«Yo no parí un monstruo, pero es un monstruo», dice la madre de El Chicle

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRO / LA VOZ

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Carmela Queijeiro

La familia de Abuín Gey desearía cambiar la vida de él por la de ella: «Pero no podemos»

03 ene 2018 . Actualizado a las 20:22 h.

José Enrique Abuín Gey, el Chicle, presunto asesino de Diana Quer, también ha destrozado a su familia. Su madre, Margarita Gey Rodríguez, y la hermana de esta, Mercedes, están bajo tratamiento psiquiátrico. «Su madre no puede dejar de llorar: no por él, por ella puede morir en la cárcel, sino por lo que le hizo a esa chica. De que teníamos un asesino en la familia y que no lo sabíamos».

La madre, entre lágrimas, reconoce que si la esposa de su hijo trató de encubrirlo fue «porque no sabía nada de esto, no sabía por qué era: cuando lo supo reconoció que no había estado esa noche con él. Está muy mal: no por él, por su hija y por la familia de Diana Quer. Se pregunta con quién vivía». Confiesa que todos siguen conmocionados: «Lo siento mucho, no esperaba esto de mi hijo, me pongo en el lugar de los padres de Diana y me duele con toda el alma lo que están viviendo. Lo siento, me duele como si fuera una hija mía».

Sobre si la mujer de su hijo está preocupada, reconoce que «sí, por su hija». «Y nosotros también: somos sus padres, del asesino, lo digo así, con todas las palabras. Es mi hijo, pero es un monstruo. Yo no parí un monstruo, pero es un monstruo», añade.

Margarita Gey reconoció que su hijo les dijo hace meses que había estado investigado por la Guardia Civil por el caso Diana Quer, pero «que no salió nada, que habían revisado su coche y que no encontraron nada, que era inocente».

Mercedes Gey es la tía del Chicle. Vive en una casa que está pegada a la de la madre del presunto asesino. Reconoce que el tema Diana Quer salió muchas veces mientras todos comían: «Hablábamos sobre la chica. "¿Quién se la pudo llevar?" No se inmutaba, paso por delante de la nave cuarenta mil veces y ni se puso nervioso, teníamos al asesino en casa. Hablan de que pudo haber más: es un asesino, para mí acabó».

¿Su mujer sabía algo? «No sabía nada: él andaba por ahí, solo como un perro, había veces en que no paraba en casa para dormir en dos días. Cuando supo lo que había, habló. Ella también está deshecha, al igual que su hija».

Su tía no duda en desearle la misma muerte al Chicle: «¿Cadena perpetua? Ojalá hubiese pena de muerte. No siento nada por él, lo siento por la familia que se quedó sin una niña que estaba empezando a vivir. Por mí, que lo maten mañana mismo, pero aquí que no lo vengan a enterrar». Confiesa que ni ella ni ningún familiar pretenden visitarlo: «Antes, que me partan las piernas». Sobre si las disculpas a la familia de Diana valen de algo, confiesa: «¿Que le vas pedir? Sabe Dios el dolor que están pasando, pero ¿de qué vale? Está m uerta y no le podemos devolver la vida: ojalá pudiéramos cambiar la vida de él por la de ella, pero no podemos».

El padre: «Es mentira, no mata una gallina ni un ratón. No tiene cojones»

A pesar de que la madre definió a su hijo como un monstruo, su progenitor niega que esté relacionado con el caso Diana Quer: «Eso es mentira, no mata una gallina ni un ratón. No tiene cojones». Preguntado sobre el caso, asegura que «la Guardia Civil se equivoca con él, las cosas se están haciendo mal».

En el seno de la familia del Chicle se preguntan cómo un hombre que fue incapaz de enterrar a su perro pasó a matar a una joven de 18 años. «No fue capaz de enterrar a su perro cuando se le murió, tuvo que ir su padre para hacerlo, no paraba de llorar». La que habla es su tía Mercedes Gey, incapaz de entender lo que ha pasado: «Es una mancha negra para la familia, esperemos que no haya más muchachas».

Los héroes de Boiro

Mientras, uno de los dos jóvenes que el pasado 25 de diciembre salvaron a una mujer en Boiro de ser raptada por el Chicle asegura que ambos respiran más tranquilos después de que este entrase en prisión: «Aun así, queremos mantener el anonimato, a pesar de que él está en la cárcel hay otros fuera y no queremos tener problemas. Él nos vio la cara y esa incertidumbre está ahí». Sobre los mensajes de reconocimiento que les están llegando, aseguran que están «orgullosos», aunque afirman que «es lo que haría cualquiera».