El «Sapiens» inició la conquista del planeta mucho antes de lo pensado

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Un fósil hallado en Israel revela que el hombre moderno salió de África 60.000 años antes de lo que se creía

10 jul 2019 . Actualizado a las 20:14 h.

«He visto un fósil de Sapiens tremendo, de libro». A la paleoantropóloga ourensana María Martinón Torres, actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, no le falló el olfato. Fue hace seis años cuando el investigador Israel Herskovitz le enseñó un fragmento fósil de maxilar izquierdo, con sus ocho dientes, en su despacho de la Universidad de Tel Aviv. Había sido hallado en la cueva de Misliya y Herskovitz requirió la colaboración de Martinón y del también gallego José María Bermúdez de Castro, dos de los mayores expertos mundiales en dentición fósil, para identificar a qué especie correspondía una reliquia que se creía excepcional. La sospecha, después de varios años de análisis de todo tipo, se acaba de confirmar en un estudio publicado en Science: es la huella del primer Homo Sapiens que salió de África. Y lo hizo 60.000 años antes de lo que se pensaba. El maxilar se ha datado en un rango de edad comprendido entre 177.000 y 194.000 años, lo que sugiere que la primera migración de nuestra especie fuera del continente africano se produjo mucho antes de lo conocido.

«Es un dato sorprendente, porque los estudios genéticos de los fósiles más antiguos de nuestra especie revelan una antigüedad de unos 200.000 años», explica Bermúdez de Castro, uno de los codirectores de Atapuerca y que también ha participado en el estudio. Esto sugiere que o bien los Sapiens comenzaron su migración al poco tiempo de surgir como especie o que su origen es anterior a lo que se ha documentado. Aunque quizás tampoco esté en Jebel Irhoud (Marruecos) donde el pasado año se encontraron restos de 300.000 años que se atribuyeron en principio al hombre moderno. Bermúdez no lo cree así. «No lo son del todo -dice- porque son de cráneos mas aplanados, y no redondos y esféricos. En todo caso serían Sapiens arcaicos». Es una opinión compartida por su colega Juan Luis Arsuaga. «Son -precisa- antepasados de nuestra especie, pero no pertenecen a ella, lo que todavía da más importancia al hallazgo de Israel». 

Eran cazadores de grandes especies y controlaban el uso del fuego

Hasta el momento, los restos más antiguos de Homo Sapiens fuera de África se habían identificado en el Corredor Levantino y en China y estaban datados entre 80.000 y 120.000 años. Pero el hallazgo de Israel cambia el escenario evolutivo. «En los textos clásicos sobre evolución humana se recoge que la historia de nuestra especie es bastante reciente y exclusivamente africana. Pero el hallazgo de Misliya revela que la historia del origen del Sapiens y, sobre todo, la de su exitosa dispersión y conquista del planeta empezó al menos 60.000 años antes», explica María Martinón Torres.

Los habitantes de la cueva eran cazadores de grandes especies, como uros, gamos persas y gacelas, controlaban la producción de fuego en hogares, utilizaban ampliamente las plantas y elaboraban herramientas líticas del Paleolítico medio temprano, para lo que empleaban sofisticadas técnicas innovadoras, similares a las encontradas con los primeros humanos modernos en África.

De Oriente Medio, su camino de peregrinación fue hacia el este de Asia, pero nunca hacia el norte. «Probablemente nunca encontremos fósiles de Sapiens más arriba de estas latitudes», apunta José María Bermúdez de Castro, que sostiene su apreciación en el hecho de que los primeros emigrantes de nuestra especie se encontraron probablemente con dos grandes barreras que les impedían explorar el norte: la climática, ya que aún no estaban evolutivamente preparados para soportar el frío, como los neandertales, y la competencia con esta misma especie, «que era muy potente».