Miles de catalanes se suman a la Fiesta Nacional con la mayor marcha un 12-O

Mercedes Lodeiro LA VOZ EN BARCELONA

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Enric Fontcuberta | Efe

La manifestación «Cataluña, sí; España también» reunió a 65.000 personas en Barcelona

13 oct 2017 . Actualizado a las 07:18 h.

Unas 65.0000 personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, participaron ayer en una manifestación convocada por Societat Civil Catalana (SCC) y otras entidades con motivo del Día de la Fiesta Nacional y bajo el lema «Cataluña sí, España también», para pedir al presidente catalán, Carles Puigdemont, que vuelva al sentido común, que «rectifique» y aproveche el lunes «su oportunidad de oro». Ese día termina el plazo que le ha dado el Gobierno para que aclare si declaró la independencia o no.

La marcha, celebrada con el transfundo de la crisis catalana, ha sido, con mucho, la más multitudinaria de cuantas ha habido en Cataluña en un 12-O. En años anteriores nunca llegaban a 10.000 los asistentes, excepto en el 2014, semanas antes de la seudoconsulta del 9N, en que participaron 38.000 personas.

Durante el recorrido se escucharon vivas a la Guardia Civil, «España es una y no cincuenta y una», «No nos engañan, Cataluña es España», y lemas contra la televisión catalana como «TV3 manipuladora» y contra políticos: «Puigdemont, a prisión» y «Artur Mas, dónde estás», similares a los escuchados el domingo.

El acto, que transcurrió en un ambiente festivo como la multitudinaria del pasado día 8, desde Paseo de Gracia hasta plaza de Catalunya, estaba encabezada por políticos de Ciudadanos como Inés Arrimadas, Villegas y Carrizosa; del PP, como Alberto Fernández Díaz; y el líder de SCC Cataluña, Mariano Gomá. Fue la líder de la oposición en el Parlamento catalán la que conquistó a los más cercanos: «Inés, guapa, presidenta», se desgañitaba un grupo. Pero tras ellos, gente de todas las edades, jubilados y jóvenes, pero también familias con niños.

Al igual que el domingo pasado, proliferaron banderas de España, de Cataluña y otras blancas con un corazón partido en tres (bandera catalana, española y europea) , y también camisetas con mensajes de «Somos españoles. Ñ». Otros portaban pegatinas con eñes, letra que en catalán no existe. Algunas personas aseguraron ser fieles a este acto desde hace años, pero otras confesaban que se habían sumado en esta ocasión para defender la unidad de España. Y reconocían que la gran manifestación del pasado domingo les había dado valor y fuerzas para exhibir sus ideas. «Era hora de que pudiéramos salir nosotros a la calle», comentó una mujer después de asegurarse de que estaba hablando con una periodista de La Voz de Galicia y preguntar qué anotación estaba realizando en el cuaderno. Es solo un reflejo de la tensión en las calles de la Ciudad Condal.

Los líderes políticos que participaron en la marcha, al igual que los autores del manifiesto, insistieron en que Puigdemont tiene que dar marcha atrás para no seguir perjudicando a Cataluña. El secretario de SCC, Manuel Miró, le exigió que deje de hablar en nombre de todos los catalanes. «Nunca más. No nos representa. No en nuestro nombre», dijo.

«Llevo esta camiseta porque he sido hijo del cuerpo» 

Mercedes Lodeiro

Francisco se considera catalán y español. Sus orígenes son aragoneses. Es un atractivo para los fotógrafos en medio del paseo de Gracia de Barcelona, por la camiseta que lleva. «Guardia civil de paisano», pone. Tal y como están las cosas en Cataluña es un valiente para muchos.

Él dice orgulloso: «He sido hijo del cuerpo, por eso llevo esta camiseta que me han regalado». Y continúa: «Solo la pongo en ocasiones como esta, porque creo que es necesario». Afirma que «después de la gran manifestación del día 8, coloqué una bandera de España en un club deportivo en el que soy socio y todos se quedaron enmudecidos, sonrieron y me comentaron que está muy bien eso de perder el miedo». Admite que la multitudinaria concentración del domingo pasado les dio «mucha moral». «Creíamos que el Gobierno central nos había dejado de lado. Parecía que teníamos que escondernos», afirma.

 

«Lo de esconder la bandera ahora se acabó» 

María Luisa Carballeda nació en Pontevedra hace 61 años, pero cuando tenía 16 se vino a vivir a Barcelona. Asegura que lleva cinco años acudiendo a la manifestación del 12 de Octubre. A la de ayer acudió con unas amigas. «He recibido muchos insultos y escupitajos por no ser independentista y tenía mi bandera escondida, pero ahora todo esto se acabó», afirma con contundencia. Lo tiene y lo expresa muy claro: «Yo me vine para España a trabajar, todo lo que tengo me lo he ganado con esfuerzo, vivo en España y quiero morirme en España».

Acerca de lo que está sucediendo en la política con el proceso independentista, asevera que «ahora vamos a peor».

María Luisa se considera partícipe del éxito económico de Cataluña. «Esta comunidad la hemos hecho rica los que hemos venido de fuera a trabajar en ella, y ahora ellos, los independentistas, la están hundiendo», sostiene. Y muestra su parte de optimismo sobre cómo se resolverá el problema catalán. «Luchamos por lo que creemos y estoy convencida de que esto irá para arriba quieran o no quieran algunos».

 

«Merecía la pena venir a apoyar a los constitucionalistas» 

Para José María, «lo que proponen los independentistas es una barbaridad, porque construir fronteras es un disparate, hay que unir y no separar», en su opinión.

Al principio se resiste a ser fotografiado, como muchos otros antiindependentistas, pero al final cede. Este hombre de familia almeriense, que vivió en Madrid y en Baleares, asegura que es la segunda vez que acude a una manifestación por el día de la Hispanidad, «pero después de lo sucedido estos días merecía la pena venir a apoyar a la parte constitucionalista», afirma. José María recalca que lo hace «a pesar de mis 87 años y dificultades físicas». Y reitera «es que esto que quieren hacer es una barbaridad».

«Venimos todos los años al 12 de octubre» 

Verónica es de Barcelona. Ayer acudió a la manifestación del día de la Hispanidad con su familia. «Venimos siempre todos los años al 12 de octubre. Yo estoy celebrando el Pilar y el Día de las Fuerzas Armadas», dice orgullosa, aunque prefiere preservar la imagen de su hija porque es menor de edad cuando se le propone dejarse fotografiar.

Se pregunta «a ver cómo termina esta partida de ajedrez», en alusión a un tuit de Carles Puigdemont en el que se ve un tablero. Muestra su malestar porque a su hija, ya adolescente, «la adoctrinan en el colegio». Sin embargo, ella se resiste. «La señalan, le llaman facha porque es española y catalana», afirma. Y muestra su fortaleza: «Pero nosotras aquí estamos, venimos igualmente».

La chiquilla porta también una gran bandera española. Asiente con el gesto el comentario de su madre y añade que hay profesores separatistas que «de manera disimulada intentan inculcarte el independentismo».

RAFAEL MARCHANTE | Reuters

Batalla campal entre dos grupos ultra al finalizar la manifestación por el 12 de Octubre

Aunque la manifestación convocada por el día de la Fiesta Nacional en Barcelona transcurrió en un ambiente festivo, al término de la misma, dos grupos de jóvenes ultras se enzarzaron en una pelea delante de una conocida cafetería en plaza Cataluña, donde comenzaron a lanzarse sillas. En la trifulca resultó herido un agente de la Guardia Urbana.

Poco antes, y a unos metros de la citada plaza, decenas de mossos mantuvieron retenidos contra la pared de un edificio a una decena de jóvenes ultraderechistas mientras los agentes eran increpados por otros manifestantes al grito de «traidores». Aunque hubo momentos de angustia, todo concluyó cuando los mossos los dejaron marchar.

En otra zona de la ciudad, unas 350 personas se desplazaron a Montjuich para participar en una concentración de extrema derecha en la festividad del 12 de Octubre, durante la cual se han quemado banderas independentistas catalanas y se han proferido consignas contra el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el mayor de Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero.

Sociedad Civil Catalana advierte de que no reconocería una eventual república

Uno de los convocantes de la marcha, Sociedad Civil Catalana (SCC) emitió un comunicado al finalizar la manifestación en el que advirtió de que no reconocerá una eventual república catalana ni acataría las leyes que la amparan. Además, consideró «improcedente» abrir la vía de la negociación para solucionar el contencioso entre el Gobierno y la Generalitat.

SCC afirma que el 10 de octubre Cataluña «vivió la página más negra de su reciente historia», después de que el presidente Carles Puigdemont «declarara la independencia en el Pleno del Parlamento al tiempo que suspendía su eficacia y firmaba, junto con el resto de diputados independentistas, la declaración de constitución de la República Catalana».

Puigdemont también fue el protagonista de los discursos leídos, con anterioridad, al finalizar el acto de la Fiesta Nacional. Clemente Polo, presidente de Regeneración Democrática y portavoz de España y Catalanes, calificó de «confusa pantomima, más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria», la declaración unilateral que hizo Puigdemont en el pleno del día 10.

Teresa Freixas, de Concordia Cívica, reclamó recuperar «los valores del Estado de derecho» para que todos los ciudadanos tengan «los mismos derechos y obligaciones en todo el territorio nacional». Manuel Miró (SCC) pidió que Puigdemont vuelva a la legalidad, y Josep Bou, presidente de Empresarios de Cataluña reivindicó su condición de catalán y español.