PP y PSOE cierran filas para apoyar el cupo vasco, que C'S considera «oscuro y opaco»

M. C. C. REDACCIÓN / LA VOZ

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Javier Lizon | EFE

Los populares niegan que vayan a negociar un pacto fiscal propio para Cataluña como en el País Vasco

22 nov 2017 . Actualizado a las 08:01 h.

El Gobierno de Rajoy quiere cerrar cuanto antes la página del Cupo vasco, un frente vital para mantener su entendimiento con el PNV de cara a aprobar los Presupuestos para el próximo año y sobre todo, para no abrir otra brecha de reivindicación nacionalista, ya que para el PNV consideraría como un recorte del autogobierno de los vascos cualquier negociación a la baja.

El PP cuenta con el apoyo del PSOE -el PSE gobierna en coalición con el PNV- para zanjar mañana en el Congreso este tema, que sin embargo ha abierto fisuras entre los barones socialistas y en las relaciones del PP con Ciudadanos. Ayer, el vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez -mano derecha de Susana Díaz- consideró deseable y conveniente para esta comunidad la discusión conjunta del cupo vasco y de la reforma del modelo de financiación autonómica. Jiménez volvió a exigir el Gobierno que convoque cuanto antes a las comunidades autónomas para debatir «en serio» sobre un nuevo modelo de financiación y no una reforma, porque debe tener suficiencia financiera para prestar los servicios en igualdad y equidad en toda España.

Una tesis que también se suscribe desde otra de las federaciones más potentes de los socialistas, la valenciana. Ayer, el presidente de la Comunidad, Ximo Puig, se expresó en parecidos términos que Jiménez. «No tendría ningún sentido que se aprobara el cupo vasco sin un nuevo sistema de financiación», dijo.

«Sin complejos»

En cambio, en Ferraz, no hay matices sobre esta cuestión, y mañana votarán «sin complejos» el Cupo vasco porque el concierto económico que rige la relación financiera entre el País Vasco y el Estado es un «hecho diferencial constitucionalmente reconocido», según la portavoz parlamentaria socialista Margarita Robles. Los Gobiernos español y vasco alcanzaron en mayo un acuerdo después de años de desavenencias sobre el cálculo del Cupo, la aportación que el País Vasco hace al Estado por los servicios que este presta en su territorio más una contribución a los gastos generales. Las diferencias correspondían al período 2007-2016, así como al cálculo de las políticas activas de empleo, cuyas competencias fueron transferidas a el País Vasco en el 2010. Finalmente, las dos partes pactaron que el Estado devuelva al Gobierno vasco 1.400 millones de euros que se entienden cobrados de más, un dinero que se irá descontando de forma progresiva durante los próximos cinco años. Abiertamente en contra del Cupo está Ciudadanos, que criticó que se vaya a aprobar mañana sin apenas debate, al tiempo que calificó el sistema de «oscuro y opaco».

Mientras, con Cataluña en el retrovisor, Rajoy pidió ayer consenso para negociar un nuevo sistema de financiación y negó que en esa comunidad se vaya a negociar un pacto fiscal como el del País Vasco.