La secta acusada de abusos sexuales en Oia irá a juicio con 17 procesados

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

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M. MORALEJO

El líder de los miguelianos, Miguel Rosendo, en prisión desde hace tres años, será juzgado por cinco delitos

01 dic 2017 . Actualizado a las 06:48 h.

Tres años después de que la Guardia Civil comenzara a investigar, la jueza por fin ha dado carpetazo a la instrucción del caso de la secta de los miguelianos. El asunto se encuentra ahora en manos de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que deberá resolver sobre la celebración del juicio una vez que reciba los escritos de la defensa y de la acusación. El líder de la organización, Miguel Rosendo, que lleva ya tres años en prisión preventiva, deberá sentarse en el banquillo junto con otros 16 procesados y podrá defenderse de los delitos por los que ha sido investigado: asociación ilícita, agresión sexual, abusos sexuales, contra la Hacienda Pública y blanqueo de capitales.

Entre los procesados se encuentran la esposa de Rosendo y sus dos hijos, como presuntos responsables de delitos contra la Hacienda Pública y de blanqueo. También está encausada Marta Paz, a la que se referían como uno de sus bastones, así como tres matrimonios y un sacerdote que eran estrechos colaboradores del líder.

El Obispado de Tui-Vigo podría tener que asumir la responsabilidad civil y pagar indemnizaciones a las víctimas, en caso de que así lo estipule la sentencia. La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel había sido reconocida por la Iglesia como asociación pública de fieles, lo que le otorgaba un sello de credibilidad que pudo haber sido utilizado por el líder del grupo con fines espurios.

Miguel Rosendo comenzó su andadura de predicador dando charlas en un herbolario que tenía en Vigo. Poco a poco fue ganando seguidores, que lo ayudaron económicamente, y así fue como pudo adquirir un chalé de grandes dimensiones en la parroquia de Mougás, en Oia.

La secta llegó a tener más de 400 seguidores que se reunían en la casa madre. Se los distinguía por unos hábitos de color azul y amarillo que vestían en sus ritos y sus salidas. Gozaban de tanta confianza por parte de la Iglesia que tenían un capellán que daba misas en la sede y les habían encomendado la rehabilitación del antiguo convento franciscano de Nigrán. Rosendo controlaba la voluntad de sus seguidores y llegó a forzar al menos cinco matrimonios entre sus miembros, según consta en el sumario.

En el 2012 la Iglesia abrió una investigación interna al tener noticias de supuestos abusos sexuales por parte del líder. Dos años después, sus integrantes fueron expulsados por las autoridades eclesiásticas y un grupo reducido de ellos se trasladó a Collado Villalba y a El Escorial.