Acercamiento táctico y obligado entre PSOE y Podemos en beneficio mutuo de cara a los electores

e. c. MADRID / LA VOZ

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BENITO ORDOÑEZ

En el fondo, más alla de las buenas palabras, hay una competencia feroz entre dos formaciones que luchan por un mismo espacio político

28 jun 2017 . Actualizado a las 07:31 h.

Sánchez e Iglesias escenificaron ayer cuáles van a ser sus estrategias políticas, un juego táctico del que va a depender quién lidera la izquierda. Se puede decir que fue un deshielo en beneficio mutuo. Porque en el fondo, más allá de las buenas palabras, hay una competencia feroz entre dos formaciones que luchan por un mismo espacio político. Ambos saben que buena parte del electorado progresista espera que colaboren con el objetivo de desmantelar las políticas del PP y, en última instancia, derribar a Rajoy. La victoria de Sánchez en las primarias ha hecho cambiar totalmente el discurso de Iglesias, que habría tenido el flanco de la izquierda a su merced si la ganadora hubiera sido Susana Díaz. Ahora no puede tratar con superioridad y arrogancia a un secretario general que, contra todo pronóstico, eligieron las bases. No tiene más remedio que mostrarse dispuesto a llegar a acuerdos. Ha rebajado mucho el tono, aunque mantiene su costumbre de tratar de marcar el paso al PSOE, al que da palmaditas en la espalda por sus «avances» y «medios pasos» en plurinacionalidad y CETA, pero le pide más. Sobre todo que se meta en la trampa mortal de presentar una moción de censura que solo podría salir adelante con el apoyo de los partidos que el 1 de octubre se quieren ir de España. 

Pacto imposible

Sánchez, por su parte, insiste en un pacto a tres, que sabe es imposible. Pero que le da una buena coartada para presentarse como la única alternativa real al PP frente a dos partidos que se vetan y, por tanto, permiten que siga gobernando Rajoy. Realmente lo que quiere el secretario general del PSOE es ir tejiendo una relación de complicidad con Podemos que le permita un futuro pacto tras unas nuevas elecciones, en las que espera morder en sus electores, con el que ayer reiteró tiene empatía, porque muchos fueron votantes socialistas.

Con su giro a la izquierda, Sánchez, que en este segundo mandato tiene mucho más margen de maniobra que en el primero, corre el riesgo de perder votos por el centro, de los que se beneficiaría Ciudadanos. En ese sentido, se entiende la dura crítica que le dirigió ayer. «Lo que tiene que hacer es plantearse de verdad cuáles son sus prioridades, se presentó diciendo que quería regenerar la vida democrática de este país y no vaya a ser que, a fuerza a base de taparse la nariz por los casos de corrupción del PP, acaben ahogándose», afirmó. Y también por eso se esforzó en negar la podemización que le achacan, reivindicando el carácter autónomo y socialdemócrata del PSOE. Por su parte, Rajoy y Rivera contraprogramaron la reunión con un encuentro sorpresivo en Moncloa, solo 24 horas antes de que se vean hoy los líderes socialista y de la formación naranja. Frente a la unidad de acción de la izquierda, la apuesta por la estabilidad de la legislatura de la derecha.

BENITO ORDOÑEZ

Sánchez e Iglesias pactan una agenda anti-Rajoy pero sin moción de censura

El PSOE y Unidos Podemos pondrán en marcha equipos de trabajo conjuntos

enrique clemente

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acercan posiciones. En la reunión que mantuvieron ayer pactaron poner en marcha una agenda común para desmantelar las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy. Pero, de momento, no van a ir más allá. El líder de Podemos es partidario de presentar lo más pronto posible otra moción de censura para derribar al presidente, mientras el secretario general del PSOE cree que «hay que empezar a construir la casa por los cimientos», es decir llegar a acuerdos sobre políticas concretas. Iglesias considera que hay votos suficientes para sacarla adelante, tomando como base los 180 diputados que votaron en contra o se abstuvieron en la que presentó hace dos semanas. Para ello defiende que hay que contar con el apoyo de los independentistas catalanes, lo que descarta totalmente Sánchez, que sigue apostando por un pacto a tres con las fuerzas del cambio (Podemos y Ciudadanos), aunque estos dos partidos mantienen sus vetos mutuos. Pero ayer deslizó que si no hay entendimiento «tendré que acudir a los españoles para hacer que ese cambio dependa del PSOE». Es decir, elecciones.

El secretario de Organización socialista, José Luis Ábalos, que fue el encargado de dar la rueda de prensa tras el encuentro, mientras Sánchez concedía una entrevista en televisión, dejó claro que la moción solo tiene sentido «si es para ganarla y si se tiene una alternativa clara de Gobierno, y en este momento no la hay».

Y rechazó formar una alternativa con los independentistas. «¿Cómo vamos a acordar con un partido que no se siente parte de España y lo dice todos los días?», se preguntó. Sánchez señaló que en estos momentos la prioridad de ERC y el PDECat «no es quién gobierna España, sino que se haga un referendo por la autodeterminación en Cataluña y en eso el PSOE nunca va a estar». Iglesias aseguró, en todo caso, tratará de convencerlo para que se una a una moción de censura.

Ambos mantienen sus diferencias sobre Cataluña, ya que el líder de Podemos defiende un referendo pactado para solucionar el conflicto, que el socialista rechaza, aunque el primero ve un avance en que Sánchez abogue ahora por la plurinacionalidad y esté dispuesto a sentarse en una mesa a hablar. También calificó de «medio paso» positivo que el PSOE haya decidido abstenerse sobre el CETA. En general, Iglesias se felicitó del giro que ha dado este partido tras las primarias, en las que dijo que las bases doblaron el pulso no solo a los poderes del partido, sino también a los financieros y mediáticos.

De momento se van a constituir cinco grupos de trabajo, que se reunirán en julio, sobre rescate a jóvenes, relaciones laborales, políticas de igualdad de género, pensiones y desbloqueo legislativo. Iglesias también ofreció un acuerdo sobre el techo de gasto, que supondría votar no al que proponga Rajoy, a lo que Sánchez respondió que el PSOE siempre ha sido «muy beligerante contra la política fiscal y presupuestaria del PP».

El líder del PSOE culpa al presidente del desafío secesionista y descarta el 155

Pedro Sánchez reiteró ayer que el PSOE va a hacer una «oposición de Estado», pero no estará con el Gobierno, lo que, dijo, consiste en «garantizar que se cumple con la ley y la Constitución» ante el desafío independentista. El líder socialista hizo a Mariano responsable de que las cosas hayan llegado al punto de que esté convocado un referendo de autodeterminación para el 1 de octubre. «¿Dónde están las políticas y las soluciones por parte del Gobierno del PP, dónde está el diálogo?», se preguntó. Añadió que personaliza «mucho» en Rajoy la responsabilidad lo que está pasando, para lo que se remitió a la recogida de firmas que hizo el PP contra el Estatuto catalán y al recurso que presentó ante el Tribunal Constitucional, que si no hubiera existido «estaríamos en una situación completamente distinta».

Descartó totalmente que se vaya a aplicar el artículo 155 de la Constitución que permitiría intervenir la autonomía de Cataluña. Y no quiso desautorizar a Nuria Parlon, la dirigente catalana que pertenece a su ejecutiva que dijo que si el Gobierno recurría a ese artículo los socialistas protestarían ante la comunidad internacional. «El Gobierno y la Generalitat lo que tienen que hacer es sentarse, dialogar y encontrar una solución pactada a esta crisis territorial que llevamos ya cinco años sufriendo», se limitó a decir. Asimismo, aseguró que los alcaldes del PSC que participen en la organización del referendo serán sancionados.

El secretario general del PSOE dijo que Cataluña es una nación y que «los gallegos tienen un sentimiento nacional, pero menos intenso que el catalán».