Tres escenarios para una situación cada vez más envenenada

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Gladys VázquezMarco Gundín

La declaración de independencia sería un enfrentamiento total, y las elecciones, una posible salida

03 oct 2017 . Actualizado a las 07:17 h.

Los tres escenarios que se plantean en Cataluña son la declaración unilateral de independencia, que propugna la Generalitat y que llevaría a un enfrentamiento abierto con el Estado; la ruptura del bloque independentista, más lejos después de los sucesos del domingo; y la convocatoria de elecciones anticipadas, que pide Albert Rivera, previa activación del artículo 155 de la Constitución.

Declaración de independencia

Enfrentamiento total. La ley de transitoriedad aprobada por el Parlamento catalán estableció que si ganaba el sí en el seudorreferendo el Parlamento declararía la independencia en 48 horas. Carles Puigdemont está dispuesto a hacerlo pese a que el simulacro del domingo no tuvo ninguna garantía, ya que no había censo y se pudo votar varias veces, y no es homologable internacionalmente. El Parlamento daría luz verde a la declaración unilateral de independencia (DUI) por mayoría, es decir con los 72 votos de los secesionistas, mientras que para modificar el Estatuto catalán y aprobar otras leyes se necesitan dos terceras partes de la Cámara (90). Este escenario llevaría a un enfrentamiento abierto con el Estado, que cerraría prácticamente cualquier vía de negociación. Para Joan Botella, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona y presidente de Federalistes d’Esquerres, sería «un brindis al sol que provocaría la reacción fulminante de las autoridades centrales». Coincide con el consultor político gallego Santiago Martínez, que señala que la DUI «se quedaría en una simple declaración de intenciones, pero dejaría la pelota en el tejado de la Moncloa a la hora de decidir o no la aplicación del artículo 155 de la Constitución». Para Jaime Miquel, analista electoral, si se produce la DUI, «desencadenará la acción judicial del Estado, cuyo producto inmediato serían millares de inhabilitados, centenares de encausados y decenas de encarcelados».

ruptura del bloque

Los independentistas han cerrado filas. El bloque independentista reúne a formaciones tan dispares como el PDeCAT, heredero de la antigua Convergència, un partido de centroderecha que representa a la burguesía catalana; ERC, de izquierdas, que siempre ha defendido la secesión; y la CUP, un movimiento antisistema que, pese a haber obtenido solo 337.000 votos (10 escaños) en las últimas elecciones, ha sido decisivo para mantener al Gobierno de Puigdemont y ahora lo sería para declarar la independencia.

Tanto ERC como la CUP son partidarios de la DUI, pero en el PDeCAT hay grietas. Puigdemont representa al sector más duro, tanto que se le ve más cerca de los republicanos que de su propio partido. Otros sectores, sin embargo, preferirían aprovechar la movilización del referendo para negociar en posición de ventaja con el Estado. El portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano, llegó a decir que la declaración unilateral de independencia estaba «absolutamente descartada», aunque luego rectificó. Para Botella, «las divisiones internas dentro del bloque independentista pueden ser un factor clave». En todo caso, las cargas policiales del domingo, que han causado un amplio rechazo en la sociedad catalana, han servido para unir al bloque secesionista, en el que de momento nadie se atreve a discrepar. «El 1-O ha consolidado y engrosado el bloque: antes eran seis de cada diez los contrarios a un referendo unilateral, ahora serán cinco si llegan», estima Miquel.

elecciones anticipadas

Bajo los efectos del 1-O. Puigdemont ha descartado este escenario, pero Rivera ha instado a Mariano Rajoy a activar el artículo 155 de la Constitución para convocarlas. Si los catalanes fueran a las urnas, influirían decisivamente los acontecimientos de los últimos días. Por un lado, haría que los votantes convencidos de las formaciones secesionistas cerraran filas, pero la actuación del Gobierno catalán, que se visualizó, por ejemplo, en las sesiones del 6 y el 7 de septiembre en el Parlamento, podría espantar a los sectores más moderados. Todas las encuestas señalan que si el PDeCAT y ERC fueran separados se produciría un hecatombe de la antigua Convergència en beneficio del partido que lidera Oriol Junqueras. Habría que ver cómo reaccionarían los votantes no independentistas, que no han tenido apenas presencia en las últimas semanas. Mientras el binomio PP-Ciudadanos se ha mantenido firme, el PSC se ha desmarcado pidiendo una negociación y criticando la actuación policial el 1-O. Por oro lado, está por ver cómo acogerá el electorado la actuación de los comunes, divididos entre el sector de Podem, defensor del sí en la consulta, y el que lidera Ada Colau, que ha optado por la ambigüedad calculada, ya que llamó a votar, pese a negar validez a la consulta. Miquel considera que «los bloques son muy estables: las variaciones se producen entre los partidos del mismo bloque, son 60 escaños independentistas», todo ello sin medir las consecuencias del 1-O.