¿Es delito insultar en un chat privado de WhatsApp?

EFE

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Las amenazas a Carmena en un grupo de policías abren el debate: ¿Hasta qué punto puede considerarse privado lo escrito?

24 nov 2017 . Actualizado a las 12:03 h.

¿Es delito insultar en un chat de  WhatsApp? ¿Hasta qué punto puede considerarse privado lo escrito? «Que se muera la zorra vieja ya». «Vejestorio despreciable». «Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros». Estos comentarios sobre Manuela Carmena son solo tres de los muchísimos intercambiados en un grupo de Whatsapp de policías municipales de Madrid, que también se dedicaban a verter en su conversación colectiva amenazas a compañeros de profesión, insultos a inmigrantes, improperios contra periodistas e incluso alabanzas a Hitler. El controvertido chat está siendo investigado por un juzgado de Madrid después de que un agente, conocedor de estas charlas, denunciase en una comisaría municipal tras recibir intimidaciones.

Al margen del recorrido penal de este asunto y de que el Ayuntamiento haya actuado ya contra tres de estos agentes, suspendiéndoles temporalmente de sus funciones, con retirada del arma y la credencial reglamentaria, el debate suscitado se centra en determinar si los comentarios vertidos en un chat privado pueden ser constitutivos de delitos de odio, enaltecimiento o de injurias.

Si bien existen precedentes en una y otra dirección, lo cierto es que los expertos no se ponen de acuerdo a la hora de atribuir a comentarios privados, sean de la índole que sean, un castigo penal. Y es aquí donde reside la polémica con los agentes municipales. Ninguno de los juristas consultados niega que el chat sea un foro privado, pero tienen claro que el tamaño de dicho grupo sí que importa y que, por tanto, los posibles delitos en que se puedan incurrir dependen y mucho de la posibilidad de que las opiniones puedan o no hacerse públicas.

«Si estás en la calle y te graban haciendo algo, tú no puedes alegar intromisión porque sabes que estás expuesto al público, otra cosa es que te graben dentro de un coche a oscuras en un descampado porque en este caso tú esperabas tener esa intimidad», explica gráficamente un agente de la Guardia Civil, que admite que un chat con más de cien participantes «privado, privado...». Es lo que se denomina la expectativa de privacidad, en palabras del abogado Alonso Hurtado, socio de Écija Abogados, especializado en el derecho de las tecnologías de la información, que apunta la posible relevancia de que esos comentarios sean proferidos por policías; es decir, agentes de la autoridad que tendrán que demostrar que estas opiniones nada tienen que ver con el ejercicio de su trabajo.

Porque otro asunto que puede complicar a estos policías, si algunos de sus comentarios llegan a los tribunales, es que han sido proferidos por agentes de la autoridad. Habría que ver, dicen algunos abogados consultados, si lo hicieron en horario laboral y, sobre todo, demostrar para su defensa que, en cualquier caso, los escribieron a título individual. 

Tanto Hurtado como el abogado penalista Jaime Montero y otras fuentes fiscales consultadas sostienen que «de forma evidente» y «clara» algunos de los comentarios de ese chat son constitutivos de un delito de odio, tipificado en el Código Penal, que contempla se podrá incurrir en él «por un medio de comunicación social, por Internet o mediante el uso de tecnologías de la información, de modo que se hiciera accesible a un elevado número de personas».

Una difusa línea entre lo público y lo privado

En definitiva, enfatiza una fiscal especializada en criminalidad informática, se trata de la oportunidad de la publicidad, el riesgo de que esos comentarios trasciendan más allá del ámbito de ese foro, aunque la línea, reconoce, es muy difusa.

Los sindicatos de Policía Municipal ofrecen versiones matizadas. Ninguno aprueba las opiniones vertidas, pero tanto el mayoritario, el CPPM como APMU, afirman que eran mensajes privados y que se han hecho públicos por un integrante del mismo que administró otro foro policial que nunca denunció las descalificaciones que también se vertían en él. Más dura se muestra la asociación que agrupa a los jefes de policía local, que ven algunas opiniones son claramente constitutivas de delito de odio y «absolutamente intolerables para quienes tienen la condición de agentes de la autoridad».

En lo que vuelven a estar de acuerdo es en que quien ha perdido es la propia institución, cuya imagen ha quedado muy deteriorada