Italia reclama la ayuda de la UE para trasladar inmigrantes a otros puertos

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Chiara Carenini | EFE

Busca en una cumbre con Francia y Alemania convencer a los socios para atajar la crisis

04 jul 2017 . Actualizado a las 13:48 h.

Italia no puede más. Sus autoridades admiten que la crisis migratoria en el Mediterráneo central les ha desbordado y piden ayuda a los socios europeos para que arrimen el hombro con urgencia. A pesar de las llamadas de auxilio, ningún país de la UE respondió hasta que el Ejecutivo de Paolo Gentiloni amenazó con prohibir el desembarco de más migrantes en sus puertos. Para evitar que esa advertencia se traduzca en caos o en más tragedias en alta mar, los ministros del Interior de Francia (Gérard Collomb) y Alemania (Thomas De Maiziere)  se reunieron ayer en París con su homólogo italiano, Marco Minniti. Frente a la atenta mirada del comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, los tres trataron de fijar un plan para convencer al resto de socios de la urgencia de echar una mano a un país que ha recibido en lo que va de año a 83.000 personas, un 19 % más que en el mismo período del 2016.

Tendrán la oportunidad esta misma semana durante el encuentro informal que mantendrán los 28 en Tallin (Estonia), una cita a la que acudirá la Comisión Europea con una propuesta en la mano. Las autoridades de Roma insisten en que cualquier solución pasa por desviar embarcaciones a otros puertos europeos, una vía para aligerar la carga que están asumiendo sus equipos en mar y tierra: «Si los únicos puertos a los que están llevando a los refugiados son italianos, hay algo que no está funcionando», se quejó Minniti en declaraciones a Il Messaggero.

Falta de solidaridad

Los reproches no son nuevos. Italia denuncia estar sometida a una presión enorme por la falta de colaboración y solidaridad de la UE, que se ha desentendido de la crisis que se está desarrollando en la frontera meridional de la Unión. «Soy un eurófilo y estaría orgulloso de que al menos un barco, en lugar de llegar a Italia, fuera a otro puerto. No resuelve el problema, pero sería una señal», deslizó Minniti, quien también sugiere a Bruselas cerrar un acuerdo para poder tramitar desde Libia, país de donde proceden un 97 % de los migrantes irregulares, las solicitudes de asilo. El Gobierno italiano cree que de esta forma se podrían contener las salidas desde los puertos del país norteafricano y acoger de forma más segura a quienes tienen derecho a la protección internacional. Sin embargo, la mayor parte de las personas que arriban a sus costas lo hacen por motivos económicos, lo que hace intuir que se denegaría la entrada de forma masiva a los solicitantes que al final acabarían lanzándose al mar para llegar a Europa. 

La crisis de los cayucos

Mientras las principales potencias europeas buscan una salida, algunos socios tratan de obstaculizar el camino. Nadie quiere asumir más responsabilidades y algunas delegaciones como la española rechazan un sistema de cuotas que «no funciona» o cualquier acuerdo que les obligue a recibir más migrantes que, por norma, debería integrar el país de llegada. Es más, España recuerda que ya tuvo que hacer frente en solitario a otras crisis como la de los cayucos, y sugiere a Italia que busque acuerdos con los países africanos de tránsito y de origen para que controlen y contengan los flujos. Eso se traduce en dinero.

En la mesa de negociación se encontrarán de nuevo con la resistencia de los países de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia). Algunos de ellos ya tienen abiertos expedientes sancionadores en Bruselas por negarse a acoger a un solo refugiado. Lejos de buscar excusas para justificar la falta de solidaridad, el hombre fuerte del partido en el Gobierno polaco, Jaroslav Kazynski, culpó a las antiguas potencias coloniales del drama migratorio: «Nosotros no saqueamos esos países de los que llegan refugiados [...] Tampoco nos aprovechamos de su mano de obra ni los hemos invitado a venir. Tenemos el derecho moral a decir no», aseguró desafiante.

Al menos tres muertos en el incendio que arrasó un campo de refugiados sirios en el Líbano

Al menos tres personas murieron y varias resultaron con heridas de carácter grave en un incendio en un campamento de refugiados en la región de la Bekaa, en el este del Líbano. Unas 700 personas tuvieron que ser evacuadas y cerca de un centenar de tiendas quedaron destruidas. Una de las víctimas mortales sería un niño de ocho años. Al parecer, el fuego comenzó al explotar una estufa.

En el este de Líbano viven la mayor parte de los más de 1,2 millones de refugiados sirios que huyeron de la guerra. En la zona del valle Bekaa también hay cientos de campamentos no oficiales en los que los refugiados viven en malas condiciones.