Turquía tilda de populistas y racistas a los principales líderes de Alemania

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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FELIPE TRUEBA | efe

Indignación en Ankara tras el rechazo de Merkel y Schulz a su ingreso en la UE

05 sep 2017 . Actualizado a las 07:31 h.

El único duelo televisivo entre los principales candidatos a las elecciones alemanas del 24 de septiembre se saldó con dos ganadores. Pero la jefa de la CDU, Angela Merkel, que según los analistas se impuso sin esfuerzos gracias a su credibilidad y experiencia, no fue uno de ellos. Tampoco el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, que pese a hacer gala de un tono más combativo, no pudo evitar coincidir en la mayoría de las opiniones con su rival, con la que parecía haberse puesto de acuerdo hasta en el color elegido para el atuendo. Sin estar presentes el domingo en el plató, la formación ultraderechista AfD y Recep Tayyip Erdogan se convirtieron en los verdaderos protagonistas de un debate sin nuevas ideas, casi tan aburrido como la campaña, y que estuvo centrado en los refugiados, el Islam y la agenda exterior.

«Que la política mayoritaria alemana se arrodille ante el populismo y el afán de ver al otro como enemigo solo aviva la discriminación y el racismo», escribía ayer en Twitter el portavoz del presidente turco. Ibrahim Kalin reaccionaba así a las declaraciones de Merkel y Schulz, quienes abogaron por poner fin a la adhesión de Turquía a la UE, un proceso que por el momento está estancado. «No importa gran cosa qué partido gane en Alemania. Porque ya ha quedado claro qué mentalidad ganará», sostuvo Kalin, cuyo Ejecutivo ya instó hace semanas a los ciudadanos turcos que residen en Alemania a que no den su apoyo ni a la CDU, ni al SPD, ni a Los Verdes, por considerarlos enemigos. Horas después, el ministro para Asuntos de la UE, Ömer Çelik, acusó a Berlín de «construir un muro» frente a su país.

La relación entre ambos gobiernos se ha tensado a raíz de una larga lista de episodios que van desde la sátira que un humorista germano dedicó a Erdogan, pasando por la resolución del Bundestag que condena el genocidio armenio bajo el Imperio Otomano, hasta el veto impuesto a los diputados alemanes que querían visitar a sus soldados en bases turcas. Hasta ahora, el Ejecutivo de la gran coalición era condescendiente, para no poner en peligro el pacto migratorio con Turquía, país del que depende para reducir la cifra de refugiados que llegan al continente europeo. Sin embargo, la reciente injerencia en las elecciones y la detención de 12 ciudadanos germanos a los que Ankara vincula con el intento de golpe de Estado de julio del 2016 son dos afrentas que ni puede ni debe tolerar.

El portavoz de Merkel aseguró que la canciller alemana va a plantear la suspensión de las conversaciones para el ingreso de Turquía en la UE durante la próxima cumbre comunitaria, que tendrá lugar los días 19 y 20 de octubre en Bruselas. La decisión debe ser adoptada por unanimidad por los 28 países miembros, tal como recordó ayer el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, quien dijo seguir «con preocupación» la deriva autoritaria de Erdogan y que son sus políticas las que hacen «imposible» que Ankara pueda entrar a formar parte del bloque.