«En el estado actual de cosas, ya no hay salida para el problema catalán que no sea traumática»

Pablo Batalla Cueto GIJÓN

ACTUALIDAD

Álvaro Díaz Huici, director de Ediciones Trea
Álvaro Díaz Huici, director de Ediciones Trea

El editor Álvaro Díaz Huici, director deTrea, cree que «somos todos rehenes de un grupo de inútiles, por un lado y por el otro» y que un referéndum pactado podría haber sido la solución pero ya no es viable

05 oct 2017 . Actualizado a las 08:57 h.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Por muchas cuestiones, pero si tuviera que señalar una más concreta, diría que el recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP contra el Estatut y aprobado por el Tribunal Constitucional. Aquella reforma se hizo sin traumas, fue aprobada por el Parlament catalán, fue aprobada por el Parlamento español, fue refrendada por los propios catalanes y no concedía a Cataluña más de lo que se había concedido a otras comunidades. Todo había quedado perfectamente ajustado, pero la irresponsabilidad, la obcecación y la estupidez del PP generó en la sociedad catalana una sensación de agravio y de humillación que, mezclada con la agitación social de la crisis y con otras cuestiones, constituyó el caldo de cultivo de lo que estamos viendo estos días, y que la ineptitud del gobierno de Mariano Rajoy ha hecho que se les vaya de las manos. Por supuesto hay otras causas, y también habría que hablar de cómo la corrupción de Convergència i Unió hizo a Artur Mas interesarse por estos maridajes extraños e insólitas conveniencias que hoy vemos, y que seguramente a ellos también se les haya ido de las manos. En conjunto, los políticos no han sabido hacer política con mayúsculas. Somos todos rehenes de un grupo de inútiles, por un lado y por el otro.

¿Cómo solucionar el problema?

Salida que no sea dramática o traumática, yo, francamente, ya no la veo. Habría que ser brujo para encontrarla. No hay solución, porque las que podría haber habido en estos años llegan demasiado tarde. La salida podría haber sido un referéndum pactado con tiempo que seguramente habrían perdido los independentistas, sobre todo acompañándolo de una reforma creíble de la Constitución. En general, hay un montón de iniciativas que podrían haber desarrollado un determinado clima mucho más sereno, pero no fue así, y ahora ya estamos al límite. La estrategia independentista consiste en tensar la cuerda del arco lo más posible, y eso, mezclado con la pasividad, la inacción, la torpeza, la miopía y no sé si hasta la ingenuidad de Rajoy, que no hace más que echar leña al fuego llevando a las fuerzas de seguridad a Cataluña (el error y la ineptitud son ésos: no las acciones de las fuerzas de seguridad, que una vez allí es inevitable que pasen, sino el hecho de llevarlas), sólo nos aboca al desastre. No hay moviola.