La UE impone condiciones a Londres para obtener el tiempo extra que pide

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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JOHN THYS | AFP

El negociador británico asegura que solo pagarán si se cierra un acuerdo especial

26 sep 2017 . Actualizado a las 06:58 h.

Michel Barnier dio este lunes el pistoletazo de salida a la cuarta ronda de negociaciones del brexit. El negociador europeo lo hizo con las ideas bien claras de por dónde deberán discurrir tras seis meses de letargo y así se lo hizo saber el lunes a su homólogo británico, David Davis. «Ha llegado el momento de ser claros, particularmente en lo que se refiere a los derechos de los ciudadanos, la cuenta financiera y la solución compartida para Irlanda», indicó el galo, quien mostró su deseo de que el Gobierno de Theresa May convierta las palabras y buenas intenciones declaradas en Florencia en hechos y propuestas detalladas que pongan punto y final al juego de evasivas y triquiñuelas con las que la premier ha tratado de ganar tiempo para controlar el desorden su propia casa.

A diferencia de las citas anteriores, Londres por fin ha admitido que necesita un período transitorio para poder aterrizar de forma suave una vez que abandone el barco de la UE. Dos años pidió May. Un elemento «nuevo y fuerte», según Barnier, que puede cambiar el tono en las discusiones. De todos modos, el francés dejó el lunes claro ante el Consejo de Asuntos Generales que «habrá ciertas condiciones» que el Reino Unido deberá cumplir si quiere obtener ese tiempo extra.

La nueva ronda de negociación empieza con las posiciones igual de enrocadas En primer lugar tendrá que contar con el visto bueno de los 27 socios europeos: «La UE deberá decidir si le interesa este período transitorio», remarcó Barnier antes de recordar a su obtuso interlocutor que cualquier prórroga obligará a los británicos a cumplir con todas las normativas europeas: «Deberán respetar el marco jurídico y financiero respecto al mercado interior. Aplicar el reglamento y estructuras del poder judicial, los instrumentos de control y respetar las reglas», insistió el ex comisario.

La tercera condición a la que deberá ceñirse el Gobierno de May es a la de dar solución antes de nada a las tres prioridades de la UE: los derechos de los ciudadanos desplazados, la factura del brexit y la solución para la frontera entre las dos Irlandas. Solo de esta forma, David Davis podrá volver a Londres con la tregua bajo el brazo. Algo que todavía no se puede dar por sentado. Barnier insistió el lunes en que el avance en estos ámbitos es fundamental para generar la confianza suficiente para hablar de una futura relación comercial. «No se puede mezclar el debate sobre la deuda y los compromisos del pasado con el debate de la relación futura».

Pero Davis hizo oídos sordos. Justo al final de su comparecencia pública volvió a tensar la cuerda con el comunitario al demandar a la UE «liderazgo y flexibilidad» y asegurar que «el Reino Unido honrará los compromisos adquiridos durante su membresía en la UE, pero está claro que solo se podrá hacer en el contexto de una relación especial con la UE». Londres solo aceptará pagar su factura de salida si se vincula la discusión al avance en la negociación sobre el acuerdo post-brexit. El equipo negociador de May no quiere volver de Bruselas comprometiendo dinero sin compromisos o garantías de que seguirán teniendo una relación comercial estrecha con la UE una vez que se conviertan en país tercero.

Empieza mal el cuarto vis a vis entre Barnier y Davis. La paciencia de la Unión Europea se va agotando y el tiempo es limitado. «Cada día nos acercamos más al 29 de marzo del 2019 (fecha de salida)», recordó el galo.