Otro naufragio con 60 desaparecidos extrema la presión migratoria en Italia

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

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MAX FRIGIONE | EFE

Los puertos italianos recibieron casi 12.000 inmigrantes entre el 24 y el 28 de este mes

01 jul 2017 . Actualizado a las 08:41 h.

Pocos días después de que Italia amenazase con cerrar sus puertos a los barcos extranjeros cargados de inmigrantes que recogen en el Mediterráneo, llega la noticia de un nuevo naufragio en las costas de Libia. Según la Oficina Internacional para Migraciones (OIM), unas 60 personas desaparecieron engullidas por el mar tras hundirse la embarcación en la que viajaban al poco de iniciar la singladura. Los 80 supervivientes que llegaron al puerto de Bríndisi han contado que la lancha neumática, con 140 personas a bordo, se fue a pique tras cinco horas de navegación en las proximidades de la costa libia. Habían partido de Sabratha y entre los ahogados había varias mujeres.

Los supervivientes estuvieron a la deriva una cantidad de tiempo que no saben determinar por lo que es difícil establecer el lugar exacto donde se produjo el desastre. Gracias a maderas y partes de la embarcación se mantuvieron flotando hasta que los encontró una embarcación de la que no recuerdan el nombre, tan solo que sus tripulantes «hablaban alemán». De allí fueron trasladados a un barco militar británico que los llevó a Bríndisi. Algunos de los desembarcados presentaban graves quemaduras por lo que fueron ingresados en el hospital local mientras se investiga la causa de las heridas. Entre quienes salvaron la vida había seis menores no acompañados y 67 mujeres, de las cuales cinco estaban embarazadas, según fuentes locales.

Además de los supervivientes del nuevo naufragio, la nave inglesa desembarcó en Bríndisi a otras 322 personas que habían sido socorridas en el canal de Sicilia. Tras las operaciones de acogida e identificación, los refugiados serán distribuidos en centros de Campania, Lacio, Véneto y Calabria.

En un comunicado de la OIM se precisa que tan solo entre los días 24 y 28 de este mes fueron recogidas en el mar 11.639 personas. Desde principio del año se registró la llegada a Italia de 83.135 inmigrantes mientras que ascienden ya a 2.072 los que han perdido la vida en la ruta del Mediterráneo central. La incesante llegada de inmigrantes y refugiados está poniendo en crisis la capacidad de acogida de Italia y ha llevado a su primer ministro, Paolo Gentiloni, a pedir de nuevo ayuda a la Unión Europea mientras se baraja la posibilidad de negar el atraco de los barcos de las oenegés no italianas que trabajan en el socorro marítimo en el Mediterráneo.

«Los países de la UE tienen que dejar de mirar hacia otra parte porque esto no es sostenible», declaró Gentiloni en velada amenaza, a pocos días de la celebración en Hamburgo de la reunión del G20. Italia expondrá la situación de emergencia que padece la semana que viene, en la reunión informal que celebrarán los ministros del Interior de la UE en Tallin. Su objetivo es forzar un compromiso de los socios para aliviar la avalancha que sufren sus puertos y sus centros de acogida a resultas del descontrol en Libia.

La UE elevará a prioridad la crisis en el Mediterráneo

La situación se ha agravado porque las cuotas de reubicación desde Italia y Grecia no se han respetado

cristina porteiro

«Se ha tardado demasiado» y «no se ha hecho todo lo que se tenía que hacer». Es la denuncia que lanzó ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, durante el estreno de la presidencia rotatoria de la UE, en manos de Estonia durante los próximos seis meses. El luxemburgués apuntó directamente a los países miembro como culpables de la situación de desbordamiento que vive Italia en sus fronteras. Nadie arrima el hombro para aligerar la carga del país mediterráneo que lidia en solitario con el drama migratorio a las puertas de Europa un día sí y otro también.

Mientras la UE trata de mirar a otro lado, las embarcaciones con centenares de personas parten diariamente desde las costas libias rumbo al Viejo Continente. La situación se ha agravado porque las cuotas de reubicación desde Italia y Grecia no se han respetado. A dos meses y medio de que caduque el programa, hay países que todavía no han acogido a un solo asilado (Polonia y Hungría). El Gobierno italiano está desesperado. Su primer ministro, Paolo Gentiloni, se reunió esta semana con Juncker para darle un ultimátum: o la UE coopera o no seguirán desembarcando en su costa a la gente rescatada en el mar. El jefe del Ejecutivo comunitario le pidió calma y cautela. Ayer anunció que su equipo presentará nuevas medidas la semana que viene, cuando se reunirán los ministros del Interior de los 28.

La presidencia estonia ha tomado nota: «Necesitamos soluciones urgentes», admitió su primer ministro, Juri Ratas, quien puso el foco sobre la presión que están viviendo los países mediterráneos. Desde abril del 2016 sus socios están inmersos en una batalla por la reforma del sistema europeo común de asilo. Juncker les reprochó la tardanza: «La reforma ha tardado demasiado», indicó. Les da un plazo de seis meses para avanzar de forma decidida en el expediente que lleva enquistado en Bruselas meses por las visiones divergentes de los países del norte, el sur y el bloque del este en torno a la obligatoriedad de introducir cuotas permanente o el mecanismo de reparto de responsabilidades que países como Hungría o Eslovaquia trataron de reducir a una mera «solidaridad flexible» que nadie acaba de articular. «Nadie puede mirar hacia otro lado cuando llegan a las costas del sur de Europa embarcaciones llenas de inmigrantes. No podemos pretender que sean los países en primera línea de llegada los que asuman todo el peso de la crisis», recordó Ratas.