La segunda mayor inmobiliaria en Galicia, en manos de un grupo de EE. UU.

ACTUALIDAD

ALBERT GEA

Blackstone se hace con la división del ladrillo del Popular, que incluye más de 1.200 bienes en la comunidad, entre pisos, solares y hoteles

09 ago 2017 . Actualizado a las 11:11 h.

El Banco Santander ha liquidado en un tiempo récord, en solo cuestión de semanas, la herencia enladrillada que le vino con la compra del Banco Popular por un simbólico euro. Ayer, apenas unas horas después de que la Dirección de Competencia de la Unión Europea anunciara que autorizaba esa venta -lo contrario habría sido una sorpresa mayúscula-, el banco de Ana Botín anunciaba un acuerdo con el gigantesco grupo inversor estadounidense Blackstone para entregarle el 51 % de toda la cartera inmobiliaria del Popular, incluyendo bienes y créditos. Todo ese activo tiene un valor bruto de unos 30.000 millones de euros, pero el real se queda en unos 10.000 tras ajustes y provisiones.

Con esas magnitudes, la operación se convierte en una de las mayores en el mercado del ladrillo en España. La transacción implica la creación de una sociedad a la que Popular traspasará los activos y el 100 % del capital de Aliseda, la inmobiliaria del banco. En esa nueva sociedad, el 51 % estará en manos de Blackstone, y el resto será del grupo financiero. La gestión del patrimonio de la sociedad conjunta será asumida directamente por el gigante inversor americano.

Esta operación tiene un impacto considerable en Galicia, donde Aliseda cuenta con una presencia muy repartida por todo el territorio. En la actualidad, esta inmobiliaria dispone una cartera de más de 1.200 activos inmobiliarios a la venta, entre viviendas (medio millar), oficinas, locales comerciales, cientos de pequeñas parcelas y grandes solares. Todo procede de inversiones del Pastor y del Popular, muy activos en el mercado inmobiliario gallego. Entre los activos traspasados hay bloques completos de edificios en polígonos industriales y hasta algunos hoteles.

Al sumar el resto de activos traspasados por el Popular, Blackstone se convertirá en el segundo mayor grupo inmobiliario en Galicia, muy fuerte en vivienda residencial y en gestión de suelos. Por delante, la Sareb, el banco malo inmobiliario al que se traspasaron activos tóxicos de las antiguas cajas, entre ellas, las gallegas, y que cuenta con un volumen de unos 1.500 bienes en la comunidad.

Blackstone, un fondo gigantesco con presencia mundial, podría trocear todo el negocio entre las diferentes sociedades inmobiliarias cotizadas (socimis) con las que cuenta. Este grupo se ha especializado en adquirir activos procedentes de entidades financieras; este año ya se quedó con bienes, entre otros, del BBVA, y antes, de Caixa Catalunya.

La operación, resuelta en solo unas semanas, permite al Santander elevar unas décimas su ratio de su solvencia y desprenderse del gran problema del Popular. El proceso se le encargó a uno de los nuevos consejeros del banco, Pedro Pablo Villasante, y se anunció tras la luz verde de la UE a la polémica compra del pasado 7 de junio. La Comisión Europea, también en una resolución exprés -suele tratar varias semanas más en este tipo de operaciones-, investigó la incidencia de la operación en los mercados nacionales y regionales, tanto en España como en Portugal, concluyendo que las cuotas de mercado conjuntas de ambas entidades son, «por lo general, limitadas», inferiores al 25 %. Sostiene que «seguirá habiendo competidores fuertes en todos los mercados afectados».