El experimento del doctor Iceta le estalla a Sánchez

ACTUALIDAD

Andreu Dalmau | EFE

El candidato socialista apoya el indulto para los soberanistas mientras Ferraz se desmarca

14 dic 2017 . Actualizado a las 07:57 h.

Investir a un presidente es fácil. Pero destituirlo es bastante más complicado, haga lo que haga. Lo sabe bien el líder del PSC, Miquel Iceta, que por eso aspira a la pirueta de convertirse en molt honorable con los votos del centro derecha españolista para aplicar luego un programa de izquierda nacionalista. Gobernar gracias al club del 155, pero mirado hacia la banda de la DUI, por hablar en términos pedestres. Iceta se deja llamar constitucionalista, pero nada de lo que hace responde a ese perfil, porque su modelo es el de Maragall. Debutó en campaña proponiendo la condonación de la deuda a Cataluña y un pacto fiscal que desbordaba el que Artur Mas exigió en el 2012, que fue lo nos llevó a esto cuando Rajoy le dijo nones. Y ahora ofrece al independentismo barra libre para seguir delinquiendo al plantear la excentricidad del indulto preventivo.

Que Iceta se permita ir así de lejos en plena campaña indica que, aunque, si dan los números, está dispuesto a plantarse el 21D y fumarse un puro hasta que Arrimadas y Albiol lo hagan presidente, tiene claro ya que en la semana que queda no va a pescar un solo voto en los caladeros de Ciudadanos o del PP. Busca descaradamente el apoyo del nacionalismo moderdo y hasta del independentismo desencantado. Y lo hace sin miedo a perder el del socialismo españolista, porque sabe que, haga lo que haga, tiene garantizado su voto, ya que históricamente no hubo nunca en Cataluña un partido de izquierda no nacionalista que dispute ese nicho al PSC. La llegada de Podemos y los comunes no cambia eso, porque Iglesias y Colau, siendo más de izquierda que el PSC, se ubican en Cataluña en posiciones casi cercanas al independentismo. De modo que Iceta considera cautivo el voto del socialismo catalán españolista el 21D y el de Ciudadanos y el PP en su hipotética investidura. Y lo que busca ahora, de cara al futuro, es hacerse perdonar el más que improbable pecado de alcanzar así la presidencia y su apoyo al artículo 155.

El problema de toda esta arriesgada política de laboratorio del doctor Iceta es que no solo puede acabar siendo inútil y perjudicial para el PSC en caso de que el independentismo alcance la mayoría absoluta, sino que el experimento le ha estallado ya en la cara a Pedro Sánchez. Por más que ayer Ferraz se desmarcara, el líder del PSOE va a tener muy difícil explicarle al votante español cuestiones como esta del indulto preventivo a los golpistas, o que el PSC haya votado a favor de que la plaza Constitución de Gerona se llame a partir de ahora plaza del 1 de Octubre, en homenaje a un referendo ilegal.