Encerrona machista en una cena benéfica de Londres: «Había manos que subían por las faldas y manos en los traseros»

EFE / La Voz LONDRES

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La periodista que se infiltró en la fiesta como azafata, Madison Marriage, relató sus primeras impresiones nada más salir del evento
La periodista que se infiltró en la fiesta como azafata, Madison Marriage, relató sus primeras impresiones nada más salir del evento Financial Times

El escándalo del evento en el que 130 azafatas sufrieron acoso se cobró la dimisión de un alto cargo del Gobierno británico

25 ene 2018 . Actualizado a las 15:02 h.

Un alto cargo del Ministerio de Educación británico dimitió este miércoles tras haber ayudado a organizar una polémica cena solo para hombres en un hotel de lujo de Londres, a la que acudieron empresarios y políticos, cuyos asistentes han sido acusados de acosar a las camareras, 130 mujeres a las que se exigió vestir trajes cortos, con ropa interior a juego y tacones y a las que se advirtió de que los invitados podrían ser «molestos».

David Meller, miembro no ejecutivo del consejo de dirección del departamento de Educación desde 2013, abandonó su cargo después de que una periodista infiltrada del diario Financial Times revelara detalles sobre la cena, bautizada como Presidents Club Charity Dinner, que se celebró la semana pasada en el exclusivo hotel Dorchester de Londres.

Al evento, organizado para recaudar fondos para organizaciones benéficas, asistieron unas 360 figuras del mundo de los negocios y la política, y para la ocasión se contrató a 130 azafatas, entre ellas la reportera infiltrada.

La crónica del Financial Times sobre la cena desvela que «muchas azafatas, algunas de ellas estudiantes que estaban allí para ganar un dinero extra, fueron manoseadas, acosadas sexualmente y recibieron proposiciones».

Las azafatas debían vestir trajes cortos y tacones y se les advirtió de que los invitados podrían ser «molestos» Durante las seis horas que duró la velada, incluida la fiesta posterior a la cena, las mujeres recibieron todo tipo de «comentarios lascivos y peticiones para acompañar a los asistentes a alguna habitación del Dorchester», según describe la periodista Madison Marriage. «Había manos que subían por las faldas y manos en los traseros, pero también manos en las caderas, en el estómago y brazos que te rodeaban la cintura de improviso», relató la periodista en una entrevista con la BBC.

Esta cena anual solo para hombres ha sido uno de los acontecimientos destacados del calendario social de la capital británica durante los últimos 33 años, según la cadena pública.

En la subasta benéfica que se celebró durante el acto se podía pujar por asistir a un «almuerzo» con el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, y por «tomar el té» con el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney.

Entre las firmas que «patrocinaron» algunas de las mesas del evento, según el Financial Times, estuvieron la compañía de publicidad WPP, una de las empresas que cotizan en el FTSE-100, la firma de inversiones y análisis de mercado CMC Markets, y la inmobiliaria Frogmore.

Según el plan de asientos para la cena, al que tuvo acceso el el diario, estaba previsto que participaran, entre otros, el director de inversiones de Barclays en Oriente Medio, Makram Azar, y el fundador del hedge fund Duet Group, Henry Gabay.

También estaba prevista, según el diario, la asistencia del recién nombrado subsecretario de Estado para la Infancia y las Familias, Nadhim Zahawi, y el miembro laborista de la Cámara de los Lores Jonathan Mendelsohn.

Un portavoz de Downing Street, despacho oficial de la primera ministra, la conservadora Theresa May, afirmó que la jefa de Gobierno se siente «incómoda» ante las informaciones que se han publicado sobre la cena y subrayó que se trata «de un evento al que ella no podría haber sido invitada».

La secretaria de Estado de Educación, Anne Milton, preguntada sobre el asunto en la Cámara de los Comunes, afirmó por su parte que la dimisión de Meller, uno de los organizadores de la cena, fue la decisión «correcta».

«Me parece bastante extraordinario que en el siglo XXI todavía emerjan alegaciones de este tipo. Las mujeres tienen derecho a sentirse seguras en cualquier lugar en el que trabajen», afirmó la secretaria de Estado.