La investidura de Puigdemont pasa por la cárcel

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

LLUIS GENE | AFP

El independentismo no hará oficial hasta el último minuto la elección telemática de Puigdemont para impedir un recurso

18 ene 2018 . Actualizado a las 13:27 h.

Tras hacerse con el control del Parlamento, el independentismo sigue manteniendo la ficción de que Puigdemont será investido presidente, pero eso solo será posible si regresa a España, lo que implicaría ingresar en la cárcel.

¿Puede Puigdemont ser investido telemáticamente?

Los letrados del Parlamento catalán lo consideran imposible, ya que es imprescindible la presencia física del candidato. El Gobierno recurrirá al Tribunal Constitucional en cuanto se formalice una investidura de Puigdemont desde Bruselas.

¿Qué consecuencias tendría un recurso?

La admisión a trámite del recurso paralizaría el proceso de inmediato a la espera de la sentencia. Si a pesar de ello el presidente de la Cámara permitiera una investidura telemática, incurriría en delito de desobediencia. La duda es si la paralización del proceso impediría que a partir del 31 de enero empiece a contar el plazo de dos meses a partir del cual sería obligatorio convocar unas nuevas elecciones. El artículo 155 seguiría vigente en todo caso hasta que haya nuevo Gobierno.

¿Cuándo se sabrá si Puigdemont aspira o no a ser investido a distancia?

El pleno de investidura debe celebrarse como muy tarde el 31 de enero. Y el presidente de la Cámara debe convocarlo con 48 horas de antelación. Pero el suspense puede mantenerse hasta el último minuto, porque podría convocarse la investidura de Puigdemont sin aclarar si será telemática o presencial, para impedir un recurso. Y, por esa capacidad de sorpresa, podría llegarse incluso a que se celebrara la votación con Puigdemont en Bruselas, aunque su investidura sería también anulada tras el recurso al Constitucional. Algo que conduciría a un grave conflicto.

¿Qué alternativas tiene Puigdemont para poder ser investido?

Si quiere ser presidente, tendrá que regresar a España. El Gobierno empieza a temer esa opción, que lo pondría en una situación muy comprometida. Puigdemont sería inmediatamente encarcelado, y quedaría a expensas de ser autorizado a salir de prisión para defender su programa. Existe ya el precedente del preso de ETA Juan Carlos Yoldi, que fue candidato a lendakari por HB. En ese caso, podría ser elegido con 66 votos independentistas, incluido el suyo, sin necesidad siquiera de que regresaran los otros cuatro exconsejeros fugados. Tras ser investido, regresaría a prisión, lo que podría generar graves problemas.

¿Puede un preso presidir la Generalitat?

En teoría, nada lo impide. En la práctica es inviable y sería una presidencia simbólica. Un conseller en cap tendría que asumir todas las gestiones diarias. Además, en el momento en el que Puigdemont fuera condenado dejaría de ser presidente.

¿Puede ser investido otro independentista si no regresa Puigdemont?

Los letrados de la Cámara opinan que los fugados no pueden votar telemáticamente ni delegar su voto, al contrario que los que se encuentran en prisión. Y, de permitirse, el Gobierno también lo recurriría. Por tanto, si Puigdemont y los otros cuatro fugados no regresan, cualquier candidato independentista necesitaría de la abstención o el voto en blanco de Catalunya en Comú para ser investido, tal y como ha sucedido en la elección del presidente del Parlamento catalán, ya que los independentistas solo sumarían 65 escaños, los mismos que los de toda la oposición.

¿Quién podría ser el candidato alternativo?

La investidura de Oriol Junqueras, y no de un candidato de Junts per Catalunya, se antoja imposible después de que un miembro de ERC presida el Parlamento. La opción de Jordi Turull presenta el problema de que sería destituido en el momento en el que fuera procesado. La opción más viable es la de la jefa de campaña, Elsa Artadi, de la máxima confianza de Puigdemont y sin causas judiciales pendientes.

¿Puede haber finalmente nuevas elecciones?

La CUP ya acusó ayer al nuevo presidente del Parlamento catalán de «traicionar» el mandato del 1-O. Cualquier candidato que no asuma la unilateralidad y la desobediencia podría perder el apoyo de los antisistema, lo que llevaría a nuevas elecciones.