¿Existe el síndrome prevacacional?

Tania Brandariz / M.C.G.

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SPENCER PLATT | AFP

Un estudio determina que un 30% de los trabajadores ya presentan diversos síntomas físicos y psicológicos antes de las vacaciones

10 jul 2017 . Actualizado a las 19:06 h.

Ansiedad, atención baja o disminución de la concentración. Son muchos los que, después de sus vacaciones, han sentido lo que se denomina como el síndrome posvacacional. La vuelta a una rutina cargada de trabajo hace sentir, en cierta medida, agobio e incluso tristeza. Son conceptos que, dado el contexto de desconexión -por lo menos en la teoría- del que se viene, parecen tener sentido. Sin embargo, estudios recientes extraen que los síntomas no solo se manifiestan después del período estival, sino que en realidad hay personas que ya los padecen antes del descanso. Según un estudio elaborado por Nascia, un 30% de los trabajadores españoles padecen estos indicios, enmarcados dentro del concepto síndrome prevacacional.

«Eu penso que é como o tema do postvacacional. Non é ningunha enfermidade, non é algo que se poida diagnosticar, é máis un proceso adaptativo da xente» apunta la psicóloga sanitaria Juana Blanco. Lo que ocurre es que esta transición, a veces, viene cargada de incertidumbre. Esto provoca que, sobre todo en personas con altos índices de responsabilidad, a veces se tenga «como una especie de ansiedad por la cercanía de esas vacaciones» según explica otra experta, la psicóloga Sara Otero.

«Hai xente moi adicta ao traballo e ten ansiedade por ver que vai facer no tempo libre. Cando unha persoa non ten un bo ambiente familiar, cando ten o traballo como vía de escape, chegan as vacacións e quédalle baleiro o que é o mundo de ocio», dice Juana Blanco. Aun así, no se puede concluir que estas manifestaciones estén restringidas exclusivamente a las personas con más dificultades para desconectar del trabajo y adaptarse a un ritmo de vida diferente. En este sentido, Sara Otero manifiesta que «cualquier persona en una empresa puede sentirlos».

Una vez llegados a este punto, conviene plantearse la siguiente pregunta: ¿Son realmente tan importantes las vacaciones? Lo son y además más de lo que parece. Tanto es así que se llegó a demostrar que una semana de descanso al año reduce en un 20% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, según diversas investigaciones llevadas a cabo por médicos de la Asociación Nacional de Cardiólogos de Italia. «Psicoloxicamente é moi importante desconectar, porque facer unha actividade diferente supón crecemento persoal. A nivel social, ademais, é importantísimo ir fóra do traballo. Tamén a nivel cognitivo, porque é facer algo totalmente diferente ao que estamos facendo e iso, para as nosas capacidades, é moi importante».

«Es muy importante no estar continuamente pendiente de esa llamada, del teléfono» sentencia Sara Otero. Porque los teléfonos móviles ya han pasado a ser complementos imprescindibles de los que, ni en época de descanso, la gente se despega. Aun así, ambas coincinden en que, estar continuamente pendientes de los medios inalámbricos, no contribuye a un descanso real y absoluto. La psicóloga Juana Blanco, ante este hecho, apuesta por actividades más tradicionales: «Hai que apoiarse máis na lectura, nas relacións coa familia ou as amizades. Que desconecten completamente vai ser complicado e incluso pode xerarlles ansiedade. Pero e que hai xente que cando fai reservas o primeiro que pregunta é se hai wifi», propone.

En definitiva, se puede vislumbrar que el síndrome prevacacional está a la orden del día. Ahora ya no solo se siente ansiedad, desconcentración o bloqueo mental cuando se vuelve a la rutina después de un descanso que, desde el principio, era sabido que llegaría a su fin. Y es que en realidad los conceptos prevacacional y posvacacional, en cuanto a síntomas, guardan nexos comunes. De hecho, la diferencia más significativa es la actitud con la que se afrontan. Así lo apunta la psicóloga Sara Otero, que comenta que «cuando nos vamos de vacaciones estamos felices por esos días de descanso mientras que al volver, sentimos añoranza y tristeza».