Guerra del carbón en el olimpo eléctrico

f. f. REDACCIÓN / LA VOZ

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CARLOS FERNANDEZ SOUSA

Nadal se enfada porque las empresas quieren prescindir de las térmicas cuando aún no tiene un plan para sustituirlas

16 nov 2017 . Actualizado a las 08:42 h.

No dejan de saltar chispas en las altas esferas eléctricas. Las tiranteces entre el anterior ministro del ramo José Manuel Soria y las grandes compañías del negocio se mantienen con el actual titular. Álvaro Nadal, que lleva un año en el puesto, se enfrentó primero a Endesa y ahora a Iberdrola por sus anunciados cierres de centrales de carbón. La primera empresa conservará la térmica gallega de As Pontes y la de Litoral (Almería) acometiendo para ello obras valoradas en 300 millones a fin de reducir sus vertidos contaminantes a la atmósfera. No tiene previsto ejecutarlas en las plantas de Compostilla (León) y Andorra (Teruel), lo que las condena al cierre a partir del 2023. La directiva europea de emisiones obliga a modernizar el parque de carbón para que siga funcionando.

El caso de Iberdrola es algo diferente. La compañía anunció que en el 2020 no quería más centrales de ese tipo y que, por tanto, quería cerrar las dos que le quedaban: la asturiana de Laza y la palentina de Velilla. Pero en la primera acaba de invertir 15 millones de euros en teoría para prolongar su vida útil. Sin embargo, la compañía ha cambiado de opinión y quiere adelantar su final. Y Nadal se ha puesto nervioso ante lo que se le avecina y teme que el sistema eléctrico no soporte el cierre de al menos estas cuatro centrales de carbón a corto plazo.

Pero es que los nuevos objetivos de la Comisión Europea van en esa línea de descarbonización de la generación eléctrica para reducir las emisiones y cumplir con el Pacto de París. La meta es que en el 2050 el 95 % de la energía sea de origen renovable, lo cual abocará al cierre al resto de instalaciones. La dueña de Endesa, la italiana Enel, se propone cumplir a rajatabla ese objetivo para ese año y haber desmantelado para entonces su parque térmico.

Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, tiene más prisa y este miércoles avanzó que en el 2020 no quiere tener las manos manchadas de carbón con el objetivo de reducir sus emisiones en un 50 %.

Impacto en la factura

Pero Galán y su impaciencia se han dado de bruces con Nadal, quien este miércoles, en el Congreso, avisó de nuevo de que el cierre de las térmicas encarecería en un 15 % los precios de la electricidad en los momentos de repunte y el de las nucleares un 25 % a lo largo de todo un año. Además, el Ministerio de Energía ha elaborado un proyecto de real decreto, que está a exposición pública, que regula el cierre de instalaciones de generación eléctrica y que pone más piedras en el camino para expedir una autorización. Sin ella, las compañías están atadas de pies y manos.

Nadal parece querer manejar los tiempos para afrontar un cierre paulatino de instalaciones más contaminantes hasta el horizonte del 2050. Pero eso, además de un real decreto que fije cómo hacerlo, requiere de una planificación energética. Es decir, de una hoja de ruta que asegure la sustitución progresiva de las tecnologías no renovables para garantizar el suministro eléctrico. De momento, lo único que ha hecho el departamento que dirige Álvaro Nadal ha sido promover tres subastas para incentivar la instalación de 6.750 megavatios eólicos y fotovoltaicos en el 2020. Solo de carbón hay 10.000.

Las tensiones públicas de Nadal con Gas Natural Fenosa no se han producido. Pero la compañía también anunció hace unos meses que no ejecutaría las inversiones precisas para cumplir con la directiva europea de emisiones en la central de carbón de Anllares (también en León, como la de Compostilla). Por tanto, queda condenada a la extinción a partir del 2023. Sí apostará por su otra planta leonesa, la de La Robla.

Sobre la gallega de Meirama (Cerceda) no hay una decisión firme todavía. La compañía tiene que deshojar la margarita pronto, como muy tarde en el 2018, pues las plantas que se sometan a la directiva sobre emisiones deben estar modernizadas para ello en enero del 2020.