Capitán Larsen que estás en los hielos

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El reciente desprendimiento de un fragmento de la plataforma de hielo Larsen convertida en iceberg nos lleva a preguntarnos a quién le debe su nombre

27 jul 2017 . Actualizado a las 16:36 h.

Mucho se lleva hablado (y escrito) y se seguirá hablando (y escribiendo) sobre el reciente desprendimiento de un enorme fragmento de la plataforma de hielo Larsen, convertida ya en iceberg; y sobre su incierta evolución y posibles consecuencias. Pero, ¿quién fue ese tal Larsen al que le debe su nombre? Para que conste: Carl Anton Larsen (1860-1924) fue un marino noruego, pionero de la exploración antártica y de la industria ballenera en la región.

Entre 1892 y 1894 y como capitán del buque Jason, comandó las dos primeras expediciones noruegas a la Antártida; una campaña de exploración cuyo objetivo principal era localizar nuevas aguas para la caza de ballenas. Expediciones que le llevaron a explorar los mares de Wedell y Bellinghausen y la isla de Seymour. Y a descubrir, entre otras, Foyn Coast, King Oscar Land y la isla Robertson; además, claro, de la enorme plataforma de hielo luego bautizada en su honor. Más importante aún, durante su exploración de la isla de Seymour recolectó los primeros ejemplares fósiles procedentes de la Antártida. Irónicamente, lo único que no encontró fueron ballenas. Aunque el cargamento de pieles y grasa de foca con el que regresó fue tan notable que despertó el interés por la explotación comercial de los recursos de la zona en los países escandinavos.

Así, entre 1901 y 1903, Larsen capitaneó la primera Expedición Sueca Antártica, durante la que exploró las islas de Georgia del sur, constatando, esta vez sí, la presencia de abundantes ballenas rorcuales. En el marco de estas exploraciones, el marino también vivió su particular epopeya, a modo de invernada entre los hielos, cuando su barco se fue a pique tras quedar atrapado entre los mismos y junto a parte de su tripulación hubo de sobrevivir en un precario refugio levantado en la isla de Paulet comiendo pingüinos y focas hasta que fueron rescatados por un buque argentino.

Apenas unos meses después, y tras haber convencido a un grupo de inversores para fundar la Compañía Argentina de Pesca, a la sazón la compañía pionera dedicada a la caza de ballenas en aguas antárticas, retornó a las islas Georgia del Sur para dirigir la construcción de la primera factoría ballenera, en Grytviken. En las navidades de 1904 la factoría producía su primer cargamento de aceite de ballena. En apenas unos años, la Antártida iba a proveer el 70% de la producción mundial; llevando a sus ballenas al borde la extinción. Como no podía ser de otro modo, Larsen fallecía en 1924, mientras dirigía la construcción de una nueva factoría en el mar de Ross.