Dublín y los unionistas del Norte atrapan a Theresa May en su red

íñigo gurruchaga LONDRES / COLPISA

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POOL | Reuters

Inexplicablemente, la primera ministra no informó a sus socios del DUP del trato al que llegó con el primer ministro irlandés

06 dic 2017 . Actualizado a las 09:48 h.

La exministra principal de Irlanda del Norte ha afirmado que el texto de las propuestas británicas para resolver la cuestión irlandesa en la cumbre europea que se celebra en diez días le causó «una gran conmoción», para justificar que su partido, el unionista DUP, llamase con urgencia a Theresa May cuando se encontraba el lunes en Bruselas para frenar su negociación con Jean Claude Juncker. May había viajado a la capital de la UE con el ánimo de cerrar el acuerdo sobre las tres áreas [Irlanda, residentes y factura] sobre las que Bruselas tiene que fallar para iniciar la segunda fase de negociación del brexit.

Los medios citan a diputados conservadores que anónimamente expresan asombro por que la primera ministra no hubiese informado antes a los dirigentes del DUP sobre lo que había acordado con el jefe del Gobierno irlandés, Leo Varadkar. El entendimiento con los unionistas en el Parlamento da a May la mayoría que necesita para sostenerse en una Cámara de los Comunes, donde es débil tras su catastrófica convocatoria de elecciones anticipadas.

Lo que causa conmoción a Foster, que habría conocido el texto pactado con Dublín «tarde en la mañana del lunes», es la inclusión de una frase en la que se dice que, para evitar la creación de controles fronterizos entre las dos Irlandas, los gobiernos del norte y del sur tendrán que «alinear» sus regulaciones sobre bienes y servicios, de tal modo que, en ausencia también de aranceles, el comercio entre el norte y el sur siga fluyendo sin trabas.

Los unionistas, que pidieron el voto por el brexit aunque la mayoría de la región votó por la permanencia en la UE, sintieron entonces su gran conmoción. Porque esa formulación significa que, en caso de que Reino Unido no establezca una relación con la UE sometida a la misma simetría de regulaciones, Irlanda del Norte sería una parte diferenciada de la esfera británica y más unida a la República, algo que va contra su credo político existencial.

Los puristas conservadores por la marcha de la UE también se han alarmado, porque ese compromiso irlandés de diciembre de 2017 sugiere que May estaría obligada a negociar una relación con la UE que podría mantener el papel sancionador del Tribunal de Justicia de la UE y limitaría la libertad del futuro Reino Unido para negociar acuerdos comerciales con terceros países.

Nicola Sturgeon, líder escocesa, volvió a levantar ayer su dedo índice para señalar que, si Londres está dispuesta a crear en Irlanda del Norte una zona británica que es, para los efectos prácticos, parte del mercado común, Escocia tendría también el derecho a cumplir su afán de mantenerse en el área comunitaria.

De este modo, la unidad del reino, la estabilidad del Gobierno y la paz irlandesa han vuelto al centro del tablero. El portavoz laborista sobre el brexit, Keir Starmer, ha descrito en el Parlamento lo ocurrido en Bruselas, Londres, Dublín y Belfast como «el choque de la fantasía con la bruta realidad». May tiene cada vez menos horas para resolver un rompecabezas que puede acabar con ella.

TOLGA AKMEN | AFP

El Reino Unido ya está fuera del plazo para pasar a la siguiente fase del «brexit»

Solo la voluntad política de los líderes europeos puede abrir la puerta a las negociaciones de la futura relación entre el Reino Unido y la UE

cristina porteiro

Tarde. Reino Unido ha dejado expirar la fecha límite concedida por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para alumbrar una propuesta lo suficientemente ambiciosa para abrir las puertas a la segunda fase de negociación del brexit. Las triquiñuelas y regates del negociador británico, David Davis, y el afán de la primera ministra, Theresa May, por exprimir el reloj han dejado a su país sin tiempo extra.

Londres mira ahora a Bruselas y pide una última oportunidad. Una nueva propuesta está en camino después de que la «definitiva» volase por los aires el martes por el rechazo de los unionistas irlandeses (DUP) a contar con un estatus especial post-brexit, requisito indispensable para mantener una frontera invisible con la República de Irlanda. ¿Todavía están a tiempo? «¡De hecho, ya llegan tarde! Así que no tiene sentido hablar de días o plazos límites», aseguran fuentes del Consejo.

En términos de procedimientos técnicos, ya no es posible valorar y dar luz verde a una nueva propuesta de acuerdo sobre las tres grandes prioridades a resolver: Los derechos de los ciudadanos desplazados, la factura del brexit y la solución para la frontera entre las dos Irlandas. Así que el futuro de los planes de May está en manos de los 27. Solo la voluntad política de los líderes europeos puede abrir la puerta a las negociaciones de la futura relación entre el Reino Unido y la UE en la cumbre europea del próximo 15 de diciembre . Un paso crucial a las puertas del 2018. Los británicos deberán abandonar el bloque el 29 de marzo del 2019 y solo la negociación de una prórroga de dos años puede conceder al Gobierno de May un poco del oxígeno que necesitará para adaptarse a su nuevo estatus sin saltar al vacío.

En la lista de deseos navideños de la premier está ablandar a los socios más reacios (Alemania y Francia). En cuanto la nueva propuesta pase por las manos del negociador europeo, Michel Barnier, y cuente con su sello, Tusk podrá enviar a las 27 delegaciones europeas sus nuevas directrices para pasar a la segunda fase. Lo que pase en los cuarteles nacionales es una incógnita.

Es lo más parecido a resolver un Cubo de Rubik con los ojos cerrados. «Necesitarán mucha voluntad para poder decidirlo», admiten fuentes diplomáticas. Y no solo eso. La sustancia tiene que convencer. La frontera irlandesa no es el único obstáculo que se interpone entre los británicos y la segunda fase. El rechazo del Reino Unido a aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es otro fleco al aire que deberán enmendar cuanto antes. «Este no es el final del juego. Si no tenemos directrices para la cumbre de diciembre, continuaremos el trabajo», se resignan fuentes del Consejo.