Bruselas condena a la flota pesquera asturiana a apretarse el cinturón

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MARCOS CREO

Las prisas por acabar con la sobrepesca en todos los caladeros atlánticos amenaza con dejar sin oxígeno a la armadas asturiana

13 dic 2017 . Actualizado a las 19:31 h.

Tensión, reproches, regateos, plantones y mucho, mucho cansancio en la cita del año para el sector pesquero. La negociación para el reparto de cuotas del 2018 echó el telón esta mañana con un mal final para la flota asturiana. «La Comisión ha estado especialmente dura este año», aseguran fuentes diplomáticas. Una queja que deslizó la ministra española Pesca, Isabel García Tejerina, al explicar el saldo de la batalla: «La Comisión ha planteado poca flexibilidad (...) Nos ha costado mucho moverla (...) Este era un año especialmente difícil», se excusó la vallisoletana, la última ministra en dar el visto bueno al acuerdo de reparto.

Esa dureza se tradujo, tras casi 22 horas de negociación ininterrumpida, en unas posibilidades de pesca muy limitadas y nada alentadoras para los buques asturianos. Nadie recuerda en los cuarteles del Consejo Europeo un parto tan doloroso y hasta surrealista. A las 7.33 am Letonia presentaba comentarios sobre el cangrejo de las nieves ante la perplejidad de sus socios.

España logró convencer al comisario de Pesca, Karmenu Vella, para posponer el objetivo de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) para la merluza ibérica al 2019 de forma que el stock solo se recortará en un 12% frente al 30% que proponía Bruselas. Y ya van cuatro años de cercenamiento. «Todos los informes sociecoeconómicos han permitido suavizar esa dura propuesta», sostuvo Tejerina, exhausta tras los embistes de Vella y sus socios del Norte. La merluza norte se conforma con un tajo del 7% frente al 19% previsto. A pesar del turbio horizonte que se le plantea a la flota, el Gobierno español espera poder conseguir una ligera subida el próximo año.

El maltés ha puesto rumbo a toda máquina para conseguir llevar a todas las poblaciones de peces al RMS en el 2018. Sin treguas. No hubo piedad ante los ruegos para evitar el sacrificio de la cuota del jurel que se recortará un 24%, lo previsto inicialmente. Bruselas no se movió ni un centímetro de su posición. Mejor suerte tendrá la flota con el jurel del Cantábrico que subirá un 21%. El ICES estudiará la demanda de ampliar la flexibilidad entre las dos pesquerías del 5% al 15%.

La terquedad de Vella también se tradujo en el segundo cierre de la cigala cantábrica. Cuota cero a la espera de lo que diga el ICES. En cualquier caso, la pesquería sería experimental.

Tampoco hubo mejoras para la anchoa del Cantábrico, que se quedará en las 29.700 toneladas, ni en las del rape. El stock del sur cae un 2%. El del Gran Sol se mantiene. Mejores noticias para el gallo sur, subirá un 20%, y para la flota del Cantábrico noroeste, que podrán pescar un 15% más de rayas.

Trato desigual

Uno de los caballos de batalla en la sala del Consejo fue revertir la tendencia de la UE a beneficiar a los socios norteños en detrimento de los meridionales. Un trato discriminatorio que se dejó notar desde el principio y que forzó a España, Portugal y Francia a amotinarse durante horas. La propuesta de imponer restricciones de pesca a la anguila en las aguas del Atlántico, tras las protestas de los únicos afectados (los países Bálticos), solo fue la punta de lanza de una ofensiva mayor encabezada por el comisario, reconvertido en un halcón de las negociaciones hasta los últimos coletazos de la jornada. Aun así, la veda temporal no sació el hambre de países como Suecia y Dinamarca, para los que la medida es «desequilibrada».

Atrás quedó también la esperanza de convertir el tajo del 20% a la xarda en oportunidades de pesca para otras especies de la flota. Las prisas por acabar con la sobrepesca en todos los caladeros atlánticos amenaza con dejar sin oxígeno a la armadas asturianas y gallegas, oprimidas por el corsé de la nueva PCP, los objetivos medioambientales y la falta de cintura de la UE, que sigue sin dar solución a problemas como el de las especies de estrangulamiento, esos peces para los que los buques apenas tienen cuota o cuota cero. ¿Qué hacer si caen en las redes y se sobrepasa el límite al efectuar los desembarcos? El debate sigue abierto desde que se aprobó la PCP en el 2013. Se acerca la fecha marcada en rojo en el calendario: El 1 de enero del 2019. Para entonces, la prohibición de descartes se extenderá a todas las pesquerías y los pescadores siguen sin soluciones para evitar el amarre prematuro al que les abocaría la falta de flexibilidad mostrada por Bruselas. Una mano izquierda que sí ha mostrado con la flota norteña, a la que le ha quitado de los TAC y cuotas la platija. No ocurre lo mismo con el bacalao, el eglefino o el ochavo de la flota española.