigel Dodds, un estrecho colaborador de Paisley desde 1981 al que señalan como el nuevo poder en la sombra en Westminster, son la llave que puede garantizar la mayoría conservadora.

Es el mayor partido de Irlanda del Norte y en el pasado era mirado con recelo por sus lazos con los grupos paramilitares leales a la corona inglesa. Se opuso a los acuerdos de paz del Viernes Santo, aunque Paisley acabó gobernando con su gran enemigo Martin McGuinness, uno de los líderes del IRA. El principal punto de discrepancia entre conservadores y unionistas, situados más a la derecha que los tories, es el modelo de brexit. Irlanda del Norte se posicionó en contra, aunque el DUP defendió una salida blanda para evitar la reposición de fronteras con Irlanda y reclamará fondos para compensar las pérdidas de la ruptura.