Américo de Grazia: «La única salida que queda es el fin de la narcodictadura de Maduro»

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

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ANDRES MARTINEZ CASARES | Reuters

El parlamentario insta al Gobierno a «bajar las armas y liberar los presos» para acabar con la violencia en el país

14 jul 2017 . Actualizado a las 07:25 h.

Américo De Grazia (Ciudad Bolívar, 1958) es el diputado que más golpes llevó el pasado 5 de julio, cuando grupos de choque chavistas entraron al Parlamento venezolano en un hecho que produjo repulsa mundial. Ya recuperado, el parlamentario está en la organización del plebiscito popular que se realizará el próximo domingo en Venezuela. «La agenda mínima de todos los demócratas es la salida de la narcodictadura de Maduro», afirma mientras recibe la noticia de que cinco expresidentes latinoamericanos - Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez, de Costa Rica; Vicente Fox, de México; Andrés Pastrana, de Colombia, y Jorge Quiroga, de Bolivia- supervisarán la votación convocada por la oposición.

-¿Cuál es la agenda legislativa de las dos próximas semanas?

-El 16 de julio es una fecha crucial, un plebiscito popular al margen de los poderes fácticos, secuestrados por la dictadura, de los que rompieron el hilo constitucional: no solamente el Ejecutivo, también el Judicial y en este caso el poder Electoral, que violaron la Constitución y se pusieron de espaldas al país. Este domingo, los venezolanos darán tres síes contundentes. Y la Asamblea Nacional tiene que nombrar nuevos poderes: Un nuevo Tribunal Supremo de Justicia, un nuevo Consejo Nacional Electoral y un Gobierno de emergencia y unidad nacional. ¿Van a ser paralelos al Gobierno actual? Eso lo sabemos. Pero es el camino inédito que nos toca transitar. Nuestra propuesta al resto de los compañeros es que seamos conscientes de que estamos en una narcodictadura, y si no podemos llevar a cabo las sesiones dentro del hemiciclo del poder Legislativo, tenemos que hacerlo dónde y cuándo sea posible.

-El Gobierno ha dicho que no acatará los resultados de este domingo y califica la consulta de golpe de estado, amenazando con castigar a los que la promueven en cuanto tenga la Asamblea Constituyente.

-La respuesta es una sola: Maduro está derrotado políticamente, sin pueblo. Todas sus apariciones de los últimos tiempos tienen lugar en espacios cerrados. Tiene un partido fracturado, tiene la fiscalía, la Asamblea Nacional, la comunidad internacional en contra. Quien dio el golpe de Estado fue Maduro y ahora tiene que atenerse a las consecuencias de sus propias acciones.

-La casa de Leopoldo López se ha convertido en un polo de poder. ¿Es él el líder de la oposición? ¿Hay negociaciones en marcha de carácter colectivo o individual?

-La oposición no es un cuartel, y eso no es malo. Leopoldo López es un factor importantísimo dentro de la oposición, imposible de valorar. Tenemos otros liderazgos, como el de Henrique Capriles y otros tantos. Estamos buscando entre los partidos de la oposición una estrategia común, que se estará debatiendo en las próximas horas. Necesitamos actuar en bloque y eso lo sabe Leopoldo, lo sabe Capriles y lo sabe también todo el pueblo venezolano que esa unidad es imprescindible.

-Casi toda la comunidad internacional está pidiendo una negociación en Venezuela. Sus exigencias son que el Gobierno cumpla con los acuerdos que suscribió en octubre y que retire la propuesta de la Constituyente. Si lo hacen, ¿volvería la oposición a una mesa de diálogo?

-Lo que puedo decir es que en este momento nosotros tenemos la ventaja en el escenario político. Al único que le corresponde retroceder en este momento es al régimen. Es hora de que el Gobierno de Nicolás Maduro baje las armas, que libere a los presos políticos, que cese con el proceso para la Asamblea Constituyente. En mi opinión aunque llegara a materializarla, está derrotada éticamente, políticamente y moralmente. A nosotros nos corresponde el 30 de julio, día de la Constituyente, boicotear la convocatoria oficialista con un «trancazo», con un bloqueo de las calles que sea el más grande que se recuerde. No van a tener posibilidades de salir felices en la calle. Van a tener que ocuparse de un pueblo que está en rebeldía, en desobediencia civil.