Manuel del Dago, el pastor que hizo tratos con Fidel Castro y quiere salvar La Naval

Roberto Rodríguez REDACCIÓN

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A sus 90 años y tras una vida llena de aventuras, este asturiano pretende salvar con su inversión el astillero de Sestao

08 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Manuel del Dago esconde muchos perfiles en uno solo. Desde el de joven pastor asturiano que emigra a América hasta el de anciano en busca y captura que acaba encarcelado, pasando por el de millonario empresario que hizo tratos con Fidel Castro.

Su historia se remonta a la pequeña aldea de Coraín, la cual ahora también da nombre a dos de sus barcos. Durante años su vida transcurrió en una pequeña cabaña en los Picos de Europa, donde pastoreaba ovejas. Una vida de extrema pobreza que le hizo cruzar el charco y emigrar a América.

El destino escogido fue Colombia, donde Del Dago comenzó talando árboles y en poco tiempo se vio con su propia industria maderera y la necesidad de una buena logística de transporte que le permitiera desplazar la mercancía. Fue así como Manuel del Dago comenzó llegó a ser armador de buques y puso en marcha la actividad marítima que le haría millonario.

De ahí, su salto a Estados Unidos y una flota de 30 naves que le convierten en uno de los más grandes armadores del continente. Pero no todo ha sido gloria en su trayectoria. En 1994 su hermano Javier fue secuestrado en Barranquillas por un grupo guerrillero, cautiverio que duró diez días antes de que fuese liberado. Además, Manuel del Dago ha colaborado a la lucha contra el narcotráfico en Colombia embarcando de incógnito a agentes de la DEA y ha tenido disputas por terrenos con grupos paramilitares colombianos.

Muchos años después, cuando Del Dago ya contaba 88 años y enfermo de diabetes, fue detenido al aterrizar en el aeropuerto de Barajas y tuvo que pasar una semana en prisión a causa de su antigua cabaña de pastor. Unas obras de remodelación ajenas a la legalidad le habían costado una condena seis meses de cárcel y una multa de 144.000 euros, que en primera instancia se negó a pagar, lo que le hizo estar decretado como «en busca y captura».

Hoy, con 90 años y como hombre libre, pretende hacerse con La Naval de Sestao de la que ya posee parte del capital. Sus condiciones para reflotar el astillero son la condonación de parte de su deuda, la concesión de fondos adicionales para garantizar el flujo y una ampliación de plazo para los cuatro buques en construcción. Todavía con energía pese a su edad, el controvertido empresario sigue dispuesto a embarcarse en grandes empresas.