El PNV aprovecha la crisis catalana para elevar sus exigencias al Gobierno

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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David Aguilar | efe

Pretende convertir la transferencia de la Seguridad Social en eje de las negociaciones

24 sep 2017 . Actualizado a las 09:58 h.

Desde que hace dos semanas el Gobierno catalán consumó su desafío secesionista con la convocatoria del referendo, en Moncloa no se habla de otro tema. Todos los esfuerzos del Ejecutivo se centran en sofocar el órdago independentista bajo dos premisas: la votación suspendida por el Constitucional no puede celebrarse, y las herramientas que se tengan que utilizar para ello deben ser empleadas con proporcionalidad. Así, con todos los recursos del Gobierno concentrados en el frente catalán, los rivales políticos han detectado cierta debilidad en otras áreas, y algunos no dejarán pasar la oportunidad para sacar tajada.

El último desafío al que tendrá que atender Moncloa a partir del 1-O también será contra nacionalistas. El PNV sabe que sus cinco diputados de Madrid jugarán un papel determinante a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, tal y como sucedió con las cuentas del 2017, a las que finalmente dieron el visto bueno a cambio de una factura que ascendió hasta los 4.000 millones. La presentación de las partidas para el 2018 estaba prevista para el pasado viernes, pero finalmente el Gobierno decidió aplazarlas por la incertidumbre en Cataluña. En el PNV han aprovechado desde el primer momento este conflicto para presionar públicamente al Ejecutivo por su respuesta ante el desafío secesionista, y cocinar un caldo de cultivo adecuado para vender todavía más caros sus cinco votos en el Congreso. «No estamos para pensar en negociaciones», comentó ayer la parlamentaria Josune Gorospe, al tiempo que llamó al Gobierno a corregir «su actitud» en territorio catalán. Este discurso sigue la misma línea que el que mantiene en Madrid su compañero en la formación nacionalista Aitor Esteban. Igual que el portavoz del partido, Joseba Egibar, que dejó ver que apoyar los Presupuestos con el actual escenario es «una quimera». Estas palabras las pronunció el jueves durante su intervención en el debate de política general en el Parlamento vasco, en donde también aprovecharon para reforzar sus aspiraciones soberanistas, exigiendo un País Vasco con «estructuras de Estado». Además, han desempolvado una vieja aspiración, la transferencia de la Seguridad Social, para convertirla en clave de las negociaciones. Es decir, un histórico foco de tensión que amenaza con ir in crescendo, y más tareas que se acumulan en los despachos de Moncloa para la vuelta del 1-O.

Regresando al apartado económico, otra de las posibles explicaciones a este retraso en la presentación de los Presupuestos puede encontrarse en el cambio de actitud mostrado desde el Gobierno central en las últimas jornadas, en las que tanto el jefe del Ejecutivo como el resto de miembros de su gabinete realizaron un llamamiento a Puigdemont a que desconvocase el referendo y que, solo entonces, podrían dialogar. El propio ministro de Economía, De Guindos, valoró recientemente en una entrevista con el Financial Times la posibilidad de compensar económica y fiscalmente a Cataluña si la Generalitat frena el desafío. En este caso, las partidas destinadas a esta comunidad autónoma podrían estar siendo retocadas.

Al respecto de un posible trato de favor a estos dos territorios, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, se mostró tranquilo. Ayer fue cuestionado en Santiago sobre si aprovechará el aplazamiento presupuestario para intentar rascar algo a mayores durante la visita que realizará a Galicia esta semana el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. «Galicia sempre aproveita todo o tempo que ten para plantexar de forma razonable e razonada as súas demandas, imos ter unha semana máis e o luns o ministro de Fomento vai estar en Galicia, o que quere dicir que está moi tranquilo cos orzamentos que vai presentar», valoró el titular del Ejecutivo gallego.

El portavoz del Gobierno, Méndez de Vigo, admite «altibajos» en las negociaciones de las cuentas, pero mostró su plena confianza en llegar a un acuerdo, además de con Ciudadanos, ya cerrado, con el PNV, Coalición Canaria, Nueva Canaria, UPN y Foro Asturias. Todas ellas son necesarias, ya que un pacto con el resto de las formaciones en el Congreso parece imposible. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, pidió a Pedro Sánchez, apelando a su sentido de estado, que modificase el sentido del voto en la bancada socialista. Pero el líder socialista no está dispuesto a ello.