Schulz propone casi lo mismo que Merkel

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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WOLFGANG RATTAY | Reuters

Los socialistas renuncian a explotar la desigualdad que ensombrece la prosperidad

21 sep 2017 . Actualizado a las 07:11 h.

Hace unos días en el programa de televisión «Hable claro, señora Merkel», una limpiadora de hospital puso en un aprieto a la canciller al recriminarle que, tras cuarenta años trabajando, cobrará una pensión de 654 euros cuando se jubile. La mandataria le recomendó un plan adicional subvencionado por el Estado. Ganando 1.050 euros al mes, esos planes son «para ricos», dijo visiblemente molesta Petra Vogel, abocada a la pobreza en la locomotora europea, donde el 15,4% de la población vive hoy con unos ingresos inferiores al 60% de la media.

No obstante, la economía alemana goza de una salud excelente, con una tasa de desempleo en mínimos históricos y un superávit récord. La clase media, que tiene más recursos que nunca, ha virado a la derecha, sobre todo tras la crisis migratoria, y dejado de lado la creciente desigualdad, que apenas tiene cabida en la campaña de los comicios. En el balance de su gobierno, la jefa conservadora presumió de logros económicos sin mencionar una sola cifra.

Al preguntar al electorado cuáles son los puntos fuertes de cada formación, solo el 30% consideran la agenda socioeconómica de los socialistas más completa que la de los conservadores, con el 24%, y la de los poscomunistas de La Izquierda, con el 17%. Un resultado bochornoso, teniendo en cuenta que el lema central del SPD es «más justicia social». Un concepto que no ha perdido vigencia pero que debe ser reformulado dada la buena coyuntura, algo que Martin Schulz no ha logrado.

Cuando asumió el liderazgo de la formación el pasado enero, el expresidente de la Eurocámara criticó la Agenda 2010, el catálogo de reformas que aprobó el Ejecutivo rojiverde del socialista Gerhard Schröder y que en unos años hizo que Alemania pasara de ser la enferma de Europa a convertirse en locomotora a cambio de empleo precario. Un giro a la izquierda, que Schulz fue corrigiendo a medida que encadenaba debacles en comicios regionales, con el objetivo de atraer a votantes de todas las vertientes.

El resultado es un programa que prácticamente supone un plagio del elaborado por su rival. Tanto la CDU/CSU como el SPD apuestan por una rebaja fiscal por valor de 15.000 millones de euros anuales, así como por suprimir el gravamen solidario instaurado tras la caída del Muro para reconstruir el Este. La única diferencia es que los socialdemócratas, al igual que Los Verdes y La Izquierda, aspiran a subir el tipo máximo imponible y cobrar una tasa a las grandes fortunas, un tabú para conservadores y liberales.

La CDU/CSU no planean una reforma del deficiente sistema de pensiones, aunque los expertos calculan que en una década los jubilados cobrarán el 43,5% del salario medio de su vida laboral al retirarse, en lugar del 48,3% actual. El SPD sí insiste en reducir la pobreza en la vejez, dada la tendencia demográfica, pero sin concretar cómo piensa abordar el problema. Los ecologistas y los poscomunistas desean aumentar el sueldo mínimo, y que rija sin excepción en todos los convenios y sectores. Por último, los ultras de AfD abogan por flexibilizar el subsidio por desempleo y vincularlo a la historia laboral.