Lupita Nyong'o también fue víctima de Weinstein: su desgarrador relato

M.V. NUEVA YORK

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DIA DIPASUPIL | afp

La oscarizada actriz explicó detalladamente al «New York Times» cómo fueron sus encuentros con el productor

20 oct 2017 . Actualizado a las 19:38 h.

No se ahorra ni un solo detalle, porque ya de contarlo -despierto el monstruo de los recuerdos-, contarlo todo y contarlo bien. Lupita Nyong'o fue/es también víctima. Se confiesa en las páginas del New York Times con un incómodo y explícito relato en primera persona, en el que relata con valentía sus encuentros con Harvey Weinstein. «Había archivado mi experiencia con Harvey en los recovecos de mi mente, uniéndome a la conspiración de silencio que ha permitido merodear a este depredador durante tantos. Me sentí muy sola cuando sucedió. Me culpé a mí misma. Pero ahora que esto se está hablando abiertamente, no he podido evitar que los recuerdos vuelvan a aparecer. Sentí un arrebato de rabia al enterarme que mi experiencia no fue un episodio aislado, sino parte de un siniestro patrón de comportamiento».

Lupita Nyong'o conoció a Harvey Weinstein en el 2011, durante una entrega de premios en Berlín, cuando ella todavía era una joven estudiante de arte dramático. Se lo presentaron como el «productor más poderoso de Hollywood». Lo era. Lo fue hasta hace escasamente un mes. El pasado fin de semana, la Academia se vio obligada a expulsarlo de sus filas poniendo fin a «la era de la ignorancia deliberada y la complicidad vergonzosa» con los abusos sexuales.

Ya aquella noche, en la capital alemana, la actriz fue puesta sobre aviso: «Una mujer que era productora me aconsejó con cautela que mantuviera a Harvey en su sitio. Me dijo que era un buen contacto en el negocio, pero que tuviese cuidado con él». Lupita Nyong'o y Weinstein se intercambiaron los teléfonos. «En este primer encuentro, me pareció muy directo y autoritario, pero también encantador», confiesa.

Poco después, el productor se puso en contacto con la mexicana-keniana y la invitó a la proyección de una película. Envió un coche a recogerla y la invitó a comer. Él acompañó el almuerzo con un vodka; ella, con un zumo. Él insistió en que pidiese alcohol. Ella se negó. Él lo pidió igualmente y se lo puso delante. Ella no se lo bebió. «Fue agresivo y temperamental», recuerda la intérprete. A continuación se dirigieron a casa del productor para visionar la cinta prometida, pero al rato de empezar, Weinstein condujo a Nyong'o hasta su dormitorio y le dijo que quería darle un masaje. «Me entró un poco de pánico y se me ocurrió proponerle ser yo la que se lo diese a él -relata-. Eso me permitiría tener el control físico, saber exactamente dónde estaban sus manos en todo momento».

«Aceptó y se tumbó en la cama -continúa la actriz-. Empecé a masajear su espalda, ganando algo de tiempo para buscar una manera de salir de esta situación indeseable. Al rato dijo que quería quitarse los pantalones. Le dije que no lo hiciese, que me sentía muy incómoda. Él se levantó de todos modos para hacerlo y me dirigí a la puerta». El productor se puso la camisa, le dijo que era una terca. «Estuve de acuerdo, con una risa fácil, tratando de salir de la situación de forma segura. Después de todo, estaba en su casa con sus empleados, pero me parece que era una habitación insonorizada», cuenta. Pero antes de marcharse, Weinstein recuperó el control de la situación llevándola a su terreno. Le habló de una serie que producía para la HBO. Le dejó caer que había pensado en ella para formar parte del proyecto. La despidió diciéndole que viese los capítulos ya emitidos. Que se lo pensase. 

«No sabía cómo procesar el incidente del masaje -explica-. Razoné que había sido inapropiado e impropio, pero no abiertamente sexual. Estaba entrando en un negocio donde lo íntimo es a menudo profesional y las líneas están borrosas». «Su oferta para formar parte del programa de HBO había sido muy atractiva y me entusiasmó -recuerda ahora-, especialmente porque estaba a punto de graduarme. No sabía cómo proceder sin poner en peligro mi futuro».

Se vieron por tercera vez durante una lectura de guión en Nueva York. Él le dijo que podía ir con quien quisiese y ella, más tranquila, acudió son dos de sus mejores amigos. Después les invitó a cenar. Fue amable con ellos: «sabía ser realmente encantador» cuando quería. «Me dio la sensación de que había entendido dónde estaban los límites y que los iba a respetar». Pero la calma no duró mucho. Días más tarde se puso en contacto con ella y le propuso acudir juntos a la proyección de El romance del siglo. Al acabar la película fueron a cenar, pero antes incluso de que llegasen los aperitivos le anunció sin rodeos que tenía una habitación en el piso superior para tomarse el resto de la cena en la intimidad. «Cortemos el rollo», le dijo. 

«Me quedé pasmada -sigue Lupita Nyong'o-. Le dije que prefería comer en el restaurante. Me dijo que no fuera tan naíf. Si quería ser una actriz, tenía que estar dispuesta a hacer este tipo de cosas. Dijo que había salido con las famosas actrices X e Y, y que mira hasta dónde habían llegado». Pero la protagonista de 12 años de esclavitud se mantuvo firme y rechazó su oferta. «No tienes ni idea de lo que estás rechazando», la amenazó. «Con todo el respeto, no sería capaz de dormir por la noche si hiciera lo que me pides, así que debo pasar», le contestó ella.

La última vez que coincidieron fue en septiembre del 2013. «Me dijo que no se podía creer lo rápido que había llegado donde estaba, y que me había tratado muy mal en el pasado. Estaba avergonzado de sus acciones y prometió respetarme en el futuro. Se lo agradecí y me fui. Pero me hice una promesa a mí misma, no trabajar nunca con Harvey Weinstein». No lo ha hecho. Weinstein le ofreció un papel después de ganar el Óscar, pero ella lo rechazó. «Ahora sé lo que no supe entonces. Fui parte de una comunidad creciente de mujeres que lidiaron en secreto con el acoso de Harvey Weinstein. Alzo la voz para contribuir a poner fin a la conspiración del silencio», concluye.