Rajoy: «El presidente asume todo lo que le pase al PP»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID

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OSCAR DEL POZO | AFP

El titular del Ejecutivo considera que los resultados en Cataluña no son extrapolables al conjunto del país

22 dic 2017 . Actualizado a las 16:21 h.

«El presidente asume todo lo que le pase al PP». Rajoy se ocultó el jueves en Génova, en donde siguió la noche electoral, pero este viernes compareció en Moncloa para asumir su cuota de culpabilidad en los pésimos resultados que logró el PP en Cataluña, en donde se quedaron solo con tres escaños de los once obtenidos en el 2015. La fuerza menos votada de todo el Parlamento catalán. «La gente no está contenta. Somos seres humanos», admitió. «El partido se involucró mucho en la campaña y el esfuerzo de García Albiol fue muy considerable», dijo, tratando de echar un capote sobre su candidato. Y prometió volver a dar guerra. «El PP no es un partido que se inventó hace un cuarto de hora. Llevamos en política desde 1977. Somos un partido muy bregado, sabemos lo que es ganar y perder».

Rajoy reconoce que los resultados de las elecciones catalanas no entraban ni en sus quinielas más pesimistas, pero trata de contextualizar la votación en un marco muy concreto: Cataluña y dentro de un escenario muy complejo. Así, considera que sus números no se pueden extrapolar a unas hipotéticas generales, tratando de generar un cortafuegos ante el crecimiento de Ciudadanos. En busca de un ejemplo sobre la gran excepcionalidad de estos comicios, no dudó en sacar a colación el discreto resultado de Podemos, cuando esta formación fue la más votada en las generales del 2015.

A la hora de encontrar una explicación sobre esta fuga de votos en su partido, el presidente del Gobierno trata de desvincular esta de la aplicación del 155. «No creo que nos hayan castigado por poner en marcha el 155», dijo, razonando que la fuerza más votada también había apoyado la aplicación del artículo. Rajoy prefirió recurrir al voto útil: «Creo que ha sido por la concentración del voto en la fuerza política que lideraba la oposición».

Más allá de los resultados de su partido, el titular de la Moncloa reflejó que «lo negativo es que los que queríamos el cambio no hemos conseguido los escaños suficientes», pero trató de buscar el lado positivo al recordar «que los independentistas siguen perdiendo apoyos». Rajoy también habló de «un nuevo comienzo» y tendió su mano al futuro Gobierno autonómico para ofrecer un «diálogo realista, siempre dentro de la ley», de cara a «resolver los problemas a los catalanes y generar un marco de certidumbre y seguridad», algo que consideró imprescindible para continuar con el crecimiento económico y para el regreso de las empresas que abandonaron la comunidad durante el desafío secesionista. A este nuevo Ejecutivo catalán, así como al resto de actores políticos, los invitó a centrarse en solventar la gran fractura social que hay en Cataluña: «Eso debería ser la primera obligación de todos».

Como en las grandes ocasiones, Rajoy compareció en Moncloa arropado por la mayor parte de sus ministros (faltaron Montserrat y Nadal) y muchos de sus colaboradores. En sus caras se reflejaba que apenas habían podido pegar ojo. Entre ellos estaba Jorge Moragas, hasta este mismo viernes jefe de su gabinete y uno de sus más estrechos asistentes, pero que a partir de ahora ocupará un cargo diplomático en Nueva York. Rajoy desvinculó este movimiento de los resultados de las catalanas.«Pueden hacer las interpretaciones que quieran, pero si me hacen caso, no busquen ninguna motivación política. Ya hace tiempo quería dar un giro a su vida. Creo que para España es muy positivo», aclaró. Oficialmente todavía no tiene sustituto, aunque fuentes del Gobierno deslizan que «ya está todo pensado». Sin embargo, prefieren no aportar ningún nombre.

Moragas fue uno de las personas más influyentes a la hora de tomar todas las decisiones para responder al desafío independentista, y Rajoy fue cuestionado sobre si se arrepentía respecto a las formas y a los ritmos que se emplearon para recurrir al 155. «Hay muchas opiniones y todas son discutibles. Creo que convocar elecciones era mandar un mensaje a todos. El 155 creo que se aplicó como debía hacerse. Creo que fuimos prudentes. Se aplicó con el consenso de una enorme mayoría en el Senado y con el apoyo de la primera, segunda y cuarta fuerza en el Congreso. Se aplicó de una forma inteligente. Con el consenso de toda Europa. Las cosas han funcionado muy bien a lo largo de este período», defendió. El jefe el Ejecutivo desvinculó la decisión de recurrir al 155 de cualquier tipo de interés partidista: «No lo puse en marcha para tener un voto más o un voto menos», y volvió a repetir que la intervención del Gobierno central dejará de tener vigencia en el mismo instante en el que se invista a un nuevo presidente de la Generalitat, tal y como aprobó el Senado en su día.

Por último, Rajoy rechazó el ofrecimiento del expresidente catalán Carles Puigdemont de mantener un encuentro en el extranjero, y recordó que su situación procesal de algunas de estas personas «no depende de la votación de ayer, sino de las decisiones que adopte la Justicia».